El sistema bancario ruso teme su colapso: «Los sistemas de pago se están hundiendo»
Los grandes prestamistas del país experimentan una liquidación masiva de los depósitos en los últimos meses mientras la economía de guerra del Kremlin da los primeros atisbos de tensión financiera

La economía de guerra del Kremlin se ha mostrado sorprendentemente más resistente de lo que el mundo occidental pensaba allá por 2022. Ahora, casi tres años y medio después del comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, la economía de Moscú ha empezado a dar atisbos de tensión financiera. «Los sistemas de pagos se están colapsando», alertó el presidente de la Unión Rusa de Industrialistas y Emprendedores hace unos días al medio estatal Interfax. «Hasta las grandes empresas han demorado sus pagos».
Los principales prestamistas del país —que agrupan Sberbank (el 50% pertenece al Estado), VTB Bank, Gazprombank y Alfa-Bank— han empezado a señalar que el nivel de deuda que disponen sus balances plantean un riesgo de crédito. En julio, ocho de una veintena de las grandes entidades han observado una salida enorme de depósitos en julio. Es decir, los clientes han retirado sus ahorros de estas entidades. El más afectado ha sido Alfa-Bank, el segundo mayor banco del país, que experimentó una retirada equivalente a una liquidación de 123.300 millones de rublos (1.346 millones de euros).
Varios miembros del Centro de Análisis Macroeconómico y Previsión a Corto Plazo (CMASF, por sus siglas en inglés), un think-tank alineado con el Kremlin, advirtieron a través de un informe en mayo que existía un riesgo de una «crisis sistémica bancario». En el informe, detallaban que la liquidación veloz de los depósitos figuraba ente los síntomas principales, además de tensiones financieras derivadas por los tipos de intereses disparados y, por último, la recapitalización de las grandes entidades.
Los impagos por parte de los clientes también se han disparado, según una encuesta realizada por otro banco estatal, Promsvyazbank. La entidad observó un repunte del 15% en impagos por parte de sus clientes, marcando máximos de la crisis sanitaria de la COVID-19.
Precios disparados e intereses al 18%
En la raíz de esta crisis económica en Rusia está el aumento de los precios de los alimentos. El Índice de Precios al Consumo (IPC) ruso registró una tasa anual del 11,9% a finales de junio. El alza de precios ha sido agravada por una sequía prolongada que ha perjudicado la cosecha de alimentos claves en la dieta rusa, como cereales, patatas o cebollas.
La Asociación de Agricultores Populares, un patronal que representa a obreros del campo en Rusia, alertó a medios locales hace unas semanas que la sequía podría llegar a estropear el 25% de los cultivos en las regiones del sur de Rusia, las zonas que cuentan con más agricultura.
Por otro lado está la situación monetaria que atraviesa el país. El Banco Central de Rusia, para atajar la inflación, dispone de algunas de las tasas de interés más altas del mundo, con el tipo de referencia fijado en el 18%. La gobernadora del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiullina, conocida como la Banquera de Putin, ha intentado apaciguar a los inversores y ha asegurado que el sistema bancario dispone de suficientes reservas de capital.