El CNI busca contrarreloj a terroristas infiltrados entre los refugiados afganos que vendrían a España
Apenas quedan unas horas para abandonar definitivamente Afganistán, seguramente incluso antes de concluya este fin de semana, lo que ha obligado a los servicios de inteligencia españoles a acelerar el cribado de los refugiados que embarcan en los aviones españoles en busca de infiltrados de los talibanes.
En los primeros días se procedió sobre todo al revisado de la documentación de las personas que figuraban en las listas del Gobierno español. Ahora, sin embargo, el cribado es prácticamente sobre el terreno, con un contacto persona a persona en el mismo aeropuerto de Kabul.
La preocupación es máxima no sólo entre la inteligencia española, sino en toda Europa, donde todos los Gobiernos se miran de reojo ante la posibilidad de que algún posible terrorista se cuele entre los miles de refugiados que están aterrizando en sus aeropuertos. Unas miradas que se centran especialmente en España al convertirse, en palabras del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en el «hub» europeo de los refugiados afganos.
De hecho, Francia y Reino Unido ya han detectado al menos una docena de fundamentalistas infiltrados entre los afganos que han acogido. París reveló la detención de cinco de ellos que se escaparon del centro donde están acogidos y Londres ha detectado a un grupo que figura en las listas de los sospechosos de terrorismo que manejan las aerolíneas comerciales.
Austria teme por su «paz social»
Un país que ha llevado al extremo su temor ante la llegada masiva de refugiados afganos es Austria, cuyo Gobierno -formado por conservadores y verdes- ya ha manifestado que no aceptará más tras recibir en estos años a 40.000 personas, algunas de las cuales han protagonizado sucesos violentos en sus calles que han conmocionado a la opinión pública.
Y es que los austriacos están aún en shock por la violación y asesinato de una niña de una niña de 13 años a primeros de julio, un terrible suceso por el que fueron detenidos precisamente tres afganos. El canciller Sebastian Kurz prometió entonces «mano dura» para frenar la inmigración: «Me parece intolerable que personas acudan a nosotros, digan que quieren protección y entonces cometan crímenes crueles, bárbaros, en Austria», fue la dura advertencia que lanzó.
El ministro austriaco del Interior, Karl Nehammer, ha advertido que deportará a todos a los que se deniegue la petición de asilo y que su obligación es mantener «la paz social». Su propuesta es que deben ser países limítrofes los que acojan a todos los que quieran abandonar Afganistán.
Esta misma propuesta es la que defiende Vox, el único partido que ha pedido públicamente que los afganos sean acogidos en países musulmanes cercanos a su país. La excepción serían un grupo de poco más de 100 personas de la etnia hazara y que practican la religión cristiana, una solicitud que el ministro Albares ya ha dicho que está incluida entre sus prioridades.
Controles «severos»
Pero sobre todo Vox ha pedido al Gobierno que se hagan controles «severos» de entrada para aquellos civiles afganos que pidan asilo en España y que se garantice la seguridad de los españoles evitando la entrada de yihadistas.
La inteligencia española tiene experiencia en la vigilancia de los inmigrantes procedentes de Afganistán. Además de las sospechas de que había infiltrados entre los colaboradores tras el atentado de 2015 en la embajada, ya en 2014 hubo una primera repatriación de traductores a los que se ofreció instalarse en España y a los que se investigó -familias incluidas- a fondo. En realidad es el mismo proceso que se sigue con todo el flujo de inmigrantes procedentes del mundo árabe.