Rajoy no aceptará la abstención del PSOE si las condiciones son draconianas
A los socialistas se les ha atragantado el «no es no» a Rajoy. La dimisión de Pedro Sánchez aleja la posibilidad de unas terceras elecciones y allana el camino para que Mariano Rajoy sea investido presidente con la abstención del PSOE.
Tras el espectáculo del Comité Federal del sábado, que puso en evidencia la división encarnizada de los socialistas mientras los agitadores caldeaban el ambiente en la calle Ferraz, al PSOE le espera un descalabro histórico en las urnas si tiene que concurrir a nuevas elecciones generales en diciembre. Sea quien sea el candidato.
El PSOE tampoco tiene margen ya para forzar el «Gobierno del cambio» que perseguía Pedro Sánchez y que precisaría el acuerdo de 44 partidos, incluyendo a los independentistas catalanes, los proetarras de Bildu y la sopa de letras integrada en Unidos Podemos.
A la espera de que las decisiones que pueda adoptar la gestora del PSOE presidida por el asturiano Javier Fernández, en el Palacio de la Moncloa comienzan a ver viable la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno con la abstención de los socialistas, que evitaría la celebración de nuevas elecciones en diciembre.
La prioridad: el empleo y la economía
Pero Rajoy no quiere ser un presidente rehén de los grupos minoritarios que intenten dinamitar su acción de Gobierno en el Congreso de los Diputados desde el primer día. Por eso ha comunicado a su círculo más próximo que no aceptará la abstención del PSOE para facilitar su investidura si va acompañada de condiciones inasumibles.
Es decir, no aceptará que el PSOE imponga exigencias –como la derogación de la reforma laboral o el incumplimiento de los límites de déficit impuestos por la Unión Europea– que supongan un retroceso o amenacen la creación de empleo y el crecimiento económico logrado, con importantes sacrificios, durante los últimos años.
Los populares están dispuestos a seguir la hoja de ruta pactada con Albert Rivera, ya que 100 de las 150 medidas aprobadas contaban con el apoyo previo del PSOE. Por tanto, el texto de este pacto debería marcar el camino para culminar durante la próxima legislatura la salida de la crisis y la consolidación del crecimiento económico mediante un gran consenso entre los partidos constitucionalistas: PP, PSOE y Ciudadanos.
En caso contrario, si los socialistas plantean exigencias inasumibles o se proponen bloquear en el Parlamento las iniciativas legislativas del Gobierno, Rajoy renunciará a la investidura y forzará la celebración de nuevas elecciones en diciembre.
Podemos acaricia el ‘sorpasso’
En los comicios generales del 20D, el PP obtuvo 123 escaños, muy lejos de la mayoría absoluta lograda cuatro años antes. Pero después de que Pedro Sánchez bloqueara la investidura de Rajoy, los populares lograran ampliar su ventaja hasta los 137 escaños en las elecciones del 26J.
Los estrategas del PP se muestran convencidos de que lograrán aumentar aún más su representación parlamentaria si las elecciones se repiten en diciembre. Así parecen indicarlo los resultados de los comicios vascos y gallegos del 29S, que acentuaron la caída del PSOE en ambas Comunidades y permitieron a Alberto Núñez Feijóo renovar su mayoría absoluta. En ambos casos, no logró ni un solo escaño Ciudadanos, el partido que disputa al PP el espacio de centro-derecha.
Tras la ruptura de la dirección del PSOE y la caída de Pedro Sánchez, los socialistas podrían registrar un descalabro aún mayor en las urnas en diciembre, que serviría a Podemos el sorpasso en bandeja. Así las cosas, en La Moncloa confían que la nueva dirección del PSOE evite esta posibilidad y acepte un acuerdo viable para poner en marcha cuanto antes la nueva legislatura.