Historia negra

Albert Fish, el caníbal que abusó de más de 100 niños

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Albert Fish, el vampiro de Brooklyn

Pocas historias llaman tanto la atención y resultan tan aterradoras como la de Albert Fish, el conocido como vampiro de Brooklyn. Este hombre tranquilo, nacido en 1870 en Washington DC, fue acusado de al menos tres asesinatos y confesó haber violado a 100 niños a lo largo de su vida. Después, la policía demostró que también era autor de actos de canibalismo que acabaron con la vida de varios niños durante su periodo de actividad delictiva.

Ya desde su nacimiento, Fish venía con el estigma de que en su familia había varios deficientes mentales. Todo se junto para el joven Fish, cuando su padre murió de un infarto y su madre, sin un dólar en su poder, lo mandó al orfanato.

Durante su época en el orfanato, Fish, que cambió su nombre a Albert por su hermano, pasó muchos años de burlas, vejaciones y abusos en el orfanato, pero también hizo un sorprendente descubrimiento: el placer que sentía con la violencia física. Los golpes le llegaban a provocar orgasmos.

Con 12, cuando su madre consiguió un trabajo, lo sacó del orfanato y comenzó una relación homosexual con el hijo de un telegrafista. Poco después, ya con 20 años, los deseos de sangre comenzaron a ser muy fuertes en Fish que comenzó a violar adolescentes y se ejerció la prostitución. Además, descubrió su pasión por la coprofagia y la urofagia. 

Su madre, cansada de ver a su hijo convertido en un ser gris y depravado, pensó que casarle con alguien sería una buena solución. Al principio parece que le fue bien a Fish. Se casó y tuvo seis hijos.

Violaciones continuadas

El matrimonio no fue más que una manta para ocultar lo que tenía detrás Albert Fish. Se convirtió en pintor de brocha gorda y aprovechaba sus estancias en casas de desconocidos para violar a sus hijos, que en su mayoría no superaban los 6 años de edad.

Además, se convirtió en asiduo a los burdeles y exigía a las prostitutas que lo azotaran, a veces hasta sangrar. Las ansias de carne de Fish estaban descontroladas y comenzó una espiral de violencia y asesinatos que lo llevarían hasta la silla eléctrica.

Cuando en 1917 su mujer lo abandonó por otro hombre, Fish comenzó su gran descenso a los infiernos. Juraba oír voces, entre ella al apóstol San Juan, y ya con 60 años comenzó a matar sin control. Sus dos primeras víctimas fueron un niño con retraso mental y joven de color, que inauguraron el periodo más negro en la vida de Fish.

La carta

El 28 de mayo de 1928, Albert Fish se presentó en la casa de Edward Budd. El hombre había publicado un anuncio en el periódico pidiendo trabajo. Fish se presentó con el nombre de Frank Howard, un granjero de Nueva York, que pretendía contratar a Budd. Era todo una excusa para volver a matar. Se piensa que el primer pensamiento de Fish era matar al propio Edward, aunque sobrepasaba la edad de 18 años y era demasiado mayor para los gustos de Fish.

Pero Budd tenía una hermana de diez años, Grace, que se convirtió en el objetivo de Fish. Días después de sus primera visita, Fish volvió a la casa de los Budd para contratar al hijo mayor. Con esta promesa pidió a sus padre que Grace fuera con él a la fiesta de cumpleaños de la hija de su hermana, y sus padres accedieron. Jamás volvieron a verla.

La policía detuvo a un hombre que se parecía físicamente a Fish, Charles Pope, como sospechoso de la desaparición. El hombre pasó 108 días en la cárcel, hasta que seis años después, en 1934, una supuesta carta anónima llegó a la familia Buud.

La carta era de Albert Fish, como se supo después. En ella confesaba como había matado a Grace después de sacarla de su casa. Según el texto, Fish la había torturado y cortado en pedazos y durante los nueve días siguiente estuvo comiéndose el cuerpo de Grace: «Me llevó nueve días comer su cuerpo entero estaba deliciosa, carnosa y jugosa. No la follé aunque podría haberlo hecho si lo hubiera deseado. Murió virgen» finalizaba la carta.

Esta confesión ayudó a la policía para encontrar a Fish que fue detenido día después. Ya en prisión, Fish confesó más asesinatos caníbales de niños, al menos cinco más, aunque se piensa que fueron muchos más a lo largo de su vida. Fue ejecutado en la silla eléctrica el 16 de enero de 1936.

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