Piedad para los ciudadanos

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Panorámica del Congreso de los Diputados.

A estas alturas de la película ya podemos decir que el fracaso político ha quedado más que retratado, y ahora nos harán creer otra vez que la pelota está en nuestro tejado, aunque según las encuestas -esas que se cuentan según a quien le convenga- se prevé una abstención mayor que en el 20D, entre otras cosas por el hastío del electorado y la poca credibilidad que despiertan los candidatos. Los ciudadanos estamos hasta el último pelo de que nos tomen por tontos y de que nuestro voto se use como un cromo. Nos han tenido 128 días mareándonos para llegar a lo que muchos ya vaticinábamos: imposible un acuerdo entre aquellos que quieren el poder a toda costa pasando por encima de los intereses de España. Ni la nueva ni la vieja política han sido capaces de formar un Gobierno con el que seguir adelante, por lo que Felipe VI, que va de marrón en marrón, será el primer Rey que convoque unas elecciones.

Casos de corrupción y reparto de sillones, incluida la vicepresidencia, han adornado y arruinado las negociaciones para regocijo de unos y asombro de otros. No se han cansado repetir «los españoles nos han pedido que nos pongamos de acuerdo» y la falta de éste nos va costar 187 millones de euros, que serán muchos más. Ellos seguirán cobrando su sueldo y nosotros pagando impuestos; un atraco a mano armada. Auguro que ninguno va a dar su brazo a torcer, por lo que seguiremos escuchando la misma cantinela de reproches y acusaciones, pero pocas propuestas y soluciones. El ansia de poder puede más que mirar hacia sus adentros y pensar que a lo mejor los ciudadanos necesitamos otras caras y otros discursos para prestar atención y volver a tener esperanza e ilusión. Nadie se da por aludido, se han quedado grapados al sillón.

Se ha intentado de todo: un gobierno a la valenciana, a la portuguesa, a la alemana y, si les dan unos días más, a la ensaladilla rusa -que lleva de todo-. Y ahora los españoles tendremos que hacer como que no hemos visto ni oído nada y volver a tragarnos sus ocurrencias y sus buenismos, para así poder convencernos de que es lo mejor para nosotros. No puedo parar de reír cada vez que veo en los telediarios o en los programas de debate a algunos colaboradores decir que “nadie se esperaba la repetición de elecciones” o “esto es una sorpresa mayúscula”; esto sólo ocurre en un país en el que estás obligado a ser políticamente correcto, de lo contrario estás vetado.

Mirándolo por el lado positivo, todo este tiempo perdido nos ha servido para conocer las nuevas políticas y hacernos una idea más que suficiente de lo que se traen entre manos. Como en el cuento,  ya nos han enseñado la patita por debajo de la puerta. De lo que no cabe duda es que todos vamos a vivir un hecho histórico que contaremos a hijos y nietos. Pero me queda la incertidumbre de qué pasará cuando se haga el recuento de votos el 26J. Seguramente otro hecho histórico para contar. Todo se quedará como al principio y volveremos a sufrir la despiadada ronda de negociaciones. Por favor, piedad para los ciudadanos, no nos merecemos otra tortura como la que hemos vivido durante seis meses consecutivos. Tenemos que estudiar y trabajar para levantar el país y pagar el despilfarro de comicios y corrupciones.

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