ACERCAMIENTO DE LOS ETARRAS

El whatsapp que circula entre policías y guardias civiles: «Los etarras que nos asesinaban ahora son héroes»

Etarras
Javier García Gaztelu, 'Txapote'. (Foto: EFE)
Paula Benito
  • Paula Benito
  • Portadista y redactora de información de última hora. Escribo sobre política, internacional y sociedad. Antes, en La Sexta. Contacto: paula.benito@okdiario.

Agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están compartiendo un mensaje en redes sociales, sobre todo en Whatsapp, que se ha hecho muy viral en los últimos días.

En este whatsapp se muestran muy críticos con el acercamiento de Txapote, Parot y otros etarras a las cárceles del País Vasco. Algo que anunció el Gobierno la pasada semana. «Los que sobrevivimos al genocidio de policías y guardias civiles, ingenuamente creíamos que había valido la pena derrotar ETA y lograr la paz ciudadana y una España más segura y libre», destaca este discurso.

«Me equivoqué porque, al parecer, el cuento no era como mi Gobierno me dijo. Y es que, quienes asesinaban cobardemente por la a espalda a los ángeles azules y verdes (policías y guardias civiles), lo hacían dentro una lucha por la libertad de todos los españoles», prosigue el texto antes de destacar que «por ello, ahora el Gobierno los saca de la cárcel y les hace homenajes con honores de héroes».

Asimismo, consideran que se equivocaron porque «ser un cobarde asesino y un carnicero despiadado hubiera sido mejor oficio con buena paga y mejor jubilación como diputado». «Además, seríamos agasajados y hasta el Gobierno me trataría como a un igual». «Hoy aquellos heroicos ángeles azules y verdes somos ya mayores, y aunque no lo buscábamos, tampoco encontramos nunca el reconocimiento a nuestra dura y peligrosa labor y somos ángeles nunca caídos, pero si arrojados a la miseria como premio a nuestra entrega y sacrificio», agrega este comunicado.

A continuación, puedes leer la carta completa que se está difundiendo por los chats de Whatsapp:

«Tras cuatro décadas en la Policía Nacional, hoy tengo que decir lo mismo que dijo Juan Carlos I: «Lo siento me he equivocado, no volverá a suceder». Me equivoqué como lo hicieron decenas de miles de policías y guardias, a los que llamo ángeles azules y verdes. Nos equivocamos de bando, creímos ciegamente en nuestro Gobierno y cuando aún no era un hombre, junto a otros muchos jóvenes, no dudamos en defender la Constitución, que tontos fuimos… Creíamos que el honor estaba en defender al inocente, en reforzar la ley, en proteger al ciudadano, en ser los escoltas de un Estado de derecho, pero qué estúpidos fuimos. Fíjense que estábamos dispuestos a dar la vida por ello, como muchos hermanos azules y verdes la dieron; desdichadas esposas, desamparados huérfanos, madres que sufrían en silencio, escuchando el parte diario de los ángeles azules y verdes que caían a diario.

Los que sobrevivimos al genocidio de policías y guardias, ingenuamente creíamos que había valido la pena derrotar ETA y lograr la paz ciudadana y una España más segura y libre. Pero, ¡cuánta ingenuidad en tan recias espaldas! Lo siento, me he equivocado porque, al parecer, el cuento no era como mi Gobierno me dijo. Quienes asesinaban cobardemente por la espalda a los ángeles azules y verdes, lo hacían en realidad dentro de una lucha por la libertad de todos los españoles. Es por ello que ahora el gobierno de mi país, los saca de las cárceles, les hace homenajes con honores de héroes. Dejaron las capuchas con las que se ocultaban y, con las manos aún manchadas de sangre, juraron por imperativo legal y mi Gobierno lo permitió.

Hoy, aquellos heroicos ángeles azules y verdes somos ya mayores. Aunque no lo buscábamos, tampoco encontramos nunca el reconocimiento a nuestra dura y peligrosa labor y somos ángeles nunca caídos, pero sarrojados a la miseria como premio a nuestra entrega y sacrificio.

Los ángeles azules y verdes no buscamos recompensas, ni agradecimientos Buscamos honor y dignidad, pues no se trata de que mi Gobierno permita que la Policía Nacional y la Guardia Civil tengamos los peores sueldos y pensiones de todas las Policías de Europa, lo que es insufrible es ver todos los días el maltrato miserable que dan a nuestros ya viejos ángeles azules y verdes en comparación con el que dispensan a los asesinos de mis hermanos azules y verdes, unos asesinos que nunca se han arrepentido, ni lo harán jamas.

Me equivoqué. Ser un cobarde asesino y un carnicero despiadado hubiera sido un mejor oficio, con una buena paga y una mejor jubilación como diputado. Además, seríamos agasajados y hasta el Gobierno nos trataría como un igual.

No, no volverá a suceder, sobre todo porque ya mi pulso tiembla y los años han ralentizado mis pasos. Sólo me atormenta una pregunta: ¿Valió la pena tanto miedo, tanto sacrificio, tantas vidas destrozadas, tanto años de duro trabajo?, ¿no hay nadie entre los ciudadanos más jóvenes que diga basta ya?, ¿están ustedes esperando que nuevamente seamos los sexagenarios ángeles azules y verdes, los que volvamos a luchar por la libertad?

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