La costumbre más repulsiva de la Edad Media: los reyes y los nobles eran todavía más asquerosos

Sobre la Edad Media cae una enorme leyenda negra, pero eso no quita que sea cierto que la higiene, al menos desde nuestro punto de vista, brillase por su ausencia. De hecho, hay alguna costumbre impuesta por reyes que así lo demuestra.
Una de las más repulsivas estaba directamente relacionada con la higiene bucal, o más bien con su ausencia. Durante siglos tanto campesinos como reyes y nobles convivieron con dientes podridos, mal aliento y enfermedades orales que no sólo afectaban a la salud, sino que también marcaban la estética y la vida cotidiana de toda Europa.
De hecho, los nobles y los grandes reyes no sólo también padecían este tipo de problemas, sino que por sus hábitos dietéticos podían llegar a ser mucho más graves que entre las clases populares.
La costumbre más asquerosa de la Edad Media: tener los dientes podridos
En la Edad Media el cuidado dental prácticamente no existía. No había cepillos de dientes tal y como los conocemos hoy en día, ni pasta de dientes especializada, ni mucho menos dentistas capaces de prevenir la caries.
Las personas se limitaban a frotar los dientes con telas ásperas, ramas de hierbas o incluso ceniza mezclada con agua. Estos remedios caseros apenas servían para limpiar superficialmente, pero no lograban eliminar la acumulación de sarro ni detener las infecciones.
Lo sorprendente es que esta falta de higiene afectaba por igual a todos los estratos sociales. Por supuesto los campesinos sufrían caries dolorosas y pérdidas dentales desde edades tempranas.
Pero en las cortes reales la situación no era mucho mejor y parte de la culpa era de la dieta. Los reyes y nobles comían banquetes cargados de pan blanco, carnes y, a partir del siglo XI, cada vez más azúcar procedente del comercio mediterráneo.
El azúcar estaba considerado un lujo, pero lo que no sabían es que estaba acelerando la descomposición de sus piezas dentales hasta el punto de que los más poderosos del reino también eran los más afectados.
Las enfermedades bucales de la Edad Media que hoy serían evitables
Las consecuencias de esta costumbre eran muy graves. La caries no tratada derivaba en infecciones, abscesos y dolores insoportables que en ocasiones podían resultar mortales.
Al no existir antibióticos ni tratamientos odontológicos adecuados, una simple infección bucal podía extenderse y provocar fiebre, septicemia y la muerte.
Por ejemplo, algunos registros mencionan con frecuencia a nobles y monarcas aquejados por dolores de muelas que les impedían dormir o asistir a consejos de gobierno.
De hecho, la halitosis crónica estaba tan extendida que llegó a considerarse algo normal, un mal inevitable de la condición humana. La cantidad de perfumes que se usaban en las cortes para tapar estos y otros olores no eran suficientes.
La asquerosa costumbre medieval que parecía no tener solución entre los nobles
Y es que los intentos de solución eran demasiado rudimentarios. Se empleaban hierbas aromáticas como menta o salvia para mascar, y en algunos lugares se hervían raíces en vino con la esperanza de aliviar el dolor.
Cuando el sufrimiento era insoportable, se recurría a la extracción de dientes, una práctica realizada por barberos o herreros más que por médicos, con resultados muchas veces desastrosos.
Además, en casi ningún caso se planteaban cambiar la dieta medieval que seguían los nobles, por lo que el problema cada vez iba a más.