El consenso llegó con la apostilla "en un plazo máximo de 6 meses"

El Consejo se alargó porque el partido quería un 155 «largo» y Rajoy cumplir el pacto de elecciones en enero

Mariano Rajoy
Rajoy y sus ministros, en el Consejo extraordinario para la aplicación del artículo 155. (EFE)
Carlos Cuesta

PP y PSOE pactaron celebrar las elecciones catalanas en un plazo de dos meses. Antes de acabar enero, en concreto. Pero el Consejo de Ministros decisivo para la aplicación del artículo 155 tuvo que cuadrar voluntades. El PP quería una aplicación más «larga», que garantizase el tiempo suficiente para devolver Cataluña a la estabilidad jurídica y social. PSOE y Ciudadanos, dentro del pacto del 155, sin embargo, quieren comicios en enero. Y así lo han exigido. La solución buscada por Rajoy fue la fórmula «elecciones en un plazo máximo de seis meses».

No se rompe el pacto, pero se deja abierta la posibilidad de ampliar los tiempos dependiendo de la situación y tensión social en Cataluña.

Ciudadanos era claramente favorable al PSOE en este punto. Quiere unas elecciones lo más rápido posible. Y el argumento de ambos partidos coincide en este punto con el del propio Gobierno: no es conveniente generar una situación que pueda ser comparada bajo ningún concepto con una ocupación intencionada o, incluso, desde la óptica separatista, con una situación colonial.

Así lo rubricaron Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera hace un par de días. Pero el PP y los representantes de este partido desde el primer momento dudaron de la idoneidad de una medida que puede desembocar en que se celebren unas elecciones bajo un ambiente de inestabilidad jurídica y social y de tensión e incluso miedo de determinados colectivos a expresar su opinión y a depositar su voto.

Pese a ello, las presiones de PSOE y Ciudadanos llevaron a Rajoy a aceptar la exigencias bajo la premisa de que era necesario ir juntos todos los partidos constitucionalistas. De que una división de los tres partidos puede dar alas al separatismo.

Pero el Consejo de Ministros de aprobación de las medidas del 155 ha vuelto a demostrar que el debate no estaba zanjado. El Consejo se alargó. Y en el se debatió, en profundidad. Y se hizo sobre este punto. Porque lo cierto es que los informes policiales y sociales que se están trasladando a Moncloa apuntan al enorme riesgo de anticipar demasiado unas elecciones.

Por eso, Mariano Rajoy optó por una fórmula que no rompe el pacto pero permite, dependiendo del contexto, tomar algo más de tiempo para garantizar una elecciones libres y sin presión ni coacción.

El portavoz socialista, José Luis Ábalos, sin embargo, dejó constancia en su intervención posterior de cierto escepticismo. Era precisamente por este asunto. Ábalos aseguró que, en todo caso, confía en que la aplicación del 155 sea “lo más breve posible y muy, muy limitada”. La indirecta es clara.

Tan clara como la tensión que el 155 está provocando ya en todo el PSC y en todo el PSOE. Núria Parlon, número dos de los socialistas catalanes, ha dimitido como miembro de la Ejecutiva nacional, y ha firmado junto a otros tres alcaldes de grandes ciudades un comunicado exigiendo a Sánchez que se «oponga frontalmente» al 155.

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