Vicente Gil: «Sánchez y Begoña Gómez sacrificarán a Illa y Puigdemont será presidente»

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Observo, perplejo, cómo mis compañeros de la prensa política y las tertulias, respetando su opinión, no escarmientan con Pedro Sánchez. Excluyo a aquellos que hablan o escriben, simplemente, al dictado de Moncloa y sus argumentarios. Se nota enseguida.

Los análisis y razonamientos sobre lo que pasará en Cataluña van, estos días, acompañados, de nuevo, de frases del estilo de «Sánchez no puede hacer eso» o «cómo va a hacer eso Sánchez», en referencia a la posibilidad de que Sánchez sacrifique a Salvador Illa para darle a Puigdemont la Generalitat si se huele que Puigdemont le puede hacer caer con sus siete votos en el Congreso. Y más si el PP presentara in extremis, por ejemplo, una moción de censura tras las elecciones europeas del 9J para jugársela a que los siete diputados de Junts apoyaran a Feijóo e hicieran caer a Sánchez.

Los satélites monclovitas deslizan, estos días, por las tertulias que Sánchez quiere convocar elecciones anticipadas después del 9J. Ni idea. Pero si los satélites monclovitas filtran esa idea es porque Sánchez quiere hacer todo lo contrario y que no haya generales de nuevo. Las elecciones las carga el diablo y es arriesgarse mucho a perder el poder. Sánchez hará lo que sea más seguro para que su mujer, Begoña Gómez, y él sigan en Moncloa. Necesitan la legislatura completa para controlar desde el poder las investigaciones sobre Begoña y el caso Koldo.

Lo cierto es que es alucinante que aquí casi nadie escarmiente con Sánchez. Con un tipo que se montó una farsa de cinco días usando a su mujer y al propio Jefe del Estado y se borró de la presidencia del Gobierno de España simplemente para restarle protagonismo a Puigdemont y a la amnistía que centraban, absolutamente, la precampaña catalana y desviar el foco hacia Illa porque no despegaba.

Ahora, igual que con Bildu antes del 23J negando que pactarían en Pamplona, el PSOE, Pilar Alegría, los ministros y el pobre Patxi López nos aseguran que «bajo ningún concepto» sacrificarán a Salvador Illa en Cataluña y que no darán la Generalitat a Puigdemont aunque amenace con expulsar a Sánchez de Moncloa. ¿Alguien puede creerse esto?

El 9 de junio son las elecciones europeas. El resultado es crucial. Un único escrutinio nacional que medirá directamente las fuerzas del PP y el PSOE. Si Sánchez se pega un batacazo el 9J frente a Feijóo, como apuntan las encuestas, hará lo que sea por afianzarse en Moncloa. Y claro que, si es necesario, entregará la cabeza de Illa en bandeja si cree que las elecciones anticipadas no le convienen.

En este lamentable duelo al sol entre Sánchez y Puigdemont, con Feijóo a la expectativa, va a ganar, como en el viejo Oeste americano, el que dispare más rápido y mate al otro.

El 30 de mayo (se repite mucho también, pero no está decidido) se supone que el Congreso aprobará definitivamente la amnistía. ¿Y si Sánchez decidiera retrasarla apenas 10 días y esperar a conocer el resultado del 9J? Lo veremos.

Si realmente están tan enfrentados, sería una forma de tener pillado Sánchez a Puigdemont mientras se negocia la Generalitat. Porque si Sanchez convoca elecciones sin estar aprobada del todo la amnistía la ley decaería y habría que empezar de nuevo tras las generales. Y esto no lo quiere Puigdemont.

Si la amnistía se aprueba el día 30 es síntoma, en mi opinión, de que tienen todo ya pactado y hablado. Sea lo que sea. Y lo único que puede ser es cargarse a Illa.

Es todo lamentable, enrevesado y perverso pero es lo que tenemos. Salvador Illa no importa nada en este tablero, aunque por supuesto para el PSOE sería fenomenal que gobernara si no existiera Puigdemont. Pero no es la prioridad. Sánchez tampoco quiere un tripartito en el que Illa dependiera de Comuns-Sumar cuando está a punto de hacerlos desaparecer en España y más si convocara, de verdad, elecciones. Sin el tripartito, Comuns-Sumar pasa a la irrelevancia también en el parlament.

El tripartito o la posibilidad de que ERC deje gobernar a Illa facilitando su investidura se desinfla también. ERC va camino de la desaparición porque ha abandonado su mensaje radical independentista con el rollo de la gestión. A los animales independentistas a los que educaron en el odio, la gestión, la sequía o Rodalíes les importa un pimiento. ERC, con Junqueras, necesita echarse al monte, de nuevo, del independentismo radical si quiere subsistir. Tiene aún muchos cargos municipales a los que mantener.

Por eso Puigdemont ha plantado cara a Sánchez de la forma más inteligente posible. Lo que ha hecho ha sido decirle a Junqueras: «Mira Junqueras. Tú y yo nos odiamos. Te traicioné. Te dije que me quedaría para que me detuvieran también pero salí huyendo como un cobarde a Waterloo en un maletero mientras a vosotros os detuvieron a todos y os chupásteis la cárcel. Pero, oye, Oriol, pelillos a la mar. Vayamos juntos de nuevo o tus bases de ERC, además, te van a echar. Sois un partido asambleario y están que trinan. Y, además, Oriol, tú también odias a Illa».

Puigdemont le está ofreciendo a Jonqueras y a ERC, en definitiva, reeditar ‘Junts Pel Sí’. En las elecciones de 2015, justo antes del proces, JxS obtuvo 62 escaños y 1.650.000 votos, el doble de lo que sacó Illa el domingo.

Esta es la jugada con la que Puigdemont aprieta a Sánchez y que Junqueras no ha visto mal al afirmar, esta tarde, que liderará ERC «sin estar a merced de un presidente español». La terminología ya es, de nuevo, la de Puigdemont: independentista. Junqueras quiere ser Puigdemont porque sólo les queda agarrarse al sueño imposible, al engaño masivo, de la independencia.

Al día siguiente del 9J se constituye la Mesa del Parlament de Cataluña. Ahí ya veremos por dónde van las cosas: si ERC acepta de Illa la presidencia de la cámara para tener carguitos a cambio de la investidura o si ERC y Junts deciden controlar la Mesa para llevar de nuevo adelante una agenda legislativa de ruptura con España y cerrarle el paso a Illa. A Sánchez esto le da igual porque no tendrían mayoría para llevar nada adelante.

Sea lo que sea. Sánchez, como han dicho acertadamente Feijóo y Alejandro Fernández, necesita seguir alimentando el monstruo del proces por más que Illa o el PSC intenten resistirse a las imposiciones nacionales de Moncloa y a los intereses particulares de Sánchez, que es lo único que cuenta en esta historia.

Salvador Illa es un actor secundario en esta historia. Aquí sólo cuenta la supervivencia personal de Sánchez en Moncloa y el futuro judicial de Begoña Gómez.

Por más que los satélites mediáticos de Moncloa nos intenten convencer de lo contrario, ni el proces ha muerto ni el independentismo tampoco. Simplemente están dormidos.

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