Juan Ramón Rallo

Juan Ramón Rallo: “La sociedad no cuestiona que el Estado tenga derecho a hacer lo que le dé la gana”

Juan Ramón Rallo presentó este martes su nuevo libro, 'Liberalismo. Los 10 principios básicos del orden político liberal'. Según ha explicado en una entrevista concedida a OKDIARIO, el economista intenta proporcionar la base filosófica y una explicación actualizada de lo que es el liberalismo. 

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Borja Jiménez

Rallo, el economista más mediático de los que abanderan el liberalismo en España, ha tratado en su conversación con este medio varios asuntos, como las próximas elecciones generales, la legalización de las drogas o el anarcocapitalismo.

Pregunta: ¿Qué diferencia este libro de los otros seis que ha sacado?

Respuesta: En este libro intento proporcionar la base filosófica y una explicación actualizada de qué es el liberalismo. El liberalismo es la filosofía política que explica por qué nuestras sociedades hoy son como son, por qué son relativamente libres, tolerantes ante la diversidad y prósperas y, sin embargo, es una filosofía política que ha sido abandonada por prácticamente todas las formaciones políticas que se reivindican como liberales, pero no ejercen como tal.

En este libro intento explicar qué es el liberalismo, qué tiene de distintivo y las ideas o conjunto de ideas por las que habría que apostar en el futuro.

P: ¿Qué es el liberalismo?

R: El liberalismo es un mecanismo institucional para evitar el conflicto civil. Cada uno de nosotros tiene una visión del Mundo, y muchas de ellas son incompatibles. Pablo Iglesias no ve el Mundo igual que Santiago Abascal y, sin embargo, lo ideal es que todos sean capaces de coexistir en una misma sociedad, y no que uno de ellos le imponga su modelo de sociedad a otro, que es lo que se intenta hacer a través del sistema electoral: ver qué partido consigue más apoyos para conseguir imponer a los demás su visión de cómo tiene que ser el Mundo.

El liberalismo va un paso antes, lo que sienta son las bases jurídicas e institucionales para que tú y yo, aunque no compartamos la misma idea de cómo debe ser el Mundo, podamos coexistir pacíficamente. Y, si tú luego te quieres asociar con otras personas que comparten más o menos tu visión del mundo, ya sea la religiosa, la política o la económica, os podáis asociar sin parasitarme a mí y sin adherirme a mí forzosamente a vuestra comuna; que podáis organizaros y yo me mantenga al margen de vuestra organización.

P: Se dice que la derecha es económicamente liberal, y la izquierda socialmente liberal. ¿Es un tópico?

R: Hay algo de eso. Es verdad que la derecha tradicionalmente se ha vinculado a movimientos más conservadores, y la izquierda, probablemente por réplica y por contestación a la derecha tradicional, ha buscado un posicionamiento en la medida que ciertos movimientos de la derecha no eran liberales, y ellos los han acercado al liberalismo.

«La derecha también ha aceptado ideas del liberalismo apropiadas por la izquierda»

Sin embargo, creo que cada vez estas ideas se van difuminando más, la derecha también ha aceptado ideas del liberalismo apropiadas por la izquierda, como por ejemplo el matrimonio homosexual, que como vemos el PP o Ciudadanos ya han aceptado; y en cambio la izquierda, que en teoría debería abanderar ciertas libertades sociales, pues en algunos casos puede ser así, y en otros son muy carcas o muy intervencionistas, como en la materia de la gestación subrogada.

El cuerpo de las mujeres es de las mujeres hasta que yo decido decirle a las mujeres cómo han de utilizar su cuerpo. Por tanto, cada vez estas diferencias son menos claras. Tradicionalmente ha sido así, pero hoy en día vivimos una especie de consenso socialdemócrata en asuntos económicos, y en otros incluso liberticidas en temas sociales que son compartidos por la izquierda y por la derecha.

P: ¿Qué mensaje quiere dar con su libro?

R: Quiero reivindicar el liberalismo como filosofía política en un momento en el que todo el mundo se califica a sí mismo como liberal, como Casado, Rivera, Abascal, Sánchez o incluso Errejón e Iglesias, que han dicho ser liberales. Todo el mundo reivindica la etiqueta de liberal porque al final liberal viene de libertad y ¿quién va a decir que está en contra de la libertad? Pero en la práctica no ejercen como tal, no al menos de manera coherente.

Es verdad que, en la medida en la que no todos son enemigos radicales de toda libertad, hay aspectos que sí pueden ser compatibles con el liberalismo. Pero no lo hacen de manera coherente y sistemática. Hay algunos que reivindican ciertas libertades y luego se cargan sin ningún motivo aparente otras sin ningún tipo de consideración. En este libro, lo que intento es articular qué es el liberalismo y reivindicarlo frente a todos aquellos que intentan apropiarse del término como mera etiqueta vacía sin un contenido detrás que les lleve verdaderamente a luchar por las ideas liberales.

«Todo el mundo se califica a sí mismo como liberal, como Casado, Rivera, Abascal, Sánchez o incluso Errejón e Iglesias»

Y, como el liberalismo está siendo abandonado por nuestras sociedades, ya sea por el populismo de izquierdas o por el de derechas, creo que es un momento muy adecuado para reivindicarlo como la forma de estructurar la coexistencia y la prosperidad de nuestras sociedades.

P: En España, ¿hay partidos liberales?

R: No. Creo que todos los partidos intentan apropiarse de la etiqueta liberal pero luego en la práctica no ejercen como tal. Es verdad que todos tienen algo más de medidas liberales que otros; por ejemplo, Podemos o Izquierda Unida son los partidos que menos comparten con un ideario liberal, porque ellos mismos se reivindican con una filosofía de raíz marxista, aunque modernizada.

Pero el marxismo es una idea que nace contra el liberalismo. El resto de partidos son distintas tonalidades de socialdemocracia, y claro, la socialdemocracia en algunos casos abraza a las libertades, como en la libertad religiosa, pero también en algunos casos las cuestiona, como al reducir la religión a espacios totalmente privados sin tener ninguna manifestación pública. Eso tampoco es el liberalismo.

«Creo que es importante ver qué partidos tienen algo de liberales, y al final, el voto, quien vote, lo decidirá en función de qué libertades le otorgan más valor relativo»

VOX tiene ideas muy liberales, especialmente en materia económica, y creo que son bienvenidas en el debate político, pero luego tiene otras en materia política o social que no lo son. Y no lo son de manera radical. Igual el PP o Ciudadanos.

Creo que es importante ver qué partidos tienen algo de liberales, y al final, el voto, quien vote, lo decidirá en función de qué libertades le otorgan más valor relativo.

P: ¿Se declara anarcocapitalista?

R: Bueno, yo creo que el anarcocapitalismo es un horizonte que hay que estudiar desde un punto de vista académico. Es decir, creo que hay que cuestionarse, no sólo económicamente, sino filosóficamente, cuál es la legitimidad del Estado para hacer lo que hace. Vivimos en una sociedad que prácticamente nace arraigada en la servidumbre estatal, que no cuestiona que el Estado tenga derecho a hacer lo que le dé la gana.

Y sino el Estado, la mayoría democrática que está detrás del Estado. Si la mayoría lo quiere, bien está. Si la mayoría quiere cargarse la Constitución, bien está. Entonces, creo que es importante cuestionar esa soberanía que tiene el Estado para hacer lo que le dé la gana. Ahora, si la pregunta es si yo creo que una sociedad sin Estado sería funcional, creo que falta mucho por investigar académicamente para poder dar una respuesta concluyente a esto pero, por lo que vemos, creo que no.

«Vivimos en una sociedad que prácticamente nace arraigada en la servidumbre estatal, que no cuestiona que el Estado tenga derecho a hacer lo que le dé la gana»

Si las personas cambiaran de perspectiva, y la cuestión es si pueden realmente cambiar su perspectiva de cómo ven la sociedad y la interacción social, quizás podría llegar a darse el caso. Pero creo que en todo caso es un equilibrio muy inestable, no sé si es imposible llegar a él, pero desde luego no es en absoluto sencillo y podría tener unos costes de transición brutales para el conjunto de la sociedad.

P: ¿Es la democracia antiliberal?

R: La democracia puede ser antiliberal. No es necesariamente liberal ni tampoco antiliberal. Hay mucha gente que equipara al liberalismo con democracia, como si ser liberal fuera meramente ser demócrata. Ser liberal es estar a favor de poner restricciones al poder político, incluyendo a la democracia. Ahora bien, la democracia puede ser un instrumento para limitar el poder político, para que un señor no concentre todo el poder.

«Hay mucha gente que equipara al liberalismo con democracia, como si ser liberal fuera meramente ser demócrata»

Creo que es muy importante entender que la democracia se puede convertir en la tiranía de la mayoría. ¿En qué caso? Cuando conculque las libertades individuales. Es decir, cuando pensemos que los derechos no son individuales, sino que son licencias o gracias que nos otorga la mayoría a las personas, por tanto, si la mayoría nos quiere retirar todos los derechos la mayoría está legitimada para hacerlo. Y no. La mayoría no está legitimada por muy mayoría que sea. Tendrá el poder, tendrá las armas y tendrá la fuerza para conculcar libertades individuales, pero no tendrá la razón para hacerlo. Este es, en esencia, el mensaje liberal frente a los excesos que puede cometer la democracia cuando se la hiperlegitima para hacer lo que no debería.

P: ¿Está a favor de la regularización de las drogas?

R: Esto está tratado en el libro. Creo que una persona difícilmente puede decir que respeta la libertad individual de otra persona cuando no respetamos que esa persona pueda hacer lo que quiera con su cuerpo. Uno puede entender que en la medida en la que tus actos tengan repercusiones sobre otros, alguien esté a favor de poner restricciones a tu libertad en tanto que afectan a otros.

Y, de hecho, el Derecho, en cierta medida, lo que intenta hacer es eso. Una especie de construcción de autopistas y reglas de tráfico para que nos podamos mover en esas autopistas. Pero claro, en el caso de las drogas, en determinados contextos -porque yo no estoy a favor de que se liberalicen las drogas al volante-, pero el uso personal de las drogas, que sólo afecta a tu propio cuerpo, claro.

«Creo que una persona difícilmente puede decir que respeta la libertad individual de otra persona cuando no respetamos que esa persona pueda hacer lo que quiera con su cuerpo»

El que diga que respeta la libertad de cada persona pero que no puede hacer lo que quiera con su cuerpo es un respeto falaz. Otra cosa es que nos parezca moralmente mal o inconveniente o estúpido que la gente consuma drogas. Yo creo que te equivocas si te crees a Marx, pero no voy a mandar a la Policía para evitar que le leas. Y creo que es más peligroso verte contaminado por las ideas de Marx que fumarte un porro o beber una copa.

P: ¿Cuál es el mayor riesgo que afronta España de cara a las Elecciones?

R: Creo que afrontaba más riesgos hace cuatro años. Es decir, cuando Podemos era una fuerza relativamente hegemónica creo que las libertades en España estaban mucho más amenazadas de lo que lo están hoy. Hoy el panorama es distinto, el panorama es que, o consolidamos el Estado que tenemos, o avanzamos en una dirección más socialdemócrata, que es la que propone el PSOE.

Pero no parece que Podemos vaya a tener una influencia dominante a la hora de ser capaz de cargarse el sistema de libertades que tenemos en nuestro país, porque la representación que va a tener no le va a permitir tener la fuerza social o política para hacerlo. Por tanto, creo que desde un punto de vista institucional hay menos peligros hoy que hace cuatro años. Aún así, hay peligros.

«El proyecto del PSOE supondría subir en 70.000 millones de euros los impuestos sobre los ciudadanos, y además aprobar muchas más regulaciones que se metan más de lleno en la vida de las personas»

El PSOE tiene un proyecto de hacer crecer cada vez más el Estado, ellos mismos hablan de aproximarnos al Estado europeo, que supondría subir en 70.000 millones de euros los impuestos sobre los ciudadanos, y además aprobar muchas más regulaciones que se metan más de lleno en la vida de las personas, por tanto estrangular más las libertades individuales; PP y Ciudadanos en cierto modo lo que dicen es que quieren defender el statu quo estatal, no quieren reducir el Estado pero tampoco ampliarlo y VOX, en algunos casos los quiere reducir y en otros lo quiere volver más potente a la hora de cargarse determinadas libertades sociales o civiles, o regularlas de modo que ellos consideren que está bien.

Creo que el mejor escenario que concibo es quedarnos como estamos por la correlación de fuerzas políticas aunque, evidentemente, me gustaría que avanzáramos mucho en desarmar y alejar al Estado de nuestras vidas. Pero, siendo realistas, a lo máximo que podemos aspirar es a que no nos machaquen mucho más a impuestos y a regulaciones, no sólo económicas, sino también civiles y sociales que atenten contra nuestra libertad.

P: ¿Has tenido alguna propuesta de algún partido político?

R: No de forma directa. Quizás sí algo indirecta. Pero, personalmente a mí la política, como profesión y como actividad la detesto. La detesto porque la política al final es una guerra, no violenta, pero sí un enfrentamiento entre grupos, entre un ejército y otro ejército.

Por tanto, quien entra en política se convierte en un soldado de un ejército en el que sólo el general puede aspirar a determinar cómo avanza el ejército y, para ser general, te has de cargar a muchos otros que aspiran a ese mismo cargo. Entocnes, yo soy una persona independiente, que tengo mis ideas, equivocadas o no, y no me gusta someterme a un proyecto que en muchos casos es de engaño colectivo; de vamos a mentir a la gente para que nos voten y nos den su apoyo, aunque creamos que lo hacemos con la mejor de las intenciones.

Pero bueno, puede haber gente que diga: ‘Voy a mentir para llegar al poder y hacer cosas buenas’. Pero aún así a mí no me gusta engañar a las personas, no me gustan las consignas facilonas, populistas y demagogas que tanto se estilan en política, no me gusta que me marquen la agenda y, por tanto, soy un espíritu libre completamente incompatible con la política. Y no pasa nada. Creo que tiene que haber intelectuales que estén fuera de la política para tutelar y controlar lo que hacen los políticos. Si todos los intelectuales se meten en política, la política se convierte en un monstruo que se alimenta a sí mismo y que no tiene controles externos, y eso sería verdaderamente terrible. Enterraríamos toda capacidad de espíritu crítico con la política y dejaríamos que la política nos engañara sin ningún tipo de restricción”.

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