Los ciudadanos no se fían: el voto por correo bajo sospecha
El voto por correo ha sido es uno de los grandes protagonistas del 28M y lo va a ser del 23J. Y tras los escándalos de Melilla, Mojácar y un buen puñado de localidades, por las sospechas de compra de votos. Cake Minuesa se ha plantado a las puertas de una oficina de Correos y ha preguntado a los ciudadanos: «Yo no me fío», ha sido la respuesta más escuchada.
El miedo en todos los que se han parado ante el micrófono de Cake Minuesa es la sensación más extendida. ¿Valdrá su voto? ¿Corremos el riesgo de un pucherazo? Y también los farragosos trámites que se exigen para participar en lo que se denomina como la fiesta de la democracia.
La Junta electoral obliga ahora a presentar el DNI antes de recoger los documentos y el resguardo del voto por correo. Pero resulta que en el domicilio donde se veranea no se exige el documento de identidad e, incluso, se puede delegar en otra persona tal y como nos cuentan a las puertas de las oficinas de Correos. Y a partir de aquí casi puede pasar cualquier cosa.
Las famosas sacas de Correos en las que se transportan los votos son otra de las preocupaciones de los ciudadanos. Y en concreto lo que se refiere a su custodia. Muchos ciudadanos no se fían de que alguien no tenga la tentación de meter la mano en la saca.
En lo que también hay una práctica unanimidad ciudadana es en el cabreo por la fecha elegida por Pedro Sánchez para celebrar las elecciones: un 23 de julio, un día en el que salvo raras excepciones la Península está bajo los efectos de un calor agobiantes.
Se pueden oír preguntas como esta: «¿Y qué pasa si alguien tiene problemas físicos o padece alguna enfermedad y le citan para estar en una mesa electoral a más de 40 grados en un colegio donde no hay aire acondicionado?»
El problema lo resume uno de los ciudadanos entrevistados por Cake: «Sanchez se ha rodeado de unas amistades peligrosas que le llevaron al Gobierno y lo peor es que quiere repetir con ellos».