El alcalde de Camporredondo al senador que pidió quitar la calle de Calvo Sotelo: «Es un chupasangre»
Javier Izquierdo responde al senador de Compromís que le envió un requerimiento sobre la calle Calvo Sotelo
Izquierdo es ganadero y se dedica gratis a la alcaldía: "Me gustaría verles trabajar 12 horas en el campo por un sueldo de 1.000 euros"

Érase una vez un pequeño pueblo de Valladolid que se rebeló contra el Senado de España. Como la imagen de la aldea gala de Asterix rodeada de romanos. «No quitaré la calle. No sabe ni dónde está mi pueblo». Es la determinación con la que Javier Izquierdo, alcalde de Camporredondo, defiende a su pueblo de 154 habitantes a 30 kilómetros de Valladolid: «No queremos que nos quiten lo nuestro». La calle Calvo Sotelo lleva en Camporredondo desde no se sabe cuándo. Pero el senador por la Comunidad Valenciana, Carles Mulet, pidió a la Mesa de la Cámara Alta, presidida entonces por Pilar Llop, que requiriera al alcalde un informe para saber si la calle incumplía la Ley de Memoria Histórica. La Mesa del Senado llegó, incluso, a dedicar dos sesiones a tan trascendental tema en febrero y marzo de 2021, en plena pandemia.
Carles Mulet se define en sus redes como ‘rústico ecosocialista’. Javier Izquierdo le define como «un pelele… sin más… un chupasangre». Mulet es senador pancatalanista de Compromís, de Mónica Oltra, la del ex marido abusador de una menor, que sigue pegada como una lapa al cargo de vicepresidenta de la Generalitat del socialista Ximo Puig. Javier Izquierdo no es ‘rústico ecosocialista’. Es simplemente ganadero. Y es del PP. Trabaja de sol a sol en el campo («14 y 15 horas diarias a veces») y no cobra ni un euro por ser alcalde de Camporredondo sacando tiempo de donde no lo hay. «Me gustaría verles trabajar 12 horas diarias por un sueldo de 1.000 euros», dice. «La gente está ahogada y se dedican a esto».
Hitos parlamentarios del senador Mulet
El senador Mulet cobra 86.000 euros al año. Se le conoce por pedir la comparecencia de Bárbara Rey en el Senado para hablar del Rey Juan Carlos. O por calificar como “franquista” a Don Pelayo, el rey astur que inició la Reconquista, muerto en el año 737. Mulet también ha preguntado al Gobierno (y no es broma) si tiene algún plan de contingencia contra una invasión zombie. Son hitos del parlamentarismo continental. Como cuando advirtió a Pedro Sánchez que el Valle de los Caídos «está maldito». Mulet da mal rollo con estas cosas. Se recomienda escucharle con ristras de ajo en el cuello. El día que se subió a la tribuna del Senado para pronunciar solemnemente «el primer discurso de la historia en llionés [lengua leonesa]» los plomos saltaron y el hemiciclo se quedó a oscuras mientras intentaba que alguien le entendiera entre el descojono general de Sus Señorías. El amor de Mulet por el llionés le llevó a viajar hasta Zamora (con cargo al Senado, suponemos) para grabar, a pie de Duero, una entrevista a un escritor llionés. Él habla en (supuesto) valenciano (catalán en realidad) y el entrevistado en llionés. Más ridícula la escena no puede ser. Se la enseñamos al alcalde de Camporredondo: «Todo esto es una tontada. Es gente que no quiere trabajar», dice, parco en palabras y sobriedad castellana, pero certero.
Desde su explotación ganadera y su campo de cereal, Javier Izquierdo, alcalde de Camporredondo, lo ve así: «Es un gasto inútil. Para dedicarse a esto que dejen el escaño». Es la voz llena de sentido común de un currante que es alcalde -gratis total- de la España Vaciada de la que tanto hablan en los enmoquetados salones de las Cortes y en La Moncloa de Pedro Sánchez: «Es todo una pamema. Nos tienen olvidados totalmente». Izquierdo cuenta el drama de trabajar a pérdidas en el campo mientras el Gobierno y sus socios, como Mulet, se dedican a la Memoria Histórica. «Cuando vimos la carta del Senado pensamos que era para ayudarnos, pero no». En su carta de respuesta a Pilar Llop, el alcalde lo dejó claro: «Esta Corporación hubiera deseado recibir una comunicación de la Cámara Alta de su país en el que se interese por las necesidades, carencias, problemáticas de este municipio, y en definitiva, de sus vecinos, ya que ellos, forman parte de la España no vacía sino ya VACIADA Y OLVIDADA para casi todo, menos para pagar los impuestos que sufragan sus altos salarios». Leer sólo este párrafo ya debería haber producido algo de vergüenza al senador Mulet y a Pilar Llop, responsable final de toda esta patochada en plena pandemia, cargada en el fondo de incultura y resentimiento.
El «mal hacer» de Mulet
Javier Izquierdo cuenta a OKDIARIO que en el bar de Camporredondo hablan sobre todo «del tiempo…» y «casi nada» de política. Por el pueblo, de vecinos ya ancianos, también pasó, implacable, la Guerra Civil: «La guerra es pasado y aquí no se habla mucho o nada de eso. La gente quiere vivir el presente. El senador Mulet tiene mal hacer. Sólo busca enfrentarnos y hacer mala sangre».
Cuenta el alcalde de Camporredondo que la pandemia no la están viviendo del todo mal y que un empresario nacido en el pueblo les donó (no vendió) mascarillas ya en marzo y abril de 2020, al iniciarse el estado de alarma. Es justo cuando el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, pagó a un empresario vasco, Sergio Zaitegui, 200.000 euros por mascarillas y material de protección. El empresario vasco invitó después al regidor socialista a un yate de lujo en Ibiza por 6.500 euros. El empresario vallisoletano que donó el material a Camporredondo es el dueño de un importante grupo empresarial, que estuvo viviendo 45 años en China y con hilo comercial directo con aquel país. Pero Óscar Puente, que afirma que buscó mascarillas por todos lados, no fue capaz de encontrar a este conocido paisano suyo de generosidad demostrada con su pueblo natal. Dos formas de hacer política. Javier Izquierdo, en Camporredondo: donación de mascarillas sin yates de lujo. Óscar Puente en Valladolid: lo ya sabido.
Carta viral
La carta de Javier Izquierdo al Senado se hizo viral. Es impecable en el fondo y en la forma. «La hice con mi equipo de gobierno y la secretaria interventora que viene un día a la semana al pueblo». Cuando Izquierdo dice «mi equipo de gobierno» quiere decir dos personas más. La corporación municipal la forman 5 concejales: 3 del PP y 2 del PSOE (el partido de Óscar Puente, el alcalde que no encontraba mascarillas). En las elecciones de 2019 votaron en Camporredondo 116 personas. Javier Izquierdo sacó 60 votos y su rival del PSOE 47 votos. «Aquí acabamos rápido el recuento», dice con una pequeña concesión a la sorna. Izquierdo tiene claro que otro alcalde, incluso del PSOE, tampoco quitaría la calle Calvo Sotelo. De hecho, el Senado ya se dirigió a ellos en 2018. El anterior alcalde, simplemente, pasó de la Cámara Alta y ni contestó.
Sin embargo, esta vez, el requerimiento merecía respuesta por el enorme esfuerzo intelectual y de investigación del requirente. El insigne senador Mulet hizo el nuevo requerimiento a Camporredondo de forma mucho más rigurosa: basándose en el Trabajo Fin de Máster (TFM) de un diseñador de datos en el -conocidísimo- centro Shifta by Elisava, adscrito a la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. El diseñador vive en Costa Rica y a Mulet le ha venido como anillo al dedo salvo en un punto para un separatista como él: el apellido del diseñador. Se llama Eduardo España y, por cierto, ha borrado de Internet su TFM. «Lo habrá hecho por vergüenza», nos dice el alcalde en otra frase seca con sabor a sentencia.
De manera que con tan sólidos basamentos, el Excelentísimo Señor don Carlos Mulet García (apellido dudoso para ser indepe pancatalanista de pura cepa y ADN), se lanzó a pedir a Camporredondo la información sobre la calle Calvo Sotelo. Pero con un problema. Mulet García no sabe dónde está Camporredondo, pero tampoco sabe a qué Calvo Sotelo se refiere la calle. «Han oído tiros y no saben dónde», cuenta a OKDIARIO Javier Izquierdo. En su carta, abochorna al senador independentista: «Al senador Carlos Mulet, con tanto trabajo diario que tiene y un salario “ínfimo” de 86.004,80 euros, se le ha olvidado especificar qué “Calvo Sotelo” incumple la Ley 52/2007, existiendo por si no lo saben todos Vds. dos posibles personas: el Sr. Leopoldo Calvo Sotelo, presidente del Gobierno de España entre febrero de 1981 y diciembre de 1982 y el Sr. José Calvo Sotelo, ministro de Hacienda en 1925, diputado de Renovación Española en las elecciones de 1933, amenazado de muerte por Dolores Ibárruri, y asesinado a tiros por Luis Cuenca, socialista, en la madrugada del 13 de julio de 1936, cinco días antes del golpe militar, cuando lo llevaban ilegalmente detenido en una camioneta desde su casa a la Dirección General de Seguridad».
A la lección de historia del modesto alcalde castellano le sigue en la carta (viralizada en redes) una lección de Derecho al recordarle a Mulet García que a ninguno de los dos, en cualquier caso, se le podría aplicar la Ley de Memoria Histórica. En el caso de Leopoldo Calvo Sotelo porque fue presidente del Gobierno ya en democracia (1981-1982) cuando Mulet García (nacido en el 75, mientras moría Franco) tenía 6 añitos. Y en el caso de José Calvo Sotelo -dice el alcalde en su carta al Senado- «tampoco podríamos adoptar el acuerdo que nos solicitan porque, tal y como ya se ha expuesto anteriormente, la Ley 52/2007 sólo se debe aplicar a los protagonistas de la sublevación militar del 18 de Julio de 1936, de la Guerra Civil y del régimen del general Francisco Franco y, como la historia de este país no se puede cambiar, el Sr. José Calvo Sotelo no fue uno de los protagonistas de la sublevación del 18 de Julio de 1936, ni de la Guerra Civil ni del régimen del general Franco porque YA ESTABA MUERTO». El «YA ESTABA MUERTO» lo pusieron, así, con mayúsculas, para que Llop y Mulet García lo leyeran bien.
A la lección de historia y de derecho le sigue -en la carta al Senado- otra de Justicia: «En consecuencia -dice Javier Izquierdo- no sólo no se le puede aplicar la citada Ley 52/2007, sino que si atendemos al hecho objetivo de que el Sr. José Calvo Sotelo fue asesinado por un militante socialista por sus ideas políticas su figura debería ser honrada por todos nosotros». A estas alturas de la misiva, la cara de vergüenza de Pilar Llop y Mulet García debería estar ya por el (sub)suelo. «Fueron héroes», dice a OKDIARIO sin complejo alguno y un crucifijo detrás de su mesa. «Los dos merecen una calle». El PP sin complejos está, al menos, en Camporredondo, Valladolid. El alcalde recuerda que «a los delincuentes [etarras] se les honra y a la buena gente [los Calvo Sotelo] no».
«No merece el saludo»
Le preguntamos a Javier Izquierdo qué pasaría si el senador Mulet fuera a Camporredondo (cuando lo encuentre en el mapa). Esta gente, como Izquierdo, que trabaja de verdad no está para tonterías: «No será bien recibido aquí. No tengo ningunas ganas de verle. Éstos no merecen ni el saludo. Sólo vienen a avasallarnos. Viven de nosotros». Podría añadirse que… Firmado: La España real.
Mulet como Iglesias: Excelentísimo Señor de por vida
Por cierto. Lo han leído bien. A Mulet García le damos en OKDIARIO el tratamiento que merece: Excelentísimo Señor don Carlos Mulet García. Sí. Excelentísimo Señor y de por vida, además, como Pablo Iglesias gracias a la Gran Cruz de la Orden de Carlos III concedida por Pedro Sánchez por sus servicios a España y a la Corona. Artículo 23.1 del Reglamento del Senado: «Los Senadores tendrán tratamiento de excelencia, que conservarán con carácter vitalicio, y derecho a la asignación, dietas e indemnizaciones por gastos necesarios para el desempeño de su función». Debería incluir el artículo: «Pagados por todos nosotros», incluído Javier Izquierdo mientras trabaja de sol a sol en el campo, hace de alcalde gratis y tiene que ocuparse de las chorradas de Mulet.
Mulet García lleva en política, a sueldo, sirviendo al pancatalanismo separatista en Castellón y Valencia más de la mitad de su vida, previo paso por la Universitat Oberta de Catalunya y la Universidad de Valencia, fundada el 30 de abril de 1499 por Fernando II de Aragón, en pleno Siglo de Oro de las letras valencianas, cuando Cataluña no pintaba nada en la Corona de Aragón, el Reino de Valencia era su referente económico y cultural y Joanot Martorell ya había escrito «en lengua valenciana» Tirant lo Blanc. Cervantes conoció y leyó el libro precisamente en Valladolid y dijo de él que era «el mejor libro del mundo». Por entonces ni estaba ni se le esperaba el delirio ese de los Països Catalans que adora Mulet García basado, precisamente, en la mentira original de que Tirant lo Blanc es la primera obra escrita en catalán.
El ‘ínclito’ Mulet García pertenece al partido de Mónica Oltra, Iniciativa del Poble Valencià, integrado en Compromís, a la que, según las encuestas, le quedan dos Telediarios en el gobierno valenciano. Mulet García ha preguntado en el Senado por los zombies pero no por el ex marido abusador de su jefa en el partido. Un valiente.
Valiente de verdad, Javier Izquierdo, alcalde de Camporredondo, que al acabar de hablar con nosotros cerrará con llave el viejo ayuntamiento y volverá a llenar de barro sus botas de sol a sol.
Érase una vez un pequeño pueblo de Valladolid que se rebeló contra el Senado de España… y la estupidez.