La reindustrialización de Nissan Barcelona no sirve para frenar el cierre de proveedores

La planta de Nissan en Barcelona vive una situación «crítica» y cada vez son más las señales que anuncian el ‘cerrojazo’ de forma definitiva. Un escenario que no sólo ha afectado al fabricante automovilístico japonés, si no que ha puesto en el aire el futuro de miles de empleos y decenas de factorías que dependen directamente de la Zona Franca. Un escenario que se está cebando de lleno con el mundo del motor de Cataluña, ya que desde marzo -momento en el que se dispararon los casos positivos por covid- se ha producido cierres y despidos en siete compañías.

Ante esta situación, la Diputación de Barcelona pondrá en marcha medidas de acompañamiento, dotadas por 1,2 millones de euros, a las empresas afectadas por el cierre de Nissan, con el objetivo de no perder tejido industrial en el territorio. No obstante, esta cuantía no será suficiente para frenar el cierre de proveedores y una sangría de despidos hasta que se haga efectivo el cierre de la factoría el próximo 30 de septiembre, según fuentes a las que ha tenido acceso este diario.

El fabricante automovilístico japonés anunció a finales del mes de marzo el cierre de su factoría de Barcelona, dejando en la calle a más de 23.000 familias, a pesar de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llamó a la calma en enero asegurando que el fabricante automovilístico no cerraría en Barcelona. Sin embargo, detrás de los 3.000 empleados directos de la firma nipona están las 23.000 personas que dependen de la instalación y que ya sufren los efectos de la clausura con la presentación de los primeros expedientes de regulación de empleo (ERE) por el adiós compañía.

No obstante, no será el único ya que «un total de 78 centros de trabajo de 69 empresas proveedoras repartidas en 37 municipios de la provincia se verán afectadas por el cierre de Nissan, con Barcelona y Rubí como los municipios más golpeados por el cierre del fabricante automovilístico catalán».

Último cierre en Cataluña

La última planta del sector de la automoción en Cataluña en anunciar despidos ha sido Doga Metalparts, que ha presentado a al representación de los trabajadores un ERE para despedir a 49 de los 76 trabajadores de su planta en Abrera (Barcelona), lo que se traduce en el 65% de la plantilla, por razones productivas y organizativas.

En concreto, el ERE se registró el martes de la semana pasada y en estos momentos, trabajadores y dirección se encuentran en el proceso de consultas del mismo, que finalizará a principios de diciembre. No obstante, fuentes sindicales han criticado que esta reestructuración del empleo no responde a causas justificadas y que se trata de una decisión estratégica del fabricante para reubicar trabajadores.

El sindicato ha criticado que el expediente «no responde a causas justificadas» y ha señalado que se trata de una decisión estratégica del Grupo Doga para deslocalizar parte de la producción de la planta a la otra fábrica que tiene en España, en Navarra.

Reindustrialización 

Un escenario que ha llevado a que la principal preocupación del fabricante japonés en Barcelona se convierta en encontrar un inversor para la planta, que dejará de producir vehículos de la marca Nissan en menos de un año para no destruir por completo el tejido productivo de Cataluña. Por el momento, cuatro empresas internacionales -dos fabricantes de vehículos y otras dos de baterías para coches eléctricos- se han interesado por las plantas de Barcelona de la firma japonesa, lo que permitiría mantener el actual nivel de empleo de la factoría automovilística.

En un contexto en el que este jueves se ha reunido la comisión de reindustrialización constituida de forma tripartita y paritaria entre la dirección de Nissan, la representación de los trabajadores y las administraciones con el objetivo de analizar, evaluar y realizar el seguimiento sobre las propuestas de nuevos inversores para los centros del fabricante automovilístico nipón.