Wall Street y la ironía de los nuevos máximos
Mejor imposible. En máximos históricos, con la guerra comercial más relajada, y con expectativas de recortes de tipos de interés. Así llegan las bolsas al tramo final previo a las “vacaciones” de verano en las que coinciden varios eventos que van a ser claves para el futuro inmediato de la renta variable. Ese triple Whammy del que hablábamos aquí en este espacio hace dos semanas parece que se va cumpliendo pero como siempre aún faltan dudas por resolver antes de que pueda ser así.
Pero ojo porque ahora las cosas se leen al revés y los malos datos macroeconómicos se han convertido en los nuevos buenos datos para las bolsas porque alimentan las expectativas de que efectivamente veamos bajadas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal en su próxima reunión del 31 de julio. Y más si tenemos en cuenta que a pesar de las presiones más que evidentes que sigue poniendo encima de la mesa Donald Trump para que así sea, muchos analistas empiezan a poner en duda que la economía realmente necesite un recorte inminente de tasas.
Y es que a pesar de todo, la realidad muestra a una economía que sigue creciendo por encima del 3%, una tasa de paro que se mantiene en mínimos de 50 años con buen crecimiento salarial, y con las ya mencionadas bolsas en máximos históricos. Tan sólo justificaría un posible recorte una inflación que ha sido revisada a la baja en julio al 1,6%, 4 décimas por debajo del objetivo, aunque la mayoría de miembros lo achacan de momento a factores temporales y siguen manteniendo la visión de que converge con la meta de estabilidad de precios.
A pesar de esta difícil tesitura con unos datos que invitan poco a bajar los tipos, el mercado sigue dando por hecho que así será en la próxima reunión después del nuevo tono empleado por el propio Powell ante el congreso apuntando a que reaccionarán de manera apropiada ante el deterioro de la inflación, pero lo cierto es que parece más bien que sólo está sucumbiendo a la que parece ya insoportable presión que le viene desde la presidencia Trump. Y en medio del dilema irrumpen los resultados trimestrales de las empresas seguramente más importantes de los últimos tiempos, pues van a tener la última palabra sobre la política monetaria. Sí, sobre la política monetaria.
Si las empresas empiezan a partir de esta semana a emitir profit warning, a recortar previsiones o presentar pronósticos más débiles, en especial en sectores clave como el tecnológico, industrial o financiero, pues casi seguro que la Fed recortará tasas el 31 de julio. Al contrario, si las compañías siguen mostrando crecimiento de beneficios robusto pues seguramente va a poner difícil a Powell defender esa bajada de tipos que siguen reclamando muchas voces entre ellas la del propio presidente Trump. En definitiva, los malos resultados corporativos son los nuevos buenos resultados corporativos para las bolsas. Wait and see.