Análisis

¡Resiliencia ante el dolor!

Ibex 35
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«No hay un boom que no tenga su crisis subsiguiente, ni crisis sin boom previo», André Kostolany.

Siempre me ha fascinado el poder de la palabra, mi madre a menudo solía decirme que las palabras tienen poder. Las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado y si se escuchan, enuncian la verdad. Una verdad que esta semana, queridos lectores, nos da el pistoletazo de salida para afirmar que se avecina mucho dolor. Un dolor y arrepentimiento bursátil que suelen fusionarse en un círculo vicioso que apuesto, volvería loco al más cuerdo. Aunque mi estilo se define más por ser sabedora de que la fortaleza siempre crece en proporción a la carga, ¿me acompañan?

Mr. Market se las prometía felices durante el mes de agosto, ¿recuerdan? Allá cuando un discurso algo más laxo de Jerome Powell, junto con unos datos que hacían presagiar el esperado techo de inflación, hicieron rebotar el mercado en niveles inusualmente elevados, marcando así algunas divergencias en la amplitud del mismo, que podrían advertir, al menos para los más optimistas, la posibilidad de acontecer el fin de este maltratado mercado bajista.

Como mi equipo y yo hemos venido exponiendo durante las últimas semanas desde Blackbird, parece que el mercado todavía no ha sentido ese dolor tan particular que intrínsecamente lleva consigo todo crash bursátil. Sin embargo, la pasada semana las bolsas entraron en pánico nuevamente, destrozando de tal modo absolutamente todos los soportes técnicos y dejando serias dudas razonables sobre el futuro de nuestras queridas carteras.

Como nos enseñó Benjamin Graham en el capítulo 8 de mi libro de cabecera; ‘El inversor inteligente’, el peor enemigo de un inversor es probablemente sí mismo, y ello suele darse en momentos como el actual, cuando el dolor nos hace contemplar atónitos el valor de nuestros activos manifestando una duda ilógica acerca de la supervivencia de nuestro dinero. Es en esos precisos instantes cuando la audacia y el sentido común deben imperar, puesto que cualquier decisión tomada desde la postura del miedo suele terminar con un trágico y triste final.

Afortunadamente, en Blackbird seguimos con las ideas más que claras, para variar, nuestro plan de contención de hasta el 35% de exposición máxima a la renta variable, y en la medida de lo posible bajo gestión pasiva y alguna que otra posición corta, no permite fallo táctico alguno.

Con todo ello no pretendo insinuar que debamos vender parte importante de las carteras, más bien al contrario, lo que encuentro importante es enfatizar lo que vengo contándoles durante todo el último año, ya que el proceso de liquidación se cuece a fuego lento y actualmente el cierre con beneficios en el ‘Invesco Solar Energy’ y el ‘Ishares Global Clean energy’, nos permitirá reducir un 12% la exposición neta al mercado, dejando las posiciones de nuestros respetables inversores hasta el 36% del total de exposición en renta variable, y bien preparados para sacar tajada de un mercado, en el que si se es paciente y audaz, obtendremos una gran victoria.

Seguramente se esté preguntando; ¿cuándo será el momento para que esto sea factible? Como siempre expongo, mi trabajo no consiste en adivinar el fin del mercado bajista, pero puedo intuir e intuyo con base en determinados datos bien analizados, el momento en el que Mr. Market podría como poco intentarlo, y a partir de ahí, decidir si lo intento con él, o sigo a la espera. Lo cierto es que el rebote de agosto vino dado por unos datos que siguen siendo la esperanza de muchos. Y es que el techo de inflación podría estar cerca.

La moderación de los precios de la gasolina, que se desplomaron un 7,7% en julio, siguen presionados a la baja por un crudo que parece haberse cansado de subir, ¿no creen? Otros indicadores relacionados con las materias primas como por ejemplo el transporte marítimo, se han reducido casi un 60% respecto de los máximos del año pasado y es probable, en mi humilde opinión, que sigan bajando.

Los precios de numerosos commodities que experimentaron un gran aumento durante la pandemia y durante los primeros meses de la guerra de Rusia, cayeron a niveles prepandémicos. Un ejemplo, el ‘Baltic Dry Index’ que a pesar del rebote vivido en septiembre cotiza un 65% por debajo de sus precios máximos marcados en 2021. Otro de los índices que he analizado y marca un ajuste en la inflación es el ‘Global Supply Chain Pressure Index’ que calcula la FED de Nueva York, y que hace referencia a la cadena de suministros, este ha tenido una importante caída desde el máximo alcanzado a fines del año pasado hasta situarse en un nivel apenas superior al de antes de la pandemia con un desplome del 65% y claro declive.

La industria de la automoción también superó los problemas creados por la escasez mundial de semiconductores; ya que según el índice de producción industrial de la FED, la fabricación de vehículos y sus componentes ha recuperado su nivel de máximos históricos. Es fundamental ser consciente de que como Traders somos francotiradores, y analizar el peligro de nuestro entorno es un deber.

No puedo negar que en el día a día las Bolsas viven en cierto modo de la codicia, fruto de las expectativas que los inversores convierten en miedo o esperanza, pero lejos del influjo emocional que caracteriza la volatilidad, lo que queda es la audacia de entender que no hay un ‘boom’ en el mercado que no sea precedido por una gran conmoción, y que el dolor bursátil sólo puede combatirse con la determinación de tener un absoluto control sobre el riesgo real de tus propias emociones, bajo una idea transparente acerca de cómo dirigir tu toma de decisiones, las cuales han de mantenerse siempre por encima de las múltiples dudas que nos genere un mercado bajista, que como seguramente estarán sintiendo en sus propias carnes, está empezando una peligrosa fase de dolor que a mí, sinceramente, me gusta.

Al fin y al cabo; ¿hay algo más emocionante que hacer una apuesta? Porque a menudo el mayor riesgo es el que conlleva la mayor recompensa. Sin embargo, si se apuesta mal, uno puede acabar teniendo nada más que arrepentimiento. Yo desde aquí, puedo prometerles que espiritual, emocional, ética y moralmente apostaré siempre por mi caballo ganador, Blackbird.

Gisela Turazzini, Owner Founder CEO of Blackbird Bank.

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