Colau descarta un tripartito con ERC en Barcelona y mantiene su candidatura con apoyo del PSC
Ada Colau ha descartado un tripartito para la Alcaldía de Barcelona tras constatar la imposibilidad de llegar a un acuerdo con ERC y con el PSC, quedando esa opción «descartada». Sí mantiene su candidatura con el apoyo de los socialistas.
El partido de la actual alcaldesa en funciones, BComú, ha subrayado en un comunicado que el PSC está dispuesto a sumar por su investidura, mientras que ERC «ha manifestado que continúa presentando a la investidura a su candidato», Ernest Maragall.
«Este marco de vetos cruzados y la responsabilidad de defender políticas nos impulsan a presentar la candidatura de Ada Colau a la Alcaldía», como aprobó el pleno de BComú el pasado viernes, ha destacado.
Si Colau obtuviera los votos de los diez ediles de BComú y los ocho del PSC, sólo necesitaría tres más para ser investida alcaldesa, y el líder de BCN Canvi-Cs, Manuel Valls, ya le ofreció los de su grupo municipal, que contará con seis ediles, aunque tres son de Cs, que rechazó apoyar a Colau.
Valls le ofreció estos votos para evitar que la ciudad tenga un alcalde independentista como Maragall -que ganó las elecciones pero con un empate en concejales con BComú-, y con sus votos y los del PSC sería investida Colau, que aseguró el domingo sobre posibles apoyos: «Todos los votos que vengan, bienvenidos sean».
«Vetos»
La formación de Colau considera que la ciudadanía dio en las elecciones «un mandato claro de configurar un gobierno de izquierdas», con una mayoría de 28 concejales que suman ERC, BComú y PSC, con diez los dos primeros y ocho los socialistas.
«Pero ni ERC ni el PSC han salido de los bloques ni de los vetos cruzados», ha aseverado la formación, cuya coordinadora se reúne la tarde de este mismo miércoles para hacer seguimiento de las últimas reuniones y para valorar los pasos hasta el pleno del sábado.
«Trabajaremos para lograr la Alcaldía en el pleno» de este sábado, ha garantizado BComú, y ha sostenido que tiene una responsabilidad ante sus electores y la ciudad que ha gobernado los últimos cuatro años.
Esta responsabilidad es la de «defender la agenda del cambio iniciada, no depender de las agendas cruzadas entre el resto de fuerzas de izquierdas e iniciar una nueva etapa en la política catalana» que supere vetos y apueste por el diálogo y la desjudicialización, ha detallado.