Los separatistas y el PSC votan en contra de perseguir el yihadismo en Cataluña
La iniciativa se incluye en una moción sobre seguridad que engloba perseguir la delincuencia multirreincidente, las mafias de okupación y el tráfico de drogas
Los Mossos se blindan ante la amenaza de un atentado terrorista en Cataluña
En el debate del Parlamento de Cataluña celebrado el pasado jueves 21 de octubre se votó una moción sobre seguridad aparentemente más que necesaria en la situación que viene atravesando este área de Gobierno en la comunidad autónoma catalana con especial énfasis al yihadismo en grandes núcleos urbanos como Barcelona. La moción, presentada por Vox y secundada por PP y Ciudadanos, fue rechazada por todos los demás grupos parlamentarios, pero, más allá de la ideología, ¿qué fue lo que se votó en contra? Llama especialmente la atención uno de los puntos de la citada moción, dirigido íntegramente a la lucha contra el yihadismo radical, justo días después de que la Policía Nacional detuviera en Madrid y Barcelona a un grupo de radicalizados que pretendían comprar un Kalashnikov. No han sido los únicos. Este mismo año, otro comando con capacidad para atentar fue detenido en Barcelona.
“El Parlamento de Cataluña insta al Gobierno de la Generalidad a ejercer sus competencias en materia de orden público y seguridad ciudadana. Para ello se proponen las siguientes medidas”. Así arranca el texto de la moción que se presentó hace unos días en el Parlamento catalán. Al estar respaldada por Vox, PP y Ciudadanos, el texto fue tumbado por 114 votos a 19. Los partidos separatistas y el PSC tumbaron una moción por el mero hecho de estar presentada desde la bancada de la oposición. Sin embargo, lo que votaron no fue sólo una moción relacionada con la seguridad, sin más. Afecta al yihadismo con riesgo terrorista.
En la medida decimoctava del documento rechazado al que ha tenido acceso OKDIARIO se puede leer textualmente: “Que la Consejería de Interior ponga todos los medios a su alcance para luchar contra el islamismo radical o yihadismo integrista, promueva la expulsión de los imanes salafistas y combata con firmeza los matrimonios forzosos de niñas menores de edad”. 119 parlamentarios catalanes votaron ‘no’ a esta medida contra el yihadismo radical que suele acabar en terrorismo yihadista. Curiosamente ERC, JxC, PSC, Podemos y la Cup se negaron a votar a favor por esta medida días después de que una importante operación policial detuviera a presuntos yihadistas en Barcelona y Madrid que estaban a punto de adquirir fusiles Kalashnikov.
Okupas, traficantes, hurtos y menas
Pero si llama mucho la atención que se dé carpetazo a una propuesta que afecta directamente a la seguridad de Cataluña, el resto de los puntos que se han rechazado en la misma moción son igual de preocupantes. La moción solicitaba la reunión de la Junta de Seguridad de Cataluña que está compuesta por todos los cuerpos de Seguridad con presencia en la comunidad autónoma. Es curioso que esta institución lleve sin reunirse desde septiembre de 2018, y no será porque no hayan tenido motivos para convocarla.
Los grupos que han rechazado la moción tampoco han aceptado una petición al Gobierno de España para que reformule los castigos contra los hurtos con un perjuicio inferior a los 400 euros y que pasen a ser considerados delitos, sin paliativos, a fin de que no puedan saldarse con una multa y evitar casos de multirreincidencia. Es curioso que esto tampoco se haya querido apoyar en una Comunidad cuya ciudad más importante, Barcelona, es una de las más castigadas por ese tipo de delito en concreto entre las grandes ciudades del país.
En el problema de la okupación parecía también previsible que esta moción no contara con el apoyo de los separatistas, Podemos o el PSC, quienes votaron en contra de pedir al Gobierno de Sánchez endurecer las penas o poder legislar para expulsar a los allanadores o a los usurpadores de propiedades privadas. Pero el texto traía algo más: “Que la Consejería de Interior inste la persecución penal y la ilegalización de las entidades y asociaciones que promueven claramente el delito de ocupación y a las mafias de ocupación ilegal que llaman a delinquir a través de manuales o libros publicados o distribuidos en las redes sociales”. Pues ni por esas. 119 votos en contra. Pero es que hay más.
La moción rechazada incluía la propuesta de un plan para reforzar la imagen de los Mossos d’Esquadra y el resto de las policías que actúan en territorio catalán con el fin de restablecer el respeto al principio de autoridad policial, y en el caso de que esa falta de resto se tradujera en agresiones a los agentes, que la Consejería de Interior se personara como acusación en todas y cada una de las agresiones sufridas por los uniformados en Cataluña. Además, se solicitaba a la Cámara su apoyo para mejorar la formación de los agentes, sus dotaciones y sus medios materiales y conservar la Jefatura superior de Policía de Cataluña en su sede de la Vía Layetana. No, no y no.
Y tampoco al mayor control de los botellones postpandemia que tantos altercados están ocasionando, ni a la mayor vigilancia a las plantaciones de marihuana que proliferan en todo el territorio nacional, pero especialmente Cataluña, donde una trampa casera colocada por traficantes casi acaba con la vida de un mosso. Y ni mucho menos reactivar el plan Poliédric, un sistema creado en Cataluña para censar y seguir las actividades delictivas de los menores no acompañados, los menas.
Está claro que en el Parlamento catalán las ideologías han imperado una vez más sobre cualquier razonamiento, y dependiendo de quién presente qué, el gobierno independentista catalán y sus aliados lo apoyan o no. Pero cuando se lee la letra pequeña y se ve qué no se ha votado es cuando se comprende que la política esta vez se ha impuesto a asuntos tan graves el yihadismo