Recetas para evitar los conflictos veraniegos con el casero

Viviendas
Bloque de viviendas (Foto: GETTY)

En verano aunque todos procuramos descansar, los problemas no lo hacen y suelen surgir conflictos entre los inquilinos y la propiedad por cuestiones que no se manifiestan en el resto del año. El portal inmobiliario Fotocasa ha elaborado un listado en el que se abordan los más habituales que pueden dar al traste con la estrecha relación que deben mantener alquilados y alquiladores. La lógica también aquí se impone y se recomienda que cualquier asunto sobrevenido se aborde con educación, tranquilidad y comprensión por ambas partes. Pero hay que resolverlo.

En el primer puesto del ranking de problemas veraniegos tenemos el insondable mundo del mantenimiento y la reparación del aire acondicionado. Durante todo el año, estos aparatos no suelen utilizarse pero cuando el calor aprieta todo el mundo quiere que estén en perfecto estado de revista. Es habitual que después de meses en desuso se quieran utilizar con toda su potencia y surjan malos olores o se detecten problemas técnicos. El mantenimiento básico de la limpieza de filtros corresponde al inquilino porque es el que utiliza el aparato. Sin embargo, si se detectan averías habrá que diferenciar si son motivadas por el mal uso, de lo que tendrá que ocuparse el inquilino o si de debe al desgaste habitual en cuyo caso corresponderá al propietario.

Un piso de alquiler con piscina es el hogar soñado por muchos inquilinos al menos durante julio y agosto. Además, en muchas regiones de España se le saca partido también otros meses, pero ¿pueden alquilado y alquilador usar al mismo tiempo la piscina? La respuesta es no pero con matices. En principio ninguno de los servicios comunes (gimnasio, tenis, piscina, canchas deportivas) las pueden usar los propietarios una vez que su vivienda queda alquilada pues se entiende que como parte de la remuneración que perciben ceden todos estos derechos de uso a sus inquilinos. Sin embargo, se puede llegar a un acuerdo con tus alquilados por el cual el propietario podría seguir disfrutando de estas cosas a lo mejor a costa de rebajar el precio del alquiler. Pero nunca los dos a la vez.

También con los calores suelen aparecer algunos bichos no deseados que pretenden hacernos compañía. En principio con insecticidas de uso doméstico el inquilino debería poder atajar el problema de raíz, pero ¿qué pasa si la cosa se desmadra y si el problema se convierte en una plaga? Si el asunto afecta a todo el edificio y el resto de vecinos están en la misma situación, será la comunidad de propietarios la que deba solicitar la ayuda del exterminador. Si el caso es aislado en un piso de alquiler, el diálogo entre propietario e inquilino para llegar a un acuerdo es clave. Habrá que ver cual es el origen del mismo y de manera consensuada repartirse posibles costes. Esta máxima es aplicable a todo pues ni los propietarios se deben hacer cargo de todas las incidencias ocurridas en su casa, ni los inquilinos pueden hacer una dejación de funciones pensando que todo se lo van a solucionar. Un mal uso de la vivienda puede eximir de muchas responsabilidades que le corresponderían a la propiedad por pura lógica.

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