Memoria Histórica

La Cruz de Carlos III otorgada por Sánchez a Iglesias la recuperó Franco tras su extinción republicana

Franco cruz Pablo Iglesias
Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Franco.
Segundo Sanz

La Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, otorgada por Pedro Sánchez a ministros salientes de sus gobiernos, como el ex vicepresidente segundo y ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, y a otros del Partido Popular, fue restablecida por Franco en 1942 tras haber sido extinguida por el Gobierno provisional de la Segunda República.

El Ejecutivo de Sánchez, tan revisionista del pasado a través de su particular memoria histórica, que le ha llevado a exhumar los restos de Franco y a preparar una reforma de la ley de Zapatero, no ha tenido reparo ahora en repartir a granel distinciones de la Cruz de Carlos III -máxima distinción civil- que el comité revolucionario republicano-socialista suprimió poco después de haber proclamado la República el 14 de abril de 1931.

No fue hasta 1942 cuando Franco recuperó la Orden y su condecoración, que han seguido vigentes hasta la fecha. En 1983 el Gobierno de Felipe González estableció que también pudiera ser otorgada a «damas de nacionalidad española o extranjera» y facultó a la Presidencia del Gobierno para «adaptar el Reglamento aprobado por Real Decreto de 19 de enero de 1910 a las circunstancias y condiciones actuales». Ya en el año 2000 el Ejecutivo de José María Aznar aprobó un norma para dicha adaptación y acordó en 2002 un reglamento con más detalles sobre su concesión, que sigue el real decreto firmado por Pedro Sánchez el pasado 28 de diciembre.

En concreto, aquel Gobierno provisional de la Segunda República, integrado por los socialistas Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero como ministros de Hacienda y Trabajo, respectivamente, firmó el decreto de 24 de julio de 1931 por el que el Ministerio de Estado declaró «extinguidas todas las Órdenes dependientes de este Ministerio a excepción de la de Isabel la Católica».

«Espíritu republicano»

El decreto decía así: «El criterio de austeridad que el Gobierno provisional de la República se ha impuesto como severa norma desde su advenimiento, oblígale a adoptar ciertas medidas, que las circunstancias presentes aconsejan, con respecto a honores y condecoraciones civiles».

Y subrayaba a continuación: «Una de ellas es la supresión de las Órdenes dependientes del Ministerio de Estado, con la única excepción de la Isabel la Católica, que, sin menoscabo del espíritu republicano de la Nación, debe conservarse por evocar su nombre tradiciones y grandezas imperecederas del pasado histórico de España». Cabe recordar que Carlos III fue paradigma del absolutismo ilustrado y reformador.

Gaceta de Madrid con el decreto republicano de 1931 que extinguió la Orden de Carlos III.

Sobre la orden de Isabel la Católica, la motivación añadía que «circunstancias de orden internacional aconsejan la conservación de una distinción honorífica destinada a premiar servicios de dicho carácter y virtudes cívicas, altos merecimientos para con la Humanidad, la Patria y la República o méritos relevantes en la política, en la ciencia, en las artes y en las letras».  El citado decreto llevó la rúbrica de Niceto Alcalá-Zamora, presidente del Gobierno provisional de la República, y Alejandro Lerroux, ministro de Estado.

Once años después, el 10 de mayo de 1942, el régimen de Franco restableció la Orden de Carlos III con la denominación de «Muy distinguida Orden de Carlos III». Así se tituló aquel decreto firmado por el dictador Francisco Franco a propuesta del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer, «previa deliberación del Consejo de Ministros» y «con objeto de premiar extraordinarios y muy meritorios servicios prestados a la Patria por nacionales y extranjeros».

Derogación

El artículo tercero señalaba que «el Ministerio de Asuntos Exteriores dictará el Reglamento para la aplicación de este Decreto y adaptación del anterior a las circunstancias actuales». Este decreto no fue derogado en su integridad hasta la aprobación por parte del Gobierno de Aznar del Real Decreto 1051/2002, de 11 de octubre, por el que «se aprueba el Reglamento de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III». Así consta en su disposición derogatoria única, que menciona expresamente el decreto de Franco y Serrano Suñer.

Decreto de Franco de 1942 restableciendo la Orden de Carlos III.

El mismo real decreto de 2002 derogó también el real decreto de 19 de enero de 1910, el Real Decreto 2103/1983 y la orden de 8 de mayo de 2000. En su exposición, señala que «la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III fue instituida por el Rey Don Carlos III, por Real Cédula de 19 de septiembre de 1771, con el fin de condecorar a individuos beneméritos».

Y agrega: «El lema del que la dotó su fundador desde su creación, ‘Virtuti et merito’ (virtud y mérito), es el mejor indicativo de la finalidad de la Orden, pues serían las virtudes personales y el mérito alcanzado en el servicio a la Corona las prendas personales que debían acompañar a quienes fueran agraciados con tan Distinguida Orden». Este reglamento es el que ha utilizado Pedro Sánchez para condecorar a sus ministros salientes, entre ellos el que fue titular de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, republicano confeso.

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