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El médico forense Gaona: «Los virus no entienden de corrección política»

"La realidad ha demostrado que el modelo chino o el coreano eran los correctos. Ambos han identificado mediante análisis tempranos a todos los contagiados", asegura el doctor Gaona.

El médico forense José Miguel Gaona
Doctor José Miguel Gaona

José Miguel Gaona Cartolano es doctor en Medicina, cum laude, y especialista en la rama de Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Psicología Médica y especialista en Psiquiatría Forense, este médico español, nacido en Bruselas, compagina su actividad como investigador con otras tareas docentes.

Además, fue asesor técnico del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y responsable del área de salud mental en la guerra de Bosnia para la ONG Médicos del Mundo.

PREGUNTA: ¿Cuándo cree que podremos hablar de que la curva de contagios ha llegado a su punto máximo? ¿Las estimaciones oficiales son realistas?

RESPUESTA: Vamos a verlo de otra manera: en Wuhan llevan semanas, para ser más exactos dos meses, confinados hasta que han conseguido extinguir los focos pero con unas medidas draconianas que a los europeos nos parecían «excesivas». No lo eran para nada. La realidad ha demostrado que el modelo chino o el coreano eran los correctos. Ambos han identificado mediante análisis tempranos a todos los contagiados. Los virus no entienden de buenas costumbres ni de corrección política.

P: La situación clínica es muy complicada para los profesionales sanitarios, que están escasos de medios…

R: Todos los profesionales que trabajan en los hospitales, hasta la última persona que trabaja en los servicios de limpieza, se han encontrado con una situación injusta. Su sentido del deber les hace enfrentarse a esta situación sin descanso, pero no disponen de los medios adecuados a pesar que muchos profesionales veníamos avisando desde enero lo que muy probablemente iba a ocurrir.

Ahora, esos médicos, enfermeros, celadores… no sólo arriesgan su vida y su salud a largo plazo, con las posibles secuelas que se puedan manifestar a futuro, sino también las de sus familias cada vez que regresan a casa. Todo esto me recuerda a la caballería polaca con sus lanzas enfrentándose a los panzer alemanes al principio de la II Guerra Mundial. Estoy muy orgulloso de mis compañeros, pero tengo un intenso sabor agridulce.

P: Como especialista en medicina forense, ¿cuál es la situación para sus compañeros?

R: Ahora mismo todos los profesionales estamos abandonando nuestras respectivas especialidades para actuar como médicos, en todos los sentidos. Estoy convencido que dentro de muy poco muchos de ellos y el resto del personal sanitario necesitarán apoyo psicológico y psiquiátrico por trastornos provocados por estrés post traumático. He trabajado como médico en un par de guerras y he tenido que tratar a bastantes compañeros. Y este escenario se parece bastante. Libramos una guerra.

P: También las morgues de los hospitales y las funerarias están doblando turnos y reclaman más medios.

R: Justamente hace un rato, la esposa de un empleado de la funeraria me llamó para preguntarme que podía hacer con su marido que, después de varios días sufriendo en primera persona esta tragedia, se ha metido en casa víctima de un shock psicológico similar a los que experimentan los soldados al volver del frente. Esta situación nos está sometiendo a un desgaste que nuestras mentes no están preparadas para gestionar.

«El Big Data nos anuncia que la situación latinoamericana y EEUU va a desembocar en una tragedia épica».

P: Parece que la experiencia ajena sirve de poco. ¿Latinoamérica se enfrenta a una pandemia peor que la europea?

R: En muchos sitios, los gobiernos están regidos por asesores electorales en vez de personas bien formadas. La inteligencia de los gestores debería estar al servicio del bien de los ciudadanos para que no sean meros objetos de consumo.

Latinoamérica con megaurbes como México DF, Sao Paulo, Buenos Aires,… y con calidades médicas asistenciales más bien bajas constituyen un cocktail explosivo que ya hemos visto en algunos estudios predictivos. El Big Data nos anuncia que la situación latinoamericana va a desembocar en una tragedia épica, ojalá esté equivocado.

P: ¿Y en EEUU?

R: Pues, sencillamente por no tomar las medidas desde el principio será catastrófico también. «It is a hoax» -«es un engaño»- decían algunos negacionista.

Desde hace semanas he estado en contacto con epidemiólogos como Marc Lipsitch de Harvard quien fue el encargado, por ejemplo, de cancelar en Boston el tradicional desfile del día de San Patricio. Ha habido muchos científicos que anticiparon lo que se nos venía encima. Y en EEUU han cometido fallos terribles como no conocer el estado epidemiológico del país. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

P: ¿Cree que se están adoptando todas las medidas necesarias o podríamos estar haciendo más?

R: Cuando están en juego vidas humanas creo que cualquier medida puede quedarse corta. Tenemos que entender algo: la epidemia solo cesará cuando finalicen los contactos entre contagiados y gente sana. Sin embargo, el escenario es complejo ya que, como ha ocurrido en Corea, pueden aparecer focos secundarios al igual que en los incendios que se reavivan, y que pueden convertirse en un nuevo problema.

También debemos considerar sucesivas oleadas del virus dentro de pocos meses. Todo ello tendremos que enfocarlo con una inteligencia mayor de la que utiliza el virus en su propagación.

P: Sobre la vacuna… ¿cuándo se podrá hablar de un resultado fiable?

R: Es la gran esperanza, sin lugar a dudas. Pero también lo son las técnicas CRISPR aplicadas a virus, una fórmula extremadamente novedosa con la que están experimentando en el MIT y en la Universidad de Harvard.

Pero me temo que quedan muchos meses para poder utilizarla, quizás  llegue demasiado tarde para esta ola de la epidemia. Yo, en el estado actual de las cosas, me centraría a corto plazo en la consecución de un buen tratamiento farmacológico sin perder de vista, por supuesto, las otras cuestiones.

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