ENTREVISTA

Rodríguez Braun sobre el Gobierno de Milei: «Los argentinos tienen esperanza por primera vez en 100 años»

El escritor insiste en que continúa teniendo esperanza en que el político libertario logre sus objetivos

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Benjamín Santamaría
  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

Carlos Rodríguez Braun, catedrático de Historia del Pensamiento Económico y reconocido liberal de origen argentino, acaba de publicar el libro El pensamiento de Milei, una obra en la que desgrana el ideario del presidente de Argentina. En una entrevista concedida a OKDIARIO, el académico asegura que el intento del dirigente argentino de salvar económicamente a su país «puede salir mal». Sin embargo, el escritor insiste en que continúa teniendo esperanza en que el político libertario logre sus objetivos: «Los argentinos vienen perdiendo la esperanza desde hace 100 años y ahora es posible que la recuperen».

«Yo tengo esperanzas, pero tampoco soy ciego», afirma el autor. Rodríguez Braun cuenta, por tanto, los claroscuros de Milei desde un punto de vista objetivo.

PREGUNTA.- Milei afirmó que sus ajustes no afectarían a los pobres ni al sector privado, pero sí lo ha hecho. ¿Qué opina sobre esto?

RESPUESTA.- Esto es un tema completamente central. Ése es el tema. Es verdad que Milei no dijo la verdad. Dijo que el ajuste se iba a descargar en la política, y no es verdad. Era imposible que fuera verdad. O sea, cuando uno hereda el desastre mayúsculo de los kirchneristas, la única posibilidad con ese déficit impresionante era hacer lo que hizo: un ajuste de caballo que, por supuesto, no recayó exclusivamente en los políticos sino en el pueblo argentino.

«Milei no dijo la verdad. Dijo que el ajuste se iba a descargar en la política, y no es verdad. Era imposible que fuera verdad», reconoce Rodríguez Braun.

Un asalariado, un funcionario, un pensionista, la clase media argentina, está muy empobrecida. Como pongo en el libro, para que este experimento funcione, no solamente tienen que salir bien las políticas de Milei, es que, además, los argentinos tienen que tener paciencia, y la pueden perder.

La pueden perder después de la caída de la actividad que han tenido durante el año 2024. Lo veremos dentro de nada, porque en un año va a haber elecciones de medio término para renovar las cámaras parcialmente. Y ahí vamos a ver si el pueblo argentino sigue con paciencia o no. Él no prometió el paraíso. Dijo que venían las cosas complicadas, pero la gente tarda un tiempo en aguantar y después deja de hacerlo.

Por lo tanto, la clave de todo es que tiene que haber señales en varios campos que el pueblo argentino perciba y que le indiquen que esto está saliendo bien. Uno, por supuesto, es la inflación. El otro es el crecimiento y, el otro, es el funcionamiento de los mercados. En estos tres campos, el argentino tiene que ver que hay algo que está pasando. Argentina estaba al borde de la híper.

Con inflación mensual que tienen ahora los argentinos, parece un país estable, parece como si fuera Suiza. Pero, vamos a ver, el 4% de inflación mensual es lo que muchos países de la región y en el mundo tienen en un año. Entonces, hay que dar alguna señal, ¿no? En cuanto a la cuestión de los mercados, pues una de cal y una arena, porque un mercado muy importante como el de cambios está intervenido. Sigue habiendo el cepo cambiario. Promete que va a quitar el cepo, pero todavía no lo ha quitado. Cuando lo quite, va a ser una señal muy importante. Es malo que tengamos todavía el cepo.

Otra cosa que ha hecho es liberalizar el mercado inmobiliario. Eso me parece impresionante. La política  inmobiliaria de la Argentina era más o menos tan mala como la de Ada Colau en Barcelona. O sea, era un completo desastre. Todo intervenido. En fin, lo que quiere poner la ultraizquierda de Podemos o Sumar, y también el PSOE con esta siniestra ley de vivienda.

Milei lo que hizo fue liberalizarlo todo de un día para otro. Impresionante. Uno de los ejemplos que más nos gustan a los liberales es eso mismo, que es la misma liberalización que hicieron los alemanes en el año 45, después de la derrota de la Segunda Guerra Mundial. También todos los precios estaban regulados y, de un día para otro, dijeron: ‘todos los precios libres’. Lo mismo hizo Milei en el caso de la de la vivienda y de los alquileres. Dijo Milei: ‘Aquí cualquiera alquila lo que sea por el tiempo que sea, pactándolo con el inquilino en cualquier condición, y el Estado no se mete salvo si hay una estafa, si no, todos los contratos son libres’. Y pasó lo que tiene que pasar, y es que empezaron a aparecer pisos en alquiler por debajo de las piedras. Naturalmente, estaba todo el mercado contenido. Los precios se han moderado relativamente.

P.- En el libro dice que Milei es un plagiador, ¿qué ejemplos hay de esto?

R.- Efectivamente. Cuando abordo este libro hay una objeción que se puede plantear, y es que las ideas no son suyas. Entonces, había que mirar lo del plagio, y parece que es verdad. Parece que es un hombre que se copia. Mi tesis es que es un hombre descuidado porque, si tú haces un plagio, lo normal es que te tomes la molestia de ocultarlo. Milei no es así. En la mayor parte de los casos es un copia y pega masivo y, además, visible.

En una parte del libro pongo que, leyendo un texto suyo, de pronto el estilo empieza a cambiar y se pone en un estilo plomizo y burocrático. Milei no tiene ese estilo cuando escribe él. Yo me acuerdo haber visto esto. ¡Qué cosa más rara! Entonces hice una búsqueda elemental en Google y era un informe del Fondo Monetario Internacional, que obviamente tiene un estilo burocrático y pesado.

Una persona que hace eso es un plagiador, como dice Roberto Cachanosky. Si tú no pones de dónde viene, es plagio. Pero es tan obvio el plagio que a veces pienso que es que no prestó atención, que no le importa, que es un descuidado.

Desde el punto de vista académico, digamos, eso sería extraordinariamente reprochable. Ahora bien, desde el punto de vista político, ahí tenemos un par de cosas que podemos decir. Primero, mal de muchos, porque todo el mundo plagia. Digo, no quiero señalar a nadie. Podría señalar a Pedro Sánchez, pero no quiero señalar. Políticos de todos los países han sido acusados de plagio. Punto dos, tú puedes copiar bien y copiar mal. Yo creo que Milei, cuando copia, copia a buenos autores.

Portada de ‘El pensamiento de Milei’, el nuevo libro de Rodríguez Braun.

P.- Milei dice que hay que hacer a Argentina grande otra vez ¿Ha cogido parte de su discurso del mundo anglosajón?

R.- Yo creo que esa es una idea muy original de Milei. Es posible que la haya tomado de Trump, pero me parece electoralmente potente. La Argentina era un país muy rico hace un siglo. Millones de inmigrantes cruzaron el mar, desde muchos países, especialmente España e Italia, para vivir y trabajar. Esto es un gran éxito que se derrumbó durante 100 años. Los ciclos de la renta y del patrimonio tienen una dinámica distinta, si tú te enriqueces, haces el palacio, después te empobreces, pero el palacio sigue. Eso siempre es así. Tú nunca dirías ahora que Egipto es un país rico. Lo era. Solamente un país muy rico puede hacer las pirámides.

Argentina, salvando las distancias, eso es muy reciente, no es hace 4.000 años como en Egipto, ni hace 2.000 como en Grecia. Es hace 100. Es decir, mis abuelos, que nacieron a final del siglo XIX, vivieron esa época extraordinariamente próspera. Cualquier persona que haya viajado por Buenos Aires, no tiene más que mirar las avenidas, los palacios, el Teatro Colón… Esto no encaja. No para ser uno de los países más pobres de América Latina, que es lo que es Argentina ahora. El mensaje de recuperar la Argentina grande, apela a algo que los argentinos pueden ver por las calles y pueden recordar recientemente. Y esto creo que es un mensaje bastante inteligente.

Rodríguez Braun sobre el cambio de Milei

P.- Usted dice que Milei ha cambiado varias de sus ideas, como la necesidad de que los liberales estén en política. ¿A qué se debe este cambio?

R.- No estoy muy seguro. Lo que decían Diego Giacomini y Javier Milei era que no había que meterse en política. Decían que hay que dar la batalla de las ideas, la batalla cultural. Una vez que esa batalla más o menos se impone, entonces uno puede dar el salto al político, pero no al revés. Y un buen día, pues dio el salto a la política. Nunca terminó de explicarlo muy bien, la verdad. Ahí tenemos un misterio.

«Yo aposté por Patricia Bullrich. A Mieli no lo conocía antes de escribir el libro. Sólo conocía sus estridencias mediáticas», afirma Rodríguez Braun.

No sé por qué lo hizo. De hecho, es difícil saber por qué ganó, porque nadie pensaba que iba a ganar. Yo desde luego no lo pensaba, aposté por Patricia Bullrich. Era la candidata del partido de Macri y parecía una señora más o menos normal. A este hombre no lo conocía yo antes de escribir el libro. Solamente conocía, como he dicho alguna vez, sus estridencias mediáticas, pero no su trabajo. Ahora, para hacer el libro, me he puesto a estudiarlo, me he leído todo lo que ha escrito y, la verdad, es una persona bastante más interesante de lo que esas estridencias mediáticas permitirían colegir.

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