Cambia la tradición: ciclistas en lugar de camellos, secuaces de Darth Vader y vedettes en vez de pajes

Los camellos que siempre han sido protagonistas en las cabalgatas desde siempre se han convertido en Madrid en ciclistas o en guerreros imperiales de la guardia de Darth Vader en la Guerra de las Galaxias. La música navideña se ha convertido en sonidos del mundo. Los animales han desaparecido de los desfiles, y en algunas cabalgatas en diferentes distritos han aparecido ‘reinas magas’. Así de chocante ha sido el primer 5 de enero en el Madrid de Manuela Carmena y su equipo.

La comitiva real salió desde las 18:30 horas en Nuevos Ministerios: al menos sí respetaron eso, la comitiva seguía siendo “real”. En dirección a la plaza de Cibeles marchaban 33 carrozas en lo que, más que una celebración de la llegada de los reyes magos, se convirtió en una suerte de parque temático sobre los cinco continentes, en un viaje rumbo a la capital de España.

Aconsejados por la alcaldesa, en esta ocasión los camellos sobre los que viajan los reyes magos se convirtieron en triciclos, en un desfile en el que no aparecieron más animales que los caballos sobre los que montan los agentes de policía.

Sí que apareció un pelotón de 300 ciclistas, niños, adultos, agentes de movilidad y policías municipales, en un desfile que pese a estar en 5 de enero en esta ocasión sonó a batucadas, a sonidos de ‘world music’, con muestras tan plásticas como chocantes para una cabalgata como el baile protagonizado por 30 personas que formaban palabras en una sopa de letras de globos de lyz.

También regresó a la ciudad un autobús de la Empresa Municipal de Trasportes que realizaba en los años 70 el recorrido de la línea 27 y que ahora se encuentra en un museo. Del lejano oriente llegó un gran elefante de papel y un dragón gigante, del ártico un oso polar, África “aportó” bailarines, y hasta el espacio exterior estuvo representado, por los mencionados guardianes salidos de ‘Star Wars’.

Así transcurrió esta cabalgata, que tuvo más de colorido desfile inspirado en una particular concepción de la modernidad que de la esperada cabalgata del 5 de enero por quienes se acostarán aguardando la visita de los reyes magos.