Casa Cornide

La Xunta del PP obliga a los Franco a abrir al público el otro palacete que La Coruña donó al dictador

El Ayuntamiento coruñés regaló el edificio a la esposa del dictador en 1962

Pasó a manos de Franco 22 años después de hacerse con el Palacio de Meirás, que el Estado recuperó por sentencia en 2021

Franco palacete
El palacete Casa Cornide, en La Coruña capital (Foto: EFE).
Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

La Xunta de Galicia obliga a los herederos de Franco a abrir al público durante varios días al mes el palacete Casa Cornide, situado en La Coruña capital, del que son propietarios. Lo heredaron de la esposa del dictador, Carmen Polo, a la que el Ayuntamiento coruñés regaló este emblemático edificio en 1962. Al estar casados en régimen de gananciales, el propio Franco adquirió derechos sobre ese palacio. En el régimen de gananciales, los cónyuges disfrutan del derecho de usufructo vitalicio de todos los bienes adquiridos por cualquiera de ellos durante el matrimonio.

El caso de este palacete situado en la capital coruñesa se añade al del Pazo de Meirás, que pasó a manos de Franco poco después de acabar la Guerra Civil. Meirás, situado en el concejo de Sada (La Coruña) ha sido objeto de un largo litigio entre el Estado y los herederos del dictador. En 2021, la Audiencia Provincial de La Coruña determinó que la adquisición del Pazo de Meirás por parte de Franco fue ilícita y que el edificio era del Estado. Los Franco, que mantienen recurrida esa sentencia ante el Supremo, perdieron la propiedad del emblemático pazo que antes que al dictador había pertenecido a la escritora Emilia Pardo Bazán.

En el caso de Casa Cornide, se trata de un palacete construido en el siglo XVIII. Es una destacada muestra de la arquitectura residencial que se levantó en Galicia durante la Ilustración. Está en el centro de La Coruña. Antes de pasar a los Franco, fue propiedad del Ministerio de Educación y, posteriormente, del Ayuntamiento de la ciudad. Éste se lo donó a Carmen Polo trece años antes de que enviudara por el fallecimiento del dictador, el 20 de noviembre de 1975. El Ayuntamiento de La Coruña, por unanimidad, ha decidido emprender acciones legales para recuperar la Casa Cornide y que pase a ser de nuevo de titularidad pública. Ya ha activado el expediente administrativo y todo apunta a que, como ocurrió en su día con el Pazo de Meirás, acabará en litigio ante los tribunales. Pero, mientras tanto, la Xunta exige a los Franco que abran al público la Casa Cornide varios días al mes.

El palacete Casa Cornide

En cuanto al otro palacete que acabó en manos del matrimonio Franco, este jueves el consejero de Cultura de la Xunta, José López, ha explicado que el Ejecutivo gallego ha urgido a los herederos del dictador a «cumplir la legislación y abrir cuatro días al mes» este palacete. Es una obligación derivada del valor histórico-artístico de este inmueble, que la Administración autonómica declaró Bien de Interior Cultural en 2023, dos años después de que decidiera incoar expediente para esa catalogación. Fue durante el mandato de Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta cuando se impulsó la declaración de Bien de Interés Cultural. Ahora es el presidente regional Alfonso Rueda el que está urgiendo a la aplicación de los efectos de dicha catalogación.

López ha asegurado que su departamento «comunicó a la familia Franco» la semana pasada que «tiene que cumplir la legislación y abrir cuatro días al mes», según informa Efe. No tiene constancia de la recepción de esta comunicación, que fue enviada por correo ordinario, pero ha dicho que los Franco «tienen que mandar ese programa de aperturas» y cumplir así las condiciones que están pendientes desde el inicio del procedimiento hace tres años. Es decir, si no cumplen con esas obligaciones será la Xunta la que emprenda acciones legales para hacerlas cumplir.

Los Franco alegaron

Los herederos de Franco han tratado de esquivar la apertura al público de este palacete de La Coruña. Lo han hecho alegando argumentos que la Xunta considera falsos. Así, el pasado 8 de marzo los herederos del dictador pidieron estar exentos de abrir al público la Casa Cornide porque, arguyeron, la Ley de Patrimonio Cultural de Galicia obliga a abrir los BIC cuatro días al mes, pero contempla la dispensa total o parcial de la obligación con causa justificada. Entre otras, que el edificio sea vivienda habitual, algo que en su día ya usaron también como argumento durante el largo pleito del Pazo de Meirás.

La Xunta, sin embargo, considera que la excusa que aportan los Franco es falsa, porque los técnicos del departamento gallego de Patrimonio Cultural ha constatado que la Casa Cornide está casi vacía de muebles. Es decir, no es utilizada como vivienda efectiva. Por eso, la Xunta ha dado un mes de plazo para a los Franco para que le presenten el plan de visitas que debe autorizar la Administración autonómica. De esas visitas públicas sólo queda excluida la parte de la Casa Cornide que está destinada a residencia de los guardeses.

Litigio sobre la propiedad

Por otra parte, el pleno municipal de A Coruña acaba de aprobar por unanimidad emprender acciones legales para arrebatar la Casa Cornide a los Franco y que vuelva a manos del Ayuntamiento coruñés. El Consistorio defenderá la nulidad de la transmisión que se hizo en 1962 a favor de la esposa del dictador. En este procedimiento legal, el Ayuntamiento de La Coruña va a recabar el apoyo de los ministerios de Educación y de Hacienda.

De momento, esta reclamación se encuentra en fase administrativa. Los actuales propietarios, los herederos del dictador, tienen un plazo de 15 días para presentar alegaciones a las pretensiones del Ayuntamiento. El expediente administrativo deberá estar resuelto en un máximo de seis meses. En caso de controversia, el caso acabará en los tribunales de Justicia, como ocurrió en su día con el Pazo de Meirás.

Franco inscribió a su nombre el Pazo de Meirás en 1941 con una supuesta escritura pública de compraventa que era una ficción. Según sentenció la Audiencia de La Coruña, aquella escritura de compraventa fue «una mera apariencia de un negocio inexistente», «una fantasía total» fabricada «para crear una ficción, plasmar un negocio jurídico no existente, pero logrando un título aparente que sí se puede presentar ante el Registro de la Propiedad».

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