Torra ordenó a los Mossos no echar a los CDR del lugar donde acababa una marcha a favor del español
El gobierno de Quim Torra no se atreve a enfrentarse a los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR). Por ello, el presidente catalán ha decidido rendirse y aplicar criterios políticos propios distintos a los que usan los Mossos D’Esquadra: ordenó al cuerpo de policía catalán no expulsar a los radicales independentistas de la plaza del Ayuntamiento donde se encuentran acampados. Allí debía finalizar una marcha convocada por una plataforma en defensa del castellano.
Una decena de independentistas, sin el apoyo de las entidades separatistas, acampaban desde el día de la Diada en las puertas de la Generalitat sin contar con el permiso oportuno. Desde el primer momento, los Mossos y la Guardia Urbana hicieron la vista gorda con la acampada. El president llegó incluso a saludar a los concentrados para mostrarles su apoyo.
El jueves, la policía de la Generalitat acudió de nuevo al punto de la acampada para identificar a sus responsables y comunicarles que, antes del domingo, debían abandonar la zona o serían desalojados. El motivo era dejar paso a una manifestación a favor de la inmersión lingüística en la escuela catalana que sí contaba con los permisos.
Ante la amenaza, los organizadores no solo no hicieron caso de las indicaciones policiales sino que realizaron un llamamiento a miles de independentistas para que les acompañaran en la ocupación con el fin de evitar la concentración españolista.
En ese punto, y según informaron los mismos organizadores de la acampada a través de Twitter, la consejería de Interior comandada por Miquel Buch les comunicó que el desalojo de los Mossos quedaba sin efecto y que, por órdenes del Govern, podían permanecer allí sin permiso.
Por contra, se informó a los organizadores de la marcha en defensa del Castellano de que no podrían finalizar allí su manifestación, lo que obligó a desmontar, una vez iniciada la manifestación, el escenario para trasladarlo a otro lugar.
No es la primera vez que los Mossos tienen que ceder ante las presiones políticas frente a los criterios policiales y legales. Los contactos entre la consejería, las entidades independentistas y los CDR se han intensificado y éstos recibirán todas las facilidades para celebrar sus actos, aunque para ello se tengan que deshacer compromisos anteriores o incluso saltarse la ley.