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La OCU dicta sentencia y confirma que éstas son las peores patatas fritas de supermercado: no te va a gustar

OCU patatas fritas
Blanca Espada

Cuando nos apetece un snack, uno de los primeros en los que pensamos sin duda, son las patatas fritas de supermercado.Básicamente porque es de los primeros que se dieron a conocer, y porque no sólo están deliciosas sino que además, las podemos encontrar con todo tipo de sabores, algunos de los cuáles de lo más originales.

Por todo lo dicho, las patatas de bolsa son algo presente en prácticamente todas las casas. Las tenemos en la despensa o en el armario de la cocina y cuando no sabemos qué comer o queremos picar algo con nuestros invitados, no dudamos en abrir una de estas bolsas. Sin embargo, no todas las patatas fritas de bolsa son una buena opción en lo que se refiere a la calidad de sus componentes y para ello, nada como tener en cuenta el estudio que ha elaborado la OCU, analizando más de 300 marcas de patatas fritas de supermercado, con dos en particular que no sería para nada recomendables.

Las peores patatas fritas de supermercado según la OCU

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un análisis detallado de más de 300 marcas de patatas fritas disponibles en supermercados españoles. El objetivo no era otro que determinar cuáles de ellas ofrecían una mejor calidad nutricional y, sobre todo, cuáles eran las menos recomendables desde el punto de vista de la salud. Y la sentencia ha sido clara: hay dos marcas que destacan, pero no precisamente por sus virtudes.

Según este estudio, hay opciones que deberíamos evitar, aunque eso signifique renunciar a nuestras favoritas de siempre. Algunas de las patatas más vendidas contienen ingredientes que, más allá de no ser sanos, pueden resultar potencialmente perjudiciales si se consumen con frecuencia.

En concreto, éstas son las dos marcas de patatas fritas de supermercado que no superan el análisis de la OCU

  • Ruffles sabor jamón
  • Patatas fritas onduladas sabor jamón de la marca Consum

El principal motivo de la calificación negativa que tienen estas dos marcas de patatas, tiene que ver con los ingredientes empleados. Ambas contienen el colorante E150d, también conocido como caramelo de sulfito amónico. Este aditivo, utilizado para dar color a los productos, ha sido clasificado como posiblemente cancerígeno por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. No se trata de un ingrediente prohibido, pero sí de uno que conviene evitar, sobre todo cuando hay alternativas más naturales disponibles.

Además, estas patatas incluyen una lista de componentes bastante larga y poco saludable: potenciadores de sabor, aromas artificiales y un contenido elevado de sal y grasas. En el caso de las patatas sabor jamón, estos añadidos son habituales para conseguir ese sabor tan característico, pero el precio que se paga en términos nutricionales es bastante alto.

Un snack que nunca falta pero que tiene exceso de calorías

Además de dar a conocer las marcas de patatas fritas de supermercado que no serían de las más recomendables, la OCU explica que otro de los grandes problemas de las patatas fritas reside en su nivel de calorías. En concreto, una sola ración que suele ser de unos 40 gramos ( contiene aproximadamente 214 calorías), de las cuales más de la mitad provienen de las grasas. Si a esto le sumamos que muchas de estas grasas son saturadas y que la sal también está presente en cantidades elevadas, el resultado es un producto que, aunque sabroso, tiene un impacto considerable en la salud si se consume de forma habitual.

La OCU ha advertido que el contenido medio de sal en estos productos supera, en muchos casos, el 1,2 %, llegando incluso al 4 % en algunas marcas. Esto no solo puede elevar la presión arterial si se consume de forma regular, sino que también contribuye a la retención de líquidos y a otros problemas de salud relacionados con el exceso de sodio.

Aditivos, aromas y otros ingredientes que conviene evitar

Otro de los aspectos que más preocupan en este tipo de productos es la presencia de aditivos y aromas artificiales. La OCU ha detectado que muchas bolsas de patatas contienen hasta once aditivos diferentes, lo cual resulta excesivo para un snack tan simple en teoría. Además del ya mencionado E150d, se han identificado ingredientes como maltodextrinas, proteínas lácteas, jarabes y extractos de levadura que, si bien no son ilegales ni necesariamente peligrosos en pequeñas cantidades, no aportan valor nutricional y, en algunos casos, están presentes solo para potenciar el sabor o mejorar la textura.

Los sabores exóticos que cada vez se ven más en los lineales (como foie gras, trufa o chorizo) suelen requerir el uso de aromas de humo, varios de los cuales han sido recientemente cuestionados por las autoridades europeas por su posible relación con efectos negativos para la salud. En este sentido, la recomendación es clara: cuanto más corta y natural sea la lista de ingredientes, mejor.

Las alternativas más saludables según la OCU

Por suerte, no todas las patatas fritas de supermercado son malas. El mismo estudio de la OCU también ha destacado algunas opciones más saludables dentro de la amplia oferta de patatas  y snacks del supermercado. Entre ellas, sobresalen dos productos en particular: los nachos de trigo sarraceno ecológicos de Sol Natural y las patatas fritas sin sal añadida de Veritas, también ecológicas.

Los nachos de Sol Natural han conseguido una puntuación de 87 sobre 100 gracias a su bajo contenido en grasas (8,1 %) y sal (0,4 %), además de estar elaborados sin aditivos ni ingredientes ultraprocesados. Por su parte, las patatas de Veritas apuestan por una fórmula simple: solo patatas, aceite y nada de sal añadida. Son ideales para quienes buscan controlar el consumo de sodio sin renunciar al crujido de un buen snack.

La OCU insiste en que, si vamos a consumir patatas fritas, lo mejor es elegir aquellas que estén elaboradas con aceite de oliva, que tengan menos grasas saturadas, y cuya lista de ingredientes sea lo más corta posible. Las patatas horneadas suelen ser preferibles a las fritas, y siempre es recomendable leer bien la etiqueta antes de meter la bolsa en el carrito.

En definitiva, disfrutar de unas patatas fritas de vez en cuando no tiene por qué ser un problema, pero sí conviene hacerlo con cabeza y eligiendo bien. La próxima vez que vayas al supermercado, tal vez te lo pienses dos veces antes de coger esas Ruffles sabor jamón que tantas veces has comprado. Tu salud, a largo plazo, lo agradecerá. ¿Y quién sabe? Quizá descubras alguna alternativa nueva que te sorprenda y te siente mucho mejor.

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