Investidura Pedro Sánchez

Sánchez usará la ronda con los presidentes como ‘vaselina’ para los barones críticos como Page y Lambán

El candidato a la investidura, Pedro Sánchez, inventa una ronda con los presidentes autonómicos para rebajar las críticas internas por las cesiones a ERC

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, en el Congreso. (Foto: Francisco Toledo)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Pedro Sánchez intenta apurar la negociación con ERC sin vetos a su estrategia. Ni siquiera procedentes de su propio partido. El líder del PSOE, designado ya como candidato a la investidura, ha demostrado una vez más que se mueve cómodo en el tacticismo. Su ronda de contactos con los presidentes autonómicos -que llevará a cabo a partir de la próxima semana- persigue dos objetivos: por un lado, legitimar a Quim Torra, a petición de ERC. Por otro, evitar la censura de sus barones a los tejemanejes con el independentismo.

Aunque no es un clamor público, en privado, el acercamiento con el separatismo y, sobre todo, las cesiones que ya se vislumbran en la negociación, irritan a las federaciones. Los dirigentes territoriales tienen una vía para expresar ese malestar: el Comité Federal.

El órgano de dirección socialista ya paró los pies a Sánchez con ocasión de sus contactos con el secesionismo. Fue en 2015, cuando los barones pusieron sus líneas rojas, avisando que «son innegociables para el PSOE» la «autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento». «La renuncia a esos planteamientos es una condición indispensables para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas», advirtieron a Sánchez, en una durísima resolución.

Cuatro años después, Pedro Sánchez no sólo se pasa por alto ese aviso, sino que se aviene a negociar concesiones. La primera, ya explícita, es asumir el propio lenguaje separatista, hablando de la existencia de un «conflicto político» en Cataluña, y de la necesidad de abordarlo desde el «reconocimiento institucional mutuo». Es decir, de igual a igual entre el Gobierno de la nación y la Generalitat independentista.

La ronda con los presidentes autonómicos busca camuflar las críticas. Sánchez evita que un cónclave -del que guarda fatídicos recuerdos, no en vano, dimitió tras un convulso Comité Federal- se le rebele en contra de las negociaciones, porque, aunque no tendría ya ningún carácter vinculante, sí cuestionaría su estrategia y daría armas a la oposición para enfrentarse al acuerdo.

A su llegada al poder, Pedro Sánchez rebajó el poder del Comité Federal para otorgárselo a la militancia. Pero este órgano sigue conservando, según los Estatutos, la atribución de «determinar la política de alianzas» del partido. Eso sí, «en línea con lo establecido por el artículo 53», esto es, con lo que se decida en la «consulta a la militancia».

La vaselina de Page

Algunos barones ya han ido expresando en los últimos días su escepticismo, y se declaran más partidarios de explorar un pacto con Ciudadanos. El presidente de Aragón, Javier Lambán, se llegó a referir a ERC como «un partido indeseable de cara a la gobernabilidad de España».

Muy comentada fue también la alusión de Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha: «Yo para Reyes lo que no quiero es vaselina. Queremos tener un buen 2020 y la conciencia tranquila». Page reclam´ño también una vía constitucionalista que no dependa de los «desestabilizadores» y pidió «saber las intenciones» del separatismo.

No es la primera ocasión que los barones manifiestan su malestar y temor por el camino al que conducen las cesiones al separatismo.

Conocida la intención de reconocer a Cataluña como ‘nación’, según se recoge en la ponencia del PSC para su congreso de diciembre, los dirigentes estallaron. La ex presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, aseguró que estará «enfrente» de quien plantee «declararse nación para ser Estado».

«España tiene una Constitución que permite que cada uno sienta como quiera. Nosotros nos sentimos una realidad nacional dentro de nuestro Estatuto de Autonomía. Uno puede sentir como quiera pero no cuestionar el Estado español», dijo, sobre esta propuesta.

García Page también se mostró crítico y avisó de que las condiciones que exigen los republicanos para apoyar la investidura «sobrepasan» al Gobierno.

«Para exaltar la sardana o a la Virgen de Montserrat no es necesario que una Comunidad -Cataluña- se tenga que declarar nación», ironizó Lambán. El aragonés recordó que España tiene  una «Constitución magnífica y envidiable, con una una historia que fundamenta con mucha fuerza la unidad como símbolo de la igualdad de derechos entre todos los españoles».

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