Economía
OPINIÓN

Vivir en ciudades sostenibles es posible

Esta semana he tenido el privilegio de moderar un debate de GlocalForum sobre las políticas públicas encaminadas a mejorar la sostenibilidad de las ciudades como una forma de mejorar la habitabilidad de estas, en la que han participado todos los portavoces parlamentarios regionales y el Viceconsejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.

Un gran debate con un intercambio de posiciones e ideas muy intenso e interesante, en el que se constata de una forma nítida que no hay consenso claro entre los partidos políticos ni en el análisis del punto de partida del cambio climático ni en la efectividad de las medidas que son adoptadas por los ciudadanos obligados por la regulación y las leyes.

Las posiciones maximalistas van desde la negación de las causas del calentamiento global por la emisión de gases por la quema de fósiles, a la que se define como una posición exagerada defendida por lobbies, a la crítica a quienes defienden en parte la política del decrecimiento económico, desmantelando industrias clave como la del motor de combustión, determinadas explotaciones agrícolas y ganaderas, justificando en paralelo la creación de impuestos verdes con cualquier pretexto, penalizando con afán recaudatorio a la población de menos renta en aspectos clave como la alimentación y el consumo de energía.

Sin embargo, sí se escucharon algunas reflexiones importantes y aspectos que impactan en la mejora de la sostenibilidad de las ciudades que por su importancia deben ser tenidos en cuenta y expongo a continuación.

La incorporación de soluciones urbanas basada en la innovación, pilotada por los ingenieros y arquitectos que son una gran fuente de empleo de calidad para estos profesionales, está permitiendo hacer realidad algunas decisiones políticas encaminadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Tal y como dije en la presentación del panel, la incorporación de la innovación procedente de otras ciudades, de la mano de la iniciativa privada fue mi verdadera obsesión cuando estuve al frente de la Oficina para Madrid Nuevo Norte en el gobierno Regional de Madrid.

Un ejemplo fundamental es la renaturalización de espacios que albergan en sus entrañas importantes infraestructuras de transporte, ya sean estas autopistas (Madrid Río sobre calle 30), aparcamientos o estaciones de tren (Madrid Nuevo Norte). Cada vez más ciudades incorporan algún tipo de solución con coberturas verdes o mobiliario urbano que actúa de sumidero de CO2. La construcción, responsable del 33 % de las emisiones de CO2, está transitando hacia la industrialización, lo que le va a permitir reducir esos niveles de contaminación en las ciudades. En este apartado se recuerda la necesaria política pública, aunque muy lenta y de dificultosa gestión administrativa, de apoyo a las rehabilitaciones de edificios en su aislamiento térmico, tanto de ventanas como de los muros con contacto con el exterior.

La disponibilidad de energía verde, solar y eólica es otro aspecto clave del futuro uso de la inteligencia artificial que requiere inmensos data lakes con una infraestructura creciente de Centros de Proceso de Datos que son grandes consumidores de energía.

Las ciudades sostenibles

Una innovación que cada vez está también más presente en la movilidad sostenible, el otro gran generador de la mitad del CO2 en las ciudades, que utiliza la inteligencia artificial y la computación cuántica en el diseño de rutas de transporte de personas o bienes, sobre todo de última milla. Sin olvidar algunas iniciativas recientes para aprovechar las redes de transporte público, el ejemplo de la red de Metro de Madrid, para el traslado de paquetes y envíos.

La bicicleta una vez más parece consolidarse como vehículo alternativo para las distancias medias, eso sí electrificado en aquellas ciudades cuya orografía lo exige. Las zonas de bajas emisiones, con mayor o menor acceso, se van a seguir imponiendo como forma de reducir el tráfico, ya sea con peajes de entrada, tasas de congestión, o con multas y sanciones.

En lo que a planificación y diseño urbano se refiere, el uso de modelos de datos junto con la inteligencia artificial, teniendo en cuenta la densidad de los edificios, la cobertura o piel de las diferentes construcciones y los espacios verdes disponibles incluidas las láminas de agua permitirán reducir el impacto sobre el bienestar de la población de las llamadas islas de calor urbanas detectando esos puntos y poder mitigarlos mediante una renaturalización de dichos espacios. En algunos casos el diferencial de temperatura se acerca a los 10 grados, algo que debe corregirse.

Para terminar, voy a fijarme en un aspecto clave para que las políticas públicas encaminadas a la mejora de la sostenibilidad tengan éxito. Me refiero al marco regulatorio que además debe ser muy claro para evitar el llamado greenwashing o fraude a las políticas verdes.

Clave, por ejemplo, para el desarrollo de las comunidades energéticas que tanto éxito tienen en los países fríos del norte de Europa. Tan necesario para utilizar las cubiertas de las infraestructuras públicas, colegios y hospitales, como lugar de concentración de paneles solares para contribuir a incrementar la mínima independencia energética de las grandes ciudades.

Otro aspecto para regular es el de la economía circular de materiales de construcción procedentes de la demolición que se quieren retornar al proceso constructivo y de los residuos urbanos, es otro punto clave para las ciudades.

La necesaria valorización térmica de lo que no es posible reutilizar o aprovechar nos lleva al debate cada vez más presente en nuestra sociedad del excesivo desperdicio y a veces dificultad del reciclaje al carecer del ecodiseño en su punto de partida.

Es posible vivir en ciudades sostenibles, pero para ello las políticas públicas deben tener la sostenibilidad medioambiental, social y económica como un claro referente en su diseño y posterior evaluación.

Urbes ad habitandum sunt