OKENTREVISTA: 'Caso Pulseras'

Una víctima de las pulseras: «El dispositivo falla siempre, me siento insegura y con más ansiedad»

"Me alertaron de que mi agresor estaba cerca y estaba en el calabozo, no podía ser"

"Falló desde el primer día, me llamaron tras una hora puesta y otro día a las 7 de la mañana"

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Carla no es su nombre real. Es el pseudónimo para preservar la seguridad de esta mujer de 35 años, víctima de violencia de género que durante más de un año ha portado una pulsera antimaltrato del centro Cometa, dependiente del Ministerio de Igualdad. Su testimonio confirma las múltiples deficiencias que destapó OKDIARIO, que han generado más ansiedad que protección.

Madre de familia numerosa y con una orden de alejamiento de 500 metros, Carla ha vivido en primera persona los fallos técnicos, alertas falsas y falta de coordinación de Cometa con la Policía.

Su caso ilustra los problemas estructurales que afectan a miles de mujeres y que han llevado al Gobierno a no renovar el contrato. Ésta es su historia, contada desde el dolor pero también desde la valentía de quien decide alzar la voz para exigir que ninguna mujer más viva la desprotección que ella ha experimentado.

PREGUNTA.- Carla, cuéntanos cómo surgió tu caso.

RESPUESTA.- Hace más de un año que me pusieron la pulsera porque teníamos una orden de alejamiento y él no paraba de quebrantarla. La situación era insostenible: me tiraba cosas a la terraza, unas veces regalos bonitos, otras huevos, me rayó el coche… Yo sabía que si dejaba el vehículo un momento en la calle me iba a hacer algo, y no me equivoqué. La jueza lo vio muy claro: o pulsera o prisión. No me preguntó, fue directo. Y me alegré mucho. Lloré de alegría.

P.- ¿Cómo vivías esos momentos de acoso constante?

R: Era un infierno. Ya no sólo lo veía yo, también la policía le cogió varias veces cerca de mí. Rozaba el acoso y además había menores en casa. No llegaba sólo a tirarme cosas a mi terraza, sino que me rayó el coche. Ese día lo avisé en casa, dije que lo iba a dejar un momento fuera porque siempre lo tengo en el garaje, pero como le conozco y sabía que estaba por ahí… Tardé dos horas en subir al coche y lo tenía rallado. Fui a comisaría a denunciar, pero no hizo falta porque ya le habían detenido por estar cerca de mi casa.

P.- Imagino que cuando te pusieron la pulsera lo tomaste como un alivio, ¿verdad?

R.- Sí, salí supercontenta del juzgado cuando le pusieron la pulsera. Para mí fue un alivio grandísimo porque ya sabía que no le iba a tener cerca. Yo salía a la calle y nada más que miraba para los sitios porque sabía que estaba por ahí escondido o algo. Salimos muy contentos de allí mi abogada y yo.

P.- Pero enseguida empezaron los problemas. Cuéntanos qué pasó el primer día.

R.- A mí me lo pusieron a las 18:00 de la tarde y a las 19:20 me estaba pitando. A mí no me llamó nadie, nadie de Cometa. Como yo no sabía cómo iba esto, llamé yo al centro y me dijeron que era porque iba de pasada, que podía pasar y estar hasta dos minutos y no pasaba nada. Te pone que está el agresor cerca, entonces dices «madre mía, si me lo acaban de poner y esto ya empieza así».

P.- ¿Has llegado a estar mucho tiempo con la alarma sonando?

R.- He llegado a estar más de una hora pitando y a mí nadie me ha dicho nada. Incluso me llegaron a decir que era simplemente para avisarme, que la que me tenía que cuidar era yo. Entonces me tuve que ir, porque ya lo sé, que me tengo que cuidar yo. ¿Pero entonces para qué llevo un dispositivo? Al llegar a mi casa justamente me llamaron para decirme que ya se había alejado. No, la que me alejé fui yo, él no se fue. Y ahí no hicieron nada, ni fue policía ni nadie.

P.- ¿Cómo es el trato que recibes desde el centro Cometa?

R.- Yo creo que me han llegado hasta a vacilar por no escucharme. Cuando me llamaban y yo les contestaba que no me escuchan, me decían con tono: «Carla, Carla bonita, Carla hija…». Una falta de respeto. Y yo tenía que llamar de nuevo porque, si no, nadie me llamaba para saber si estaba cerca, y nadie hace nada.

P.- ¿Puedes explicarnos cómo funcionan las alertas en el dispositivo?

R.- Cuando está en gris es porque él entra en zona prohibida, las zonas que tú tienes para que él no pueda entrar. Yo tengo una casa de un familiar y mi casa. Si tú estás fuera de zona y os encontráis, sale en rojo.

P.- Desde el centro te han dado explicaciones poco creíbles, ¿verdad?

R.- Sí, porque ellos por la velocidad saben que va en coche. Como yo vivo cerca de la M-30, me dicen que claro, que me puede saltar 20 veces, pero si él simplemente está de pasada porque está pasando con el coche, pues no pasa nada. Puede pasar 20 veces, las veces que le dé la gana. Pero si a él le ponen una orden de alejamiento de 500 metros, ¿él lleva un mapa para saber por dónde no puede pisar? Que pase por otra carretera, que hay miles de carreteras.

P.- ¿Qué problema crees que hay realmente en este sistema?

R.- Yo creo que es para saber que está cerca, nada más. Falla el sistema de avisar desde Cometa a la policía y tampoco te dan ninguna información. Ellos simplemente te llaman para avisarte de que puede estar cerca o que se separa del dispositivo, pero ya está. Una vez que han «arreglado» con él lo que sea, te llaman simplemente para decirte que ya está todo correcto, pero a ti nadie te dice nada, nadie te explica nada.

P.- Has vivido situaciones surrealistas, como que te llamen mientras tu agresor estaba detenido.

R.- Me han llamado en un mismo día a las tres, a las cinco, a las siete, cuando ellos están en contacto con la policía y mi agresor está en un calabozo, me están llamando para decir que no saben dónde está porque está separado del dispositivo. Si ellos están en contacto con la policía, ¿cómo no saben que él está en un calabozo? Te llaman preguntando si estás acompañada, dónde estás, que intentes estar en casa… Y es que no lo entendía.

P.- ¿Qué pasó durante el famoso apagón del sistema?

R.- El día del apagón salieron diciendo que se había contactado con todas las víctimas. A mí nadie. Sabiendo que yo estuve todo un día sin aparato, a mí nadie me ha llamado después para preguntarme si estoy bien, cuando sabían que se podían acercar perfectamente a nosotras. Pienso que ahí teníamos que haber estado un poquito más protegidas, por lo menos mandar policías a tu casa o algo. Yo me tuve que quedar en mi casa todo ese día porque sabía que no funcionaba, me pitaba que no había cobertura, que estaba desprotegida.

P.- ¿Cómo ha afectado este sistema a tu tranquilidad emocional?

R.- Más ansiedad. Al principio es verdad que me sentía más protegida, pero según va pasando el tiempo y conoces cómo funciona… Hay veces que siento que tengo ganas hasta de que me lo quiten. Sin estar con pulsera he estado más protegida que con pulsera, más vigilada por la policía. Ahora, como llevo una pulsera, me han dejado un poco de lado.

P.- ¿Has tenido problemas técnicos con el dispositivo?

R.- Me lo han tenido que cambiar ya dos veces porque se queda pillado, y a lo mejor hasta la semana no han venido a cambiarlo. El cargador igual, y me dicen que no puedo usar otro. Si no puedo usar otro y vienes dentro de una semana a cambiarlo, ¿cómo cargo yo el dispositivo? Lo tengo apagado, y encima si lo tengo apagado soy yo la que no ha actuado correctamente.

P.- ¿Qué le pedirías al Gobierno para mejorar este sistema?

R.- Sobre todo que controlaran más a los agresores, que los controlaran más, porque creo que están haciendo lo que quieren. Me llaman para decirme que se separa del dispositivo y no pasa nada, se puede tirar tres o cuatro horas separado y yo encerrada en mi casa sin poder salir, nerviosa, porque no sé si se puede acercar o puede hacer algo. Luego te llaman diciendo que ya está todo correcto y tú te has tirado toda una mañana o tarde sin salir, sin poder hacer tus cosas, para que nadie te explique nada.

P.- ¿Crees que se tendría que haber comprado tecnología de más calidad?

R: Sí, sobre todo el dispositivo. Se ha dicho que esta tecnología se ha comprado en el mercado chino, que está pensada para otro tipo de servicios, como para personas dependientes que se caen. Esto no es una situación así. Yo creo que toda protección que nos puedan dar es poca, porque ellos no saben lo que las víctimas pasamos. Si yo creo que estoy defendida por esto, pues por lo menos que sea algo más seguro. Yo no lo pedí, lo pidió un fiscal, pero cuando lo pidió un fiscal dices «con esto voy a estar segura», y yo veo que no.

P.- ¿Tienes miedo de que estos fallos afecten al juicio?

R.- Sí, de hecho sí. Mi abogada me dice que cada vez que me pasen estas cosas baje a denunciar para que por lo menos conste en comisaría, porque, si no, a lo mejor luego Cometa se puede lavar las manos.

P.- ¿Qué opinas cuando el Gobierno dice que no ha habido desprotección?

R.- Que fallos tienen, y muchos. Yo creo que teníamos que estar más protegidas. Si llevas una pulsera y ves que las pulseras no funcionan, yo creo que estas personas tendrían que estar en prisión. Para mí es lo más seguro para las víctimas, que él esté en prisión.

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