Sánchez no se corta: envía las cuentas a Bruselas con la trampa de 13 meses de ingresos de IVA en 2019
Los Presupuestos de Pedro Sánchez se presentaron ante la opinión pública con uno de los mayores trucos de artificio jamás vistos en economía: que un año tenga 13 meses a efectos de recaudación. La trampa se convirtió en toda una obscenidad a la hora de cuadrar las cuentas gracias a un mes añadido al IVA.
Pero esa obscenidad ha ido a más: se presentará a Bruselas, pese a que los sistemas de contabilidad nacional de la Comisión Europea rechazan todo ese tipo de chapuzas.
La aparición del mes 13 de 2019 fue provocada por una modificación en la fecha de declaración del IVA. Pero, incluso en un alarde de imaginación, sólo podría haberse mantenido a efectos mediáticos y por la fecha de entrada del dinero en la caja del Estado, pero nunca en los documentos remitidos a Bruselas. Y es que la Comisión Europea pide todos los datos adaptados a lo que se conoce como contabilidad nacional, una mecánica que se rige por el criterio del momento en el que se ha devengado la obligación de pagar el IVA y, por eso, los años, como no puede ser de otra forma, se empeñan en tener doce meses. Porque ningún mes genera el deber de pagar dos veces.
Pues bien, pese a eso, lo cierto es que los Presupuestos que se remiten a Bruselas llevan la misma trampa: un IVA de 13 meses. ¿Por qué? Pues porque el Gobierno se ha negado a incorporar un recorte adicional de más de 6.000 millones, tal y como le ha pedido Bruselas. A cambio le ha pasado la chapuza de un mes 13 en IVA que, casualmente, y según los papales supone 5.000 millones.
El Ejecutivo recibió hace ya un mes una noticia que no le supuso ningún agrado. Sánchez pretendía que Bruselas aceptase un objetivo de déficit del 1,8% para 2019 y la UE dijo que no, que tenía que ser del 1,3% del PIB. El resultado de este contratiempo era un recorte adicional de nada menos que 6.200 millones de euros. Y, puesto que este es un Gobierno que dice ser muy social, decidió no cumplir con el recorte adicional.
¿Cómo lo ha escondido? Pues remitiendo a Bruselas la trampa del mes 13 en el IVA. La declaración de IVA de las grandes empresas se ha adelantando en diciembre, del día 30 al 20 de dicho mes, de forma que en 2019 se harán 13 declaraciones mensuales.
Pero eso sólo es sostenible en lo que se ha denominado como criterio de caja, que refleja el momento en el que entra físicamente el dinero en la caja del Estado. Pero nunca en criterio de devengo -cuando se genera la obligación de pagar-, porque la obligación de pago corresponde a cada mes. Y los criterios de control del déficit de Bruselas -denominados de Contabilidad Nacional- se basan en el de devengo-. Traducido: que nunca se debería haber incluido la trampa en la documentación destinada a la UE, pese a lo cual se ha hecho.
Ese mes añadido de recaudación supone más de 5.000 millones de euros de supuestos ingresos extra. Una cifra que tampoco llega a los 6.200 de ajuste requeridos por Bruselas pero es que, total, puestos a hacer juegos malabares en las cuentas, ha debido pensar el Gobierno, tampoco se va a extrañar nadie porque falten 1.200 millones de euros.
Y así van las cuentas a Bruselas: sin cuadrar. Aunque también es verdad que a la UE nunca le han cuadrado los ingresos de unas cuentas teñidas de gasto. De hecho, ese fue uno de los motivos que obligó al Ejecutivo a retomar la senda de déficit del 1,3% del PIB aprobada por el anterior Gobierno de Mariano Rajoy: que Bruselas no se fía del rigor de los Presupuestos.
De esta forma, y para cumplir con lo pactado con las autoridades comunitarias, España tendría que recortar 16.000 millones el año que viene: el importe que supone pasar de un déficit del 2,7% al 1,3% exigido por Bruselas. Pero está claro que Sánchez no está por la labor: él prefiere inventarse un mes de ingresos.