Mario Vargas Llosa: «Si un país quiere ser «próspero» debe alejarse de los modelos de Cuba o Venezuela»

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Mario Vargas Llosa. (Foto: AFP)

El escritor Mario Vargas Llosa considera que un sistema democrático, aunque sea corrupto, será siempre mejor a una dictadura militar, ya que tiene los mecanismos necesarios para que pueda ser reformado de forma pacífica. A su juicio, eso no sucede sin embargo en Venezuela, donde el pueblo está llevando a cabo «una batalla admirable» para transformar el país. «A eso no se debe llegar nunca si queremos defender la democracia», ha avisado.

Vargas Llosa ha lanzado esta advertencia durante su participación en la Escuela de Verano de Ciudadanos, donde ha analizado el concepto del liberalismo junto al ensayista Antonio Escohotado. «El liberalismo es inseparable de la idea de la libertad», ha explicado insistiendo en que, si un país quiere ser «próspero» debe alejarse de los modelos de la Unión Soviética, Cuba o Venezuela que «clarísimamente han fracasado desde el punto de vista económico, social y cultural».

El escritor ha apuntado que los países que «han prosperado» son aquellos en los que la democracia es «una realidad palpable aunque imperfecta». «A la miseria no se la combate con frases o eslógans, sino con hechos prácticos», ha sostenido recordando las diferencias entre la España actual y el país que él conoció en 1958 cuando llegó como estudiante.

También ha celebrado las mejoras de América Latina durante las últimas décadas, un continente «infinitamente mejor» ahora. «Es verdad que hay muchas democracias corruptas, en las que prevalece la injusticia o pequeñas oligarquías, pero cualquier democracia corrompida es preferible siempre a una dictadura militar», ha subrayado.

Vargas Llosa ha ensalzado así como el liberalismo como la doctrina que puede conducir estos cambios y ha vuelto a poner el ejemplo de España, donde ha defendido que la transición vivida tras la dictadura de Franco fue «una evolución liberal» pese a que no se calificara con estas palabras. «España ha vivido una transformación teñida de ideas liberales aunque la palabra no apareciera porque había sido envenenada», ha insistido.

Por ello, ha elogiado el «coraje» de Ciudadanos de proclamarse como un partido liberal, algo que cree que le augura un «magnífico futuro». «Ojalá no solamente tenga éxito sino que el éxito no le haga olvidar ese principio del liberalismo de que podemos estar en error y los adversarios pudieran tener la razón», ha proclamado ante el líder de la formación naranja, Albert Rivera, y la mayoría de su cúpula.

Vargas Llosa también ha vaticinado «muchas posibilidades de triunfar» al presidente de Francia, Emmanuel Macron, cuya victoria cree que fue posible tras un proceso por el que la clase política «cada vez se alejaba más de la realidad contemporánea».

La política liberal guió la Transición

Para el literato fue la doctrina liberal la que guió pasos que tomó la política española durante la Transición (como la apertura de la economía y la integración de España en los mercados internacionales) y cree que «no importa nada» que dichas medidas fueran adoptadas por partidos que se definían a sí mismos como «socialistas» o «conservadores».

Por ello, ha incidido en la necesidad de «despojar» a esta corriente de «la caricatura en que le convirtió la izquierda» y que la asocia al «capitalismo explotador» que usa la democracia como «máscara»; y ha criticado como «dogmáticos» a quienes se definen como liberales pero creen que «el mercado es la panacea que va a resolver todos los problemas».

Por su parte, el filósofo Antonio Escohotado ha abordado en su intervención diversos aspectos sobre la historia de la economía y de las corrientes y posiciones políticas en torno al dinero y ha defendido la «nobleza del liberalismo» como «la única actitud política que, aparte de que respeta en cada uno un cierto ser autónomo, nunca objeto, consagra por lo mismo derechos civiles inalienables».

Por ello, ha defendido el capitalismo como una forma de organización cuyo «fundamento moral» consiste en «ser la única forma de mantener a una población inmensa con niveles de vida crecientes», algo que considera «una proeza» que hasta ahora «está reservada a gobiernos democráticos».

Escohotado ha criticado además los «mesianismos» políticos y las «genuflexiones al comandante supremo», y se ha mostrado que dichas políticas solamente tienen éxito cuando existe «el denominador común de alternar amnesia con tergiversación». «El esfuerzo por favorecer a los desfavorecidos ha derivado en la más catastrófica gestión de sus intereses que jamás ha ocurrido», ha afirmado más tarde.

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