Iglesias no podrá acabar la legislatura como líder de Podemos: el código ético limita su mandato a 2022
El partido se reserva un derecho de excepción para aumentar la limitación a 12 años
Iglesias blinda su sillón en Podemos: exige 1.000 avales a quienes quieran disputarle el puesto
Pablo Iglesias no podrá acabar la próxima legislatura como líder de Podemos. El código ético del partido establece una limitación de mandatos a ocho años por lo que el secretario general debería abandonar su puesto a finales de 2022, un año antes del final de mandato.
Podemos se rige por varios documentos internos aprobados por el partido y su militancia: el organizativo, el político, el de feminismos y el ético.
En este último se recoge que existe una «limitación de mandatos a ocho años para todos los cargos públicos y cargos internos del partido”.
Pablo Iglesias fue elegido como secretario general en noviembre de 2014 tras un proceso de Primarias en el que consiguió en 88% de los votos de la militancia. Por lo tanto, su caducidad como líder de Podemos se establece en noviembre de 2022.
Su final como líder de Podemos llegaría un año antes de la conclusión de la legislatura, por lo que el partido tendrá que elegir a un nuevo dirigente apenas un año antes de enfrentarse de nuevo a las urnas.
Un as en la manga
La normativa de Podemos guarda un as en la manga que el partido podría usar en caso de considerar que Iglesias debe seguir al frente de la formación morada.
Si bien es cierto que el documento ético establece la limitación de mandato, también incluye letra pequeña: se podrá hacer una excepción y prorrogar a un «máximo de doce años”.
En este caso, el líder de Podemos podría disfrutar de cuatro años extra al frente de la formación morada.
Las elecciones internas de Podemos han estado salpicadas de polémica en las últimas ocasiones. Así, en noviembre del pasado año, el partido abrió un proceso ‘express’ de Primarias para elegir al candidato para las elecciones generales.
La convocatoria contó con unas exigencias casi imposibles para aquellos que quisieron plantar cara al secretario general. Del simple aval de un grupo de militantes que se pedía en 2015 a necesitar el apoyo de diez círculos y mil inscritos, todo ello en tan sólo cinco días.