Sánchez pisa el Congreso para un mitin con los suyos pero suma casi 100 días sin control de la oposición
El PP denuncia su "falta de respeto" y su "obsesión por controlar todos los poderes del Estado"
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pisado este miércoles el Congreso de los Diputados, pero no lo ha hecho -su agenda se lo permitía- para someterse al control de la Cámara como le había exigido el Partido Popular en las últimas semanas por el precio de la luz, la crisis de Afganistán o el coronavirus. El jefe del Ejecutivo ha querido presidir una reunión con el Grupo Parlamentario Socialista para dar ánimos a los suyos de cara al nuevo curso, empleando para ello un discurso mitinero. Y ello, cuando suma casi tres meses sin someterse a preguntas de la oposición en el Pleno del Congreso.
La portavoz del PP en la Cámara baja, Cuca Gamarra, ha denunciado que «hoy podía haberse celebrado una sesión de control, porque Sánchez ha estado en sede parlamentaria, pero ello es la máxima demostración del poco respeto que tiene al Parlamento, que lo ha convertido en un pase de lista a los diputados socialistas que han acudido a un mitin anti-PP», ha enfatizado Gamarra en rueda de prensa.
Tales sesiones de control son habitualmente los miércoles, una vez arrancó el periodo ordinario de sesiones el 1 de septiembre. La siguiente está convocada para el día 15. El hecho de que esta semana no haya Pleno ha obligado a la presidenta de la Cámara, la socialista Meritxell Batet, a convocar una sesión para el lunes 13 -algo inusual- para convalidar (o derogar) en tiempo un decreto ley de medidas económicas.
Además, la portavoz del Grupo Popular ha recalcado que «esto demuestra la obsesión que tiene Sánchez por controlar todos los poderes del Estado». «Sólo ha estado hoy ante el PSOE. Porque para él el Parlamento no tiene ningún tipo de valor, pese a ser aquí donde todos los grupos controlan al Gobierno y donde se debe legislar», ha añadido Gamarra. Además, ha cuestionado que Sánchez hace lo contrario de lo que dice, pues ha predicado que no quiere crispación, cuando cada palabra de las que ha pronunciado ante los suyos estaba llena de «confrontación».
Pese a sumar casi tres meses sin someterse a una sesión de control -la última fue el 23 de junio-, Pedro Sánchez ha destacado este miércoles que el Congreso es el templo de «la palabra» y del «acuerdo».
Delegó en los ministros
El pasado 26 de agosto, la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados, con los votos de PSOE, Podemos y sus socios de la mayoría Frankenstein, rechazó la comparecencia extraordinaria de Sánchez (antes del 1 de septiembre) solicitada por el Partido Popular. Los populares requirieron que Sánchez acudiese a la Cámara a informar sobre el plan de evacuación en Afganistán. Además, también pedían que informase del fallo del Tribunal Constitucional que consideró inconstitucional el estado de alarma por el coronavirus.
En dicha Diputación Permanente, sólo salieron adelante las comparecencias urgentes de los ministros de Exteriores, José Manuel Albares; Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, y Sanidad, Carolina Darias, que fueron registradas por el PP y a las que accedió el PSOE para no quedarse solo en la votación, ya que no tenía garantizado el apoyo de sus socios.
El día de antes, Moncloa ya avanzó estas comparecencias, puesto que el jefe del Ejecutivo había delegado en estos ministros la rendición de cuentas en sede parlamentaria sobre Afganistán, el precio de la luz y el coronavirus, incluyendo aquí el incumplimiento del Gobierno sobre la vacunación.