Clara Campoamor: una vida por los derechos de la mujer
El legado de Clara Campoamor en nuestro país es innegable. Su mayor logro y lucha fue conseguir el sufragio femenino en España que llegó a incluirse finamente en la Constitución republicana del año 1931. Exiliada a Suiza por la Guerra Civil, escritora, abogada, política, la madrileña fue una de las precursoras del avance de la vida de la mujer en nuestro país.
Hija de costureros
Clara Campoamor nació en Madrid nació en el seno de una familia humilde de Madrid el 12 de febrero de 1888. Hija de costurera y del contable Manuel Campoamor, tuvo que dejar la escuela a los 10 años de edad por la repentina muerte de su padre. Trabajando ayudó a su familia a salir adelante desempeñando empleos muy diferentes como modista, telefonista o dependienta.
En el año 1909 consiguió una plaza en Telégragos de Zaragoza, y regresó a Madrid cinco años después para ocupar una plaza en el Ministerio de Instrucción Pública. Con su trabajo, y su incursión en el periodismo como secretaria de Salvador Cánovas Cervantes, director de La Tribuna, hizo que Clara Campoamor se interesase por la política del país cada vez más.
Diez años después de dejar los estudios, la madrileña los retomó en 1920 iniciando bachiller y posteriormente graduándose como abogada por la Universidad Complutense en 1924.
Sufragio femenino
Fue en la facultad de Derecho donde más se volcó en la lucha con los derechos de la mujer y comenzó a dar conferencias en lugares como la Asociación Femenina Universitaria o en la Academia de la Jurisprudencia.
Con esto, la relevancia de sus charlas, su convicción y la llegada de la II República a España en abril del 31, llevaron a Clara Campoamor a ocupar un lugar privilegiado en la política española de la época.
Campoamor se implicó en la elaboración de la nueva Constitución del 31 con 21 diputados como compañeros. En este texto se lucho por la no discriminación racial, sexual y se buscaba la igualdad real entre hombre sy mujeres.
Para poder aprobar el sufragio, se dio un debate en las Cortes donde algunos socialistas y republicanos no veían con buenos ojos el voto de la mujer. Estos argumentaron que las mujeres para votar estarían influenciadas por la iglesia, y por lo tanto votarían a la derecha.
A pesar de todo, el 1 de octubre de 1931, tras un gran debate, donde Clara Campoamor salió victoriosa, 161 votos a favor confirmaron el sufragio femenino por primera vez en España, que se hizo efectivo por primera vez en 1933.