Álvaro Morata no sólo se convirtió este lunes en el protagonista de la gran fiesta con la que la selección española celebró la cuarta Eurocopa de España, sino que también conquistó a la Guardia Civil y a la Policía Nacional a su llegada a Madrid. Por un lado, el capitán del conjunto nacional se metió en el bolsillo a todos los aficionados que abarrotaron la plaza de Cibeles al ejercer como maestro de ceremonia y, por otro, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado al deshacerse en vítores frente a ellos.

Nada más bajar del autobús, a su llegada a España, Morata quiso tener un gesto con los agentes que formaban parte del dispositivo de seguridad y que, además de ejercer su función, se mostraron ante La Roja como cualquier otro aficionado español. Así, el jugador del combinado nacional rindió homenaje al cuerpo de la Benemérita y de la Policía Nacional: «¡Viva la Guardia Civil! ¡Viva la Policía Nacional!». Culminó con un «¡viva España!», frente a unos compañeros de selección desatados de la risa ante el entusiasmo del capitán del equipo de Luis de la Fuente.

Morata continuó representando el papel protagonista de la jornada a la llegada del autobús en el que los jugadores recorrieron la capital madrileña a la plaza de Cibeles. Sobre el escenario, sorprendió a los aficionados de La Roja con una actitud poco común en el jugador, que acostumbra a mostrarse mucho más cohibido y contenido.

Fiesta salvaje

El capitán de la selección española fue dando paso uno a uno a todos sus compañeros de la plantilla, con los que protagonizó -en todos los casos- algún momento destacable de la noche. Finalmente, una vez que estuvieron todos reunidos sobre el escenario, se dio paso a las actuaciones musicales, entre ellas la de Aitana -que dio lugar a una curiosa pillada a Gavi y Nico Williams- o la de Isabel Aaiún, que interpretó el tema que se ha convertido casi en un himno de esta Eurocopa para La Roja y con la que se desató la locura: Potra Salvaje.

En línea con el título de la canción, la de este lunes fue la fiesta más salvaje de la historia de España. La selección sacó a las calles de la capital a 500.000 aficionados que festejaron la conquista del título frente a Inglaterra en el estadio Olímpico de Berlín.

Críticas a Morata, Rodri y Carvajal

Uno de los momentos de la noche que más trascendencia ha tenido es, precisamente, el protagonizado por Morata y Rodri Hernández, cuando dieron rienda suelta a la euforia por haber batido a los británicos con el cántico «¡Gibraltar español!». A pesar de que todos los presentes siguieron los cánticos del capitán de la selección y del jugador del Manchester City -que juega, por tanto, en Inglaterra-, buena parte de la izquierda se ha mostrado indignada por esto.

Al paso de las críticas ha salido este martes el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, uno de los asistentes que repitió la frase junto a la infanta Elena, desde la primera fila. El primer edil ha confesado que «disfrutó como un cerdo en una charca» y ha defendido que los futbolistas de La Roja «no dijeron nada que no sienta el común de los españoles» cuanto pronunciaron la frase, «un cántico muy bueno», considera.

Las mismas voces que han criticado ese momento han sido las que han censurado a Dani Carvajal por el frío saludo a Pedro Sánchez en La Moncloa, en el acto institucional al que la selección asistió obligada, dado que el conjunto está molesto con el presidente por haber politizado continuamente al equipo y por varios feos que le ha dedicado. A este respecto, Almeida ha declarado que le parece «el colmo» que se le exija «un grado de efusividad» concreto para dirigirse a Sánchez, y que «no pasa nada por no ponerle una sonrisa». «A lo mejor al presidente le hubiera gustado que hubiera sido más efusivo», ha ironizado.