LA VUELTA DEL COMUNISMO (I)

El abuelo de Iglesias pasó de ser un ferviente comunista a dar loas al «glorioso salvador» Franco

Jiménez Losantos desmonta en su libro 'La vuelta del comunismo' la versión del líder de Podemos sobre su "abuelo heroico"

El autor aborda cómo Manuel Iglesias Ramírez hizo carrera en el "ministerio más falangista" durante el franquismo

Pablo Iglesias
Jiménez Losantos y su libro 'La vuelta del comunismo' donde trata el pasado franquista del abuelo de Iglesias.
Segundo Sanz

El periodista, escritor y presidente de esRadio, Federico Jiménez Losantos, ha publicado un nuevo libro con el título La vuelta del comunismo (Editorial Espasa) en el que analiza la deriva chavista de España con la llegada de Pablo Iglesias al Gobierno en el primero de coalición 80 años después de la Guerra Civil. En este contexto, Jiménez Losantos desmonta la versión del líder de Podemos sobre su «abuelo heroico» y antifranquista, Manuel Iglesias Ramírez, y recoge el contenido de la carta de clemencia que remitió a Franco para que le conmutara su sentencia de muerte. Un misiva «cursi», sin desperdicio, llena de elogios y reverencias hacia el «Caudillo», renegando abiertamente de la «causa roja».

Jiménez Losantos relata que Iglesias Ramírez fue «uno de los muchos que, con responsabilidades graves en el bando republicano (nada menos que presidente de un tribunal militar), vieron la guerra perdida y creyeron que una rápida rendición podía facilitar el perdón de Franco -que desde el principio había exigido la rendición incondicional- o condenas más leves».

El libro señala que, según publica Francisco Espinosa Maestre en ‘Masacre. La represión franquista en Villafranca de los Barros (1936-1945)’, el abuelo de Pablo Iglesias fue «presidente del Tribunal Permanente del IX Cuerpo de Ejército desde marzo de 1938» y en este último cargo «intervino en unas 650 causas y dictó nueve sentencias de muerte».

Éste y otros datos recabados por el juez de instrucción, señala Jiménez Losantos, «incluidos los que favorecían al acusado, como la ayuda a personas de derechas al final de la guerra, no daban mucho margen al tribunal, cuyo fiscal pidió y obtuvo la pena de muerte» para el abuelo de Iglesias por «rebelión militar».

Cabe decir, prosigue el autor del libro La vuelta del comunismo, que, si la sentencia fue fruto de los franquistas «de abajo», ironizando así sobre el lenguaje populista de los podemitas, la «salvación» de Manuel Iglesias Ramírez fue obra de los franquistas «de arriba», que consiguieron que la carta de petición de clemencia le llegara a Franco de manos de su ministro Gamero del Castillo.

Jiménez Losantos reproduce la transcripción de algunas frases de la misiva que realiza Alfonso García López en su libro Algunos abuelos de la democracia (2018, autopublicado). El texto es el siguiente:

1939, Año de la Victoria, por Dios, por España y por su Caudillo Franco.

Serenísimo señor y Príncipe de Santiago (…) quien como V. E. está por encima de códigos y leyes (…) genuino y glorioso salvador de nuestro país (…) volviendo por las viejas tradiciones gloriosas (…) en su corazón magnánimo de heredero insigne de las glorias de aquellos reyes y teólogos de nuestro Siglo de Oro (…).

Quiero colaborar con mi pobre persona en su Obra Eterna; no quiero morir por una causa antiespañola y, por ende, anticristiana, necesito, como Raimundo Lulio, lavar en el martirio por una causa santa y justa el delito de una juventud a la que se engañó miserablemente en la Universidad de Sevilla. (…) morir por una causa bella es alegre y digno, la vida es un acto de servicio y la vida religiosa es milicia, dijo nuestro San Ignacio, militar y español como V. E. (…) pero morir por algo tan torpe y miserable como fue la causa roja es una doble muerte, ineficaz y estéril. (…) engañado por esa serie de mercachifles, que, al servicio de sociedades secretas, forjaban nuestras almas prostituidas universidades.

En el trámite exculpatorio, añade Jiménez Losantos, el abuelo de Pablo Iglesias presentó su trabajo en las Hermanas de San Vicente de Paúl, el que «obtuvo declarándose comunista, por serlo el jefe que podía contratarle», como forma de «proteger a las monjitas».

De las más altas jerarquías

Finalmente, Franco, sigue el libro, firmó la conmutación de la pena de muerte de Manuel Iglesias Ramírez  por cadena perpetua el 11 de noviembre de 1939. Y el 19 del mes siguiente, abandonó la cárcel y emprendió, «pese a sus antecedentes y gracias al poyo de las más altas jerarquías del régimen, una carrera larga y fructífera en la administración franquista, desde la que elogió, ya sin necesidad, en nada menos que 14 libros de propaganda, tanto el valor social de su legislación laboral, como el factor religioso para la vida sexual», resume Jiménez Losantos.

En el epígrafe siguiente, el autor aborda también cómo el abuelo del actual vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, hizo carrera en el franquismo. Manuel Iglesias diría años después que su puesto en el Ministerio de Trabajo, «lo consiguió gracias a una cuñada». Se trataría de Pilar, que había «ingresado en 1942 en el Servicio de Incorporación de Excombatientes al Trabajo», afirma Jiménez Losantos, que califica dicho ministerio como «el más falangista de todos».

El periodista echa por tierra este relato del abuelo de Iglesias al incidir en que «no es demasiado creíble que si la flor y nata del franquismo le había ayudado a evitar el paredón, la cadena perpetua, la libertad vigilada y garantizó por escrito que trabajaría en el think tank más importante del régimen, lo fueran a dejar en el paro».

Este nuevo libro de Jiménez Losantos da continuidad al que publicó en 2018 con el título Memoria del comunismo. De Lenin a Podemos (Esfera de los Libros).

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