Crónica de campaña

Gobierno del PSOE con la abstención del PP

Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, en su primera reunión en La Moncloa. (Foto: EFE)

Ya no es sólo Feijóo, abanderado de todas las causas complejas que se abren en el Partido Popular. Son también otros dirigentes del partido, barones incluidos, los que piensan que, tras las elecciones del 10 de noviembre, no cabrá otra solución institucional que un Gobierno socialista gracias a la abstención muy rigurosa pero abstención al fin, del propio PP. Claro está que para que esto se cumpla se tendrán que dar algunas circunstancias que paso a enumerar. La primera, que el PSOE sea el partido más votado, algo que resultaba meridiano hace un mes pero que ahora se pone en solfa. La segunda, que Sánchez no cuente con ninguna otra alternativa que le asegure mayoría en el Parlamento, cosa que, hoy por hoy y según van revelando las encuestas, es más que posible. La tercera, que las dos grandes formaciones mayoritarias no hagan imposible durante esta campaña una salida política de este jaez, un pormenor que está por ver aunque, en los últimos días, se detecta una bajada en el nivel de agresividad entre el aún presidente y Pablo Casado. Aún cabe otra matización que parece de Perogrullo: que ambos partidos lo requieran así, un factor que está todavía por dilucidar a la espera de lo que se proclame en la noche electoral.

Y es que el PP va a por todas. Sus pronósticos domésticos avanzan un resultado muy aceptable: no menos de 85 escaños y un máximo, generoso, de 100. Este fin de semana seguiremos oteando, vía sondeos de toda índole, si estas profecías guardan algún viso de realidad. Bien es cierto sin embargo que el PP  niega que ahora mismo posean muestras internas que avalen estos datos, aunque lo cierto es que en los últimos tiempos se amontonan una pléyade de augures que se acercan a Génova, sede del PP, ofreciendo sus averiguaciones, la mayoría de las cuales son simplemente trabajos de aluvión que no contienen la menor seguridad técnica.

Lo que importa a Casado y a su equipo directivo son los vaticinios que lleguen desde las provincias donde se pueden constatar ya dos noticias: una, importante, que la sangría que está experimentando Ciudadanos, partido que no deja de proporcionar malas nuevas a sus antiguos simpatizantes, está en su mayoría alimentando las arterias electorales del PP; otra, que la terrible «mochila», como ahora se denomina, de la corrupción, ya no es tan gravosa para Casado y su alegre muchachada, esto sin contar desde luego, con que en las próximos fechas se abra un nueva vía de agua en algún recóndito paraje popular. Las informaciones que deparan las regiones están aún en pañales, pero sí se pueden adelantar un par de ellas. Por ejemplo que en el País Vasco, donde ahora el PP está huérfano de toda representación, existen posibilidades ciertas de recuperar un escaño en Alava, provincia en la que Maroto, hoy senador castellano-leonés, fíjense por dónde, se quedó únicamente a trescientos votos en la legislatura que ya ha terminado. Algo similar sucede en Vizcaya, siempre y cuando, eso sí, que una nueva ocurrencia, en forma de candidato o candidata desconocida hasta en su pueblo, no de al traste con las ganas de votar en los clientes antiguos del PP.

Y por cierto: hoy por hoy no existe la menor oportunidad de que Rosa Díez figure en lista alguna del PP,  ni en Vizcaya ni tampoco en Madrid, el núcleo mollar, con Valencia, de cualquier éxito de Casado. Esta es una especie rotundamente desmentida en el círculo más íntimo de Casado en el que, además, hay cierto optimismo, como recojo, respecto a los movimientos que se observan en circunscripciones diferentes, sin ir más lejos en la cercana Castilla y León. Allí se especula con un rescate de escaños muy sustancioso que oscilan entre los cinco más realistas a los siete que se consideran óptimos. Provincias como Zamora, Palencia, Valladolid, Segovia o Avila son los feudos más requeridos a este respecto.

Este lunes, tras la convocatoria económica de Córdoba, el PP cerrará sus listas, los plazos son los que son y hay que cumplirlos. Parece no haber demasiadas incógnitas: en Madrid hay tres puestos libres por lo menos y en Andalucía existirá una recomposición muy de acuerdo con los deseos de Moreno Bonilla. Se prepara una opción electoral consistente que no descarta ningún escenario espectacular pero que hoy día trota en el camino ya avanzado: un resultado que borre prácticamente de la faz parlamentaria a Rivera y que permita un entendimiento «patriótico» con el PSOE. Otra cosa será con este malhadado Sánchez que va a sufrir mucho, pero que mucho, en esta campaña que se ha fabricado para su mayor honra y gloria y que le está saliendo francamente mal, jamón serrano de mala calidad incluido.

Lo último en España

Últimas noticias