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El sueldo de Pepa Bueno en Prisa era de un millón de euros sumando todos los conceptos

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Pepa Bueno percibía casi un millón de euros como directora de El País gracias, sobre todo, al variable. La ya ex directora del diario del grupo PRISA disponía de una serie de objetivos vinculados a suscripciones, crecimiento digital y desempeño editorial que disparaban su retribución anual. Emolumentos que elevaban su remuneración total hasta ese millón de euros, pese a que el sueldo base suponía algo menos de la mitad de esa cifra.

Este esquema generaba incomodidad en la cúpula. El peso de los bonus no sólo incrementaba notablemente la distancia salarial respecto a otras áreas, sino que alimentaba un debate interno cada vez más visible sobre la coherencia entre los incentivos y el rendimiento global del negocio. Un debate que Joseph Oughourlian, presidente de PRISA y máximo accionista a través de Amber Capital, llevaba tiempo queriendo zanjar.

Más allá de la cifra, la estructura retributiva de la dirección de El País se había convertido en un motivo recurrente de fricción entre el consejo y parte del accionariado. En los últimos ejercicios, Oughourlian ha insistido públicamente en la necesidad de revisar el peso de los incentivos en la alta dirección, especialmente en puestos editoriales. Su tesis es clara: los bonus deben ser más exigentes, más transparentes y, sobre todo, estar estrictamente alineados con la capacidad real del grupo para generar ingresos sostenibles en un entorno que continúa siendo extremadamente competitivo.

PRISA está inmersa en un proceso de transformación digital que requiere inversiones, ajustes de estructura y una redefinición del modelo de negocio tanto en El País como en la Cadena Ser. Ese cambio implica asumir costes significativos al mismo tiempo que el grupo convive con un endeudamiento elevado y una presión creciente sobre el margen operativo.

La cuestión salarial tampoco es ajena al clima interno. Los planes de incentivos han sido reforzados en los últimos años para atraer talento capaz de acelerar la digitalización, pero ese impulso ha chocado en ocasiones con la delicada situación financiera del grupo. El consejo había introducido ya revisiones técnicas en los bonus ligados a suscripciones digitales, engagement y desempeño editorial, pero el impacto de estas revisiones seguía generando tensiones, especialmente en un contexto en el que se han reclamado ajustes en otras áreas de la compañía.

La salida de Pepa Bueno al frente de El País no respondía únicamente al debate sobre retribuciones, pero sí se inserta en un proceso de reordenación más amplio. Oughourlian impulsa desde hace meses una reorganización de la cúpula que persigue homogeneizar criterios, reducir desequilibrios internos y reforzar una estructura más ágil, más digital y menos dependiente de incentivos difíciles de sostener para el grupo.

El accionista mayoritario considera prioritario estabilizar el negocio, fortalecer sus marcas principales y mejorar la eficiencia operativa en todas las divisiones. En ese marco, los bonus desproporcionados o los objetivos cuyos efectos sobre las cuentas son difíciles de medir quedan bajo un escrutinio mucho más intenso. El relevo en la dirección de El País, junto con la redefinición del equipo editorial y la reordenación de áreas, se interpreta en el sector como parte de esa estrategia.

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