Se dispara la violencia en los campamentos del Gobierno para inmigrantes ilegales en Canarias
Los antidisturbios locales de Tenerife tuvieron que intervenir ante la incapacidad de la seguridad privada contratada para vigilar a más de mil personas de contener las agresiones de los internos.
Las escaramuzas y las agresiones han pasado de producirse entre los propios ilegales para dirigirse ahora a los agentes que los custodian.
Este pasado fin de semana se ha producido uno de los mayores episodios de violencia en un campamento de acogida de inmigrantes ilegales levantado por el Ministerio de Migraciones y gestionado por personal de Cruz Roja española. OKDIARIO ha tenido acceso a un vídeo que nuestras fuentes atribuyen al mismo incidente producido en el campamento de Las Raíces, en Tenerife, pero esta secuencia fue grabada en el exterior de las instalaciones.
Hasta ahora los problemas de inseguridad provocados por inmigrantes ilegales en los centros en los que están alojados en Canarias en su mayoría se habían desarrollado por problemas de convivencia entre los propios internos que se empleaban con gran violencia los unos contra los otros y que sólo acababan afectando a los educadores, en caso de los menores, a los trabajadores o a las fuerzas de seguridad cuando estos trataban de mediar en los conflictos. Sin embargo, lo sucedido este sábado en este centro de internamiento de extranjeros fue distinto porque pese a que también hubo peleas y escaramuzas entre los propios usuarios del centro, más de 1.000, las acciones violentas arrancaron a la hora de comer y contra todo el personal que allí los custodia.
Varios internos protestaron violentamente por lo que ellos consideraron una comida de mala calidad y en raciones insuficientes. De las quejas pasaron a los gritos y luego al lanzamiento de objetos. Cuando la seguridad privada del centro trató de intervenir la violencia fue directamente dirigida a los vigilantes privados uniformados y a los trabajadores.
Los trabajadores dedicados a la vigilancia de los inmigrantes ilegales llegaron a asegurar que fueron atacados con ácido y cal viva por parte de algunos internos. Lo cierto es que los inmigrantes ilegales se emplearon con gran violencia. Una violencia que como se aprecia en el vídeo obtenido por este diario a continuación se extendió al exterior del campamento y ya no sólo contra los trabajadores sino entre los propios inmigrantes ilegales.
Pero estos actos violentos ni son aislados ni han surgido por generación espontánea. Esta es la consecuencia de cómo se está gestionando la estancia de miles de inmigrantes ilegales que poco a poco están comprendiendo que su travesía para llegar a Canarias, seguir hacia la península o a otros países de Europa vive un punto muerto debajo de lonas de tiendas de campaña con tres comidas muy básicas al día. Pero vamos por partes.
‘Atrapados’ en tiendas de campaña
Cuando la ola migratoria se disparó, en noviembre de 2020 por ejemplo llegaron más de 5.000 personas en embarcaciones ilegales a Canarias, se produjo un fenómeno que dividía a los inmigrantes ilegales entre los que se quedaban en los hoteles de la isla, vacíos de turistas y pagados por el Ministerio de Migraciones, los que subían a aviones para llegar a la Península, los que se instalaban allí, en Sevilla, Valencia, Madrid o Barcelona, y los que seguían camino hacia Europa. Pues bien, de los anteriores, el grupo de los hoteles comenzó hace unas semanas a ser reubicado en campamentos con tiendas de campaña, lo que provocó las primeras tensiones y peleas por negarse al cambio de emplazamiento. Hubo quienes prefirieron la calle a las tiendas de campaña y según las fuentes policiales consultadas por este diario de un tiempo a esta parte es habitual poder ver a pequeños grupos de inmigrantes ilegales pasar horas muertas en las calles y parques de diferentes localidades de las Islas.
La falta de expectativas de estas personas que en teoría deben ser tuteladas por el Gobierno ha provocado situaciones antes difíciles de imaginar. En conversación con OKDIARIO portavoces de Cruz Roja han querido matizar lo que hace un par de semanas fue noticia en varios medios canarios: la organización humanitaria expulsaba de uno de los centros de acogida a más de 60 inmigrantes ilegales por no acatar las normas. Las fuentes consultadas por este diario matizaron que no los expulsaron, sino que después de protagonizar episodios de gran violencia contra otros internos los inmigrantes ilegales se marcharon por su propia voluntad. “Lo que sucedió es que no les dejamos entrar de nuevo”, matizaron las fuentes de la organización humanitaria.
Sea cual sea el relato o las explicaciones lo cierto es que la solución planteada por el Gobierno a través de los ministerios de Migraciones y de Interior hace aguas por todos lados. Cuando una pelea en un campamento con más de 1.000 internos requiere la presencia de decenas de antidisturbios de la policía local estamos ante algo mucho más grave que la alteración de la convivencia en un campamento. Y eso que febrero y marzo están siendo inusualmente tranquilos en lo que ha llegadas de pateras y cayucos se refiere. Fuentes policiales especializadas en la vigilancia de fronteras consultadas por OKDIARIO advierten que si la situación en los centros de internamiento no mejora y en primavera se produce el habitual repunte de llegadas de embarcaciones ilegales las Islas Canarias tendrán un problema de seguridad grave.
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