El dimitido Santi Vila se ofrece en Madrid para resucitar un partido catalanista pero no secesionista

Santi Vila
El ex conseller Santi Vila.
Carlos Cuesta

El miedo a los procesos penales y el mantenimiento del 155 por parte del Gobierno de Mariano Rajoy empiezan a hacer daño en el Govern. El consejero de Empresa, Santi Vila, no sólo comunicó el miércoles a Carles Puigdemont su intención de dimitir. Tras la sesión del Parlament de este jueves el conseller consumaba lo que se venía barruntando en las últimas horas y presentó su renuncia.

Pero, además, Vila se ha ofrecido en los círculos políticos de la Moncloa para intentar restaurar una opción de partido catalanista que recupere el viejo sentido – el seny– de la burguesía de esta comunidad autónoma. Un partido, en definitiva, que retome las posibilidades de negociación con el Gobierno central desde Cataluña unificando el sentimiento nacionalista-regionalista del pasado. Y un partido que podría nacer de lo que quede de PDeCAT o de algún nuevo nombre bajo el que se englobe lo que en un momento dado fue CiU.

El ofrecimiento de Vila parte de una evidencia, que es la voladura de puentes con estos colectivos -más parecidos al actual PNV que a las CUP- que está suponiendo el desafío a la Constitución y a España. Una voladura que, según el ofrecimiento de Vila, hará difícil posteriormente buscar puntos de encuentro y reconducir lejos de los planteamientos radicales de la CUP o de ERC el voto que queda en PDeCAT procedente de la vieja CiU y que no comulga con la independencia.

Vila ha aprovechado sus visitas y contactos en Madrid para deslizar el mensaje y para desmarcarse de la radicalidad de su Gobierno. Y todo ello pese que él mismo ha formado parte de ello hasta este último minuto.

La noticia no sentará bien en la Generalitat, que ha pretendido frenar las dimisiones internas y dar una apariencia de unidad frente a la respuesta del Gobierno y ante la aplicación del 155 de la Constitución Española.

Vila, de hecho, ante las presiones de Puigdemont, ha esperado a que terminara la sesión sobre el 155 en el Parlament para hacer pública su renuncia, pese a haberla trasladado oficialmente al presidente regional y a sus más cercanos colaboradores. De hecho, su jefe de prensa ha estado muy activo intentando desmentir durante todo el día la dimisión del consejero de Empresa. Una vez consumada, la fractura en el Govern es total.

A Vila hay que sumar otras dos dimisiones en las filas del partido de Puigdemont, aunque por motivos distintos. Los diputados Jordi Cuminal y Albert Batalla dejaban el PDeCAT por discrepancias con la dirección, básicamente porque Puigdemont no declaraba la independencia.

El Gobierno de Rajoy es consciente de que Santi Vila se ha comportado durante todo este tiempo como uno de los factores de conexión entre Puigdemont y el Gobierno. Una posición que ha mantenido desde la época en la que coincidió con Ana Pastor en su anterior etapa como ministra de Fomento.

El Gobierno, que de momento no quiere hablar de etapas posteriores en medio del desafío y de la aplicación del 155, sí ha recibido ya el mensaje de la comunicación de renuncia trasladado por Santi Vila a Puigdemont. Sabe que se trata de una de las personas mejor conectadas con el mundo empresarial catalán y que, de un modo u otro, volverá a intentar hablar con una capa política con la que reconducir el ambiente a medida que los acontecimientos más traumáticos vayan pasando. Aunque eso, tampoco lo niegan en el Gobierno, puede aún tardar tiempo en llegar.

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