La militancia prefiere votar sobre el chalé de los Iglesias-Montero que sobre el programa político de Podemos

La militancia prefiere votar sobre el chalé de los Iglesias-Montero que sobre el programa político de Podemos
Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias, en Vistalegre I en 2014. (Foto: Podemos)
Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
  • Responsable de la mesa de coordinación. Especializado en información nacional e internacional, breaking news, periodismo de datos y visualización, también escribo sobre motor y tecnología.

La militancia de Podemos ha preferido votar en el plebiscito sobre el chalé de 600.000 euros de Pablo Iglesias e Irene Montero que sobre el programa político del partido. Los resultados distribuidos por el secretario de Organización de la formación morada, Pablo Echenique, muestran que en Vistalegre II votaron 155.190 militantes de Podemos mientras que en el referéndum revocatorio de la pareja han votado 188.176, es decir, 32.986 más.

El ‘0cocinero’ Echenique ha filtrado este domingo los resultados de la consulta que amañada –OKDIARIO demostró que se podría votar múltiples veces– y que no ofrecía ninguna garantía de transparencia, como los propios creadores del software de votación reconocieron a este diario.

A raíz de la exclusiva de OKDIARIO sobre la compra del chalé de más de 600.000 euros por parte de Iglesias y Montero, a los líderes de Podemos no les quedó otra que dejar su futuro político en manos de sus bases. Organizaron deprisa y corriendo un plebiscito –al estilo de los revocatorios amañados de Venezuela– para preguntar a sus militantes si Pablo e Irene debían seguir ocupando sus cargos en el partido y sus escaños en el Congreso.

La semana pasada, Iglesias, cargado de dramatismo, aseguró en una entrevista que «si la participación era baja » dimitiría. La trampa estaba en que no dijo qué cifra de participación consideraba baja. Lo que estaba claro es que la única referencia válida para la formación morada era la fotografía que quedó tras el cónclave de Vistalegre II.

En aquella asamblea, la militancia debía decantarse por el líder del partido –Iglesias o Errejón– y por su programa político para concurrir a los comicios generales. Vistalegre II proclamó por unanimidad a Pablo Iglesias como secretario general de la formación con un 82,03% de los apoyos, sobre un total de 155.290 votos de militantes.

Pues bien, el plebiscito que se ha cerrado este domingo a mediodía ha arrojado un récord de participación –cacareado por todos los líderes de  Podemos– con un total de 188.176 votos, es decir, 32.986 más que en Vistalegre II (155.190) . Esto clarifica que a la militancia de Podemos le ha resultado más atractivo votar en el plebiscito del chalé, como una enmienda a la totalidad del modus vivendi capitalista de sus líderes, que en la asamblea donde se debían tomar las grandes decisiones políticas y de futuro del partido: pensiones, vivienda, etc. y, sobre todo, en la pelea con Errejón, que propició a posteriori significativos cambios en Podemos.

Un plebiscito amañado

Como ha publicado OKDIARIO, las votaciones internas en Podemos se realizan con un software y una auditoría de una empresa externo. La empresa Agora Voting –ahora denominada nVotes– se encarga de suministrar la plataforma y el software que deberían servir para realizar unas votaciones electrónicas limpias y secretas.

Pero nada más lejos de la realidad. Agora Voting no ha supervisado la votación del chalé, como han reconocido responsables de la propia empresa. Lo cual dejaba en manos del secretario de Organización, Pablo Echenique, y sus informáticos la limpieza de los sufragios.

El año pasado, Podemos decidió prescindir de auditores en algunas consultas y contrató un curso al mismo Agora Voting/nVotes para formar a algunos de sus trabajadores como “técnicos de autoridad novel de votación”. Esto, traducido, significa que empleados a cargo de la formación, a nómina del partido, se dedican a controlar todo el procedimiento.

Desde la empresa explican que estas “autoridades” -que así se denominan en el argot técnico- “son las encargadas de custodiar el secreto de voto”. Es decir, el sistema, por sí mismo, no hace anónimo el voto. Es todo un procedimiento en el que esta figura –que en este caso depende directamente de Podemos– tiene un papel clave.

El trabajo de estas autoridades es convertir en “anónimo” el voto, codificarlo, con dos claves –una pública y otra privada– para ocultar qué se ha votado y, finalmente,  realizar el recuento.

En un procedimiento habitual se recurre a dos  autoridadesindependientes entre sí –y se presupone que sin intereses predeterminados– que, por cada voto, deben generar unas claves de cifrado y descifrado. Es en esos códigos donde está contenido el sentido de la ‘papeleta’.

¿Se asegura por tanto que mi voto sea secreto? “Técnicamente, tal y como funciona el software, si las autoridades no son independientes entre sí, es posible que puedan acceder al contenido de la intención de voto”, confirman desde Agora/nVotes.

Para explicarlo de una forma más sencilla: “Si las dos claves privadas la tiene una misma entidad o persona, pueden acceder técnicamente al secreto del voto. Otra cosa es que lo vayan a hacer, pero técnicamente no es ningún secreto. Es como si tuvieses la llave de una caja fuerte… Se puede abrir”. 

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