¡SOMOS LIBERALES!
“Una promesa es un concepto vago hasta el momento en que entra en juego el concepto de lealtad”. Yukio Mishima
La paz no es algo que deseas, es algo que creas, algo que haces, algo que eres, y algo que regalas, y con mucha suerte en esta vida, algunos te regalan. La paz al fin y al cabo es una sola palabra de tres letras, pero, ¿cuál es el valor de una palabra? Innumerables, tantos significados como mentes habiten nuestro mundo. Probablemente, la principal virtud del ser humano sea la capacidad de enfrentarse a los desafíos desde la paz.
Ciertamente, he aprendido que la mediocridad suele refugiarse en la equívoca mayoría para tratar de consolar sus propias penas sin introspeccionar, lo cual es un craso error. Todos, ¡todos! Queremos sentirnos especiales alguna vez en nuestra vida, por no decir siempre, pero lo cierto es que dicha mayoría no está dispuesta a pagar el precio que verdaderamente vale el éxito, con la sangre, el sudor y las lágrimas que dejamos por el camino.
La vida en su mayoría nos brinda circunstancias causales que nos ponen nuestros límites a prueba. Nada de lo que creamos en nuestra vida se ha construido jamás con buenas intenciones ni palabras vacías, puesto que hay un momento para soñar y otro para actuar. El limbo crea mediocres en estado puro. Y ojo, no es malo ser mediocre, lo malo es pretender no serlo y morir en el intento, puesto que denota incapacidad o lo que es peor, incompetencia.
Y es que el éxito, amigos, no viene dado por nuestra cara bonita, al éxito siempre le prevalece la constancia y el trabajo; las cosas hay que ir a buscarlas. La vida entonces nos impone duramente pensar aquello de que las palabras se las lleva el viento y que el auténtico valor de una persona radica en la capacidad de valerse por sí misma sin dañar a los demás, demostrando con hechos que es capaz de ello más allá de sus palabras. Sólo un necio confunde valor y precio.
La parte positiva de apasionarnos por nuestros sueños, por nuestra profesión en mi caso, nos permite avanzar sin perder el entusiasmo, aprendiendo de cada uno de los errores que hemos cometido y mejorando sin perder la ilusión de encontrar el ecosistema perfecto, perder jamás es una opción. Y hablando de ganar, a ello acostumbramos en Blackbird, y no ha sido menos para con nuestras carteras de bolsa asesoradas en un entorno de mercado altamente complejo y repleto de palabrejas banales que han dejado a más de uno esperando la capitulación sentado.
Mi querido Mr. Market no es, ni será jamás un casino amigos. Hay que comprender que es un mercado en el que se comercia la propiedad de las empresas que conquistan nuestro sistema capitalista y que nos brinda la oportunidad de aprovecharnos de la ignorancia y el dolor, en beneficio propio. Ser Trader profesional es probablemente uno de los oficios más duros del mundo, y lo es porque ponemos absolutamente todo a disposición de la incertidumbre y del miedo.
Por este motivo, la volatilidad y el apalancamiento son la principal trampa mortal del mercado. Y claro, si la volatilidad la podemos medir por el VIX, también parte del apalancamiento por el NYSE Margin Debt, es decir la cantidad de saldos deudores en las cuentas de margen de los traders americanos. Pues bien señores, el NYSE Margin Debt se ha desplomado, hasta el dato de noviembre, a uno de los niveles más altos de su historia, es decir, desde los 829,6 billones de dólares hasta los 643,8 billones. Dejando el nivel de desapalancamiento de las cuentas a crédito al mismo nivel que en marzo de 2003 y en marzo de 2009. ¡Heavy!
Este dato bajo mi punto de vista es absolutamente clave, y lo es desde un punto de vista de mercado, que no económico. Al fin y al cabo, a veces olvidamos que las bolsas son mercados y que por ende, su ley principal es la oferta y la demanda. Confundir una recesión con un crash es tan simple como absurdo. De la misma manera, pensar que una capitulación siempre llega tras un crash es calcadamente absurdo.
La capitulación del mercado viene dada cuando todo el papel se ha soltado y el mercado ha terminado su saneamiento. Un crash es una ejecución masiva de créditos provocado por una gran oleada de ventas precedido de un proceso masivo de margin call, que se retroalimenta brutalmente. La desproporción del mercado apalancado es lo que suele derivar en un crash, y se produce cuando el proceso de liquidación ordenado choca frontalmente con la volatilidad y un mercado extremadamente complaciente, tal y como hemos visto con la burbuja de la disrupción, la renta fija o las criptodivisas… de lo cual una servidora tanto advirtió.
Y colorín colorado, las bolsas han dicho ¡BASTA! Al ajuste del mercado, encontrando el equilibrio entre valor y precio, con un mercado cargado de liquidez y margen para poder volver a retomar el camino especulativo, ahora que los precios brindan excelentes oportunidades. Como decía Mr. Mishima, una promesa es un concepto vago hasta el momento en que entra en juego la escasa lealtad, ¿no les parece?
Y la promesa que en 2009 nos hizo tanto la FED como el establishment vigente de que jamás volveríamos a un riesgo sistémico, se ha convertido paradójicamente en el recuerdo banal de que nadie puede frenar el poder de los mercados y que los actos, vengan de quien vengan, tienen consecuencias. Al fin y al cabo, la FED demostró con el paso del tiempo a quién le era leal, y tiene nombre y apellidos; ¡propios intereses! Liquidando de un solo golpe toda la verborrea populista a la que nos tenían aburridamente acostumbrados. Que quede claro, todas mis guerras serán libradas y ganadas en pro y defensa de la libertad.