Los italianos no se fían del Gobierno ni de la banca: el 90% de las transacciones son en efectivo

Monte dei Paschi
Fachada del Banco Monte dei Paschi di Siena (BMPS)
María Villardón

No existir a ojos del fisco es una de las características de los países del sur de Europa debido a la economía sumergida que existe. 87 de 100 transacciones económicas que se llevan a cabo en Italia son en efectivo, no quieren dejar huella bancaria por ninguna parte, sobre todo teniendo en cuenta la incertidumbre que hay alrededor de la banca italiana. De hecho, un alto porcentaje de las entidades bancarias suspendieron las pruebas de estrés de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y han sido señaladas como una verdadera amenazada de Europa.

El 87% de los italianos lleva a cabo sus operaciones monetarias a través de dinero en efectivo, nada de tarjetas, ni cheques, ni transferencias. Los vecinos transalpinos se cuidan muy y mucho de ser invisibles al control de las autoridades fiscales. 3.000 millones de euros en billetes de 500 euros rondan por el país de la bota, según ha afirmado el fiscal de Milán, Francesco Greco.

Bancos como JP Morgan han señalado a la banca italiana como uno de los grandes problemas de las finanzas de Europa, necesita una inyección de 45.000 millones de euros. Italia y Bruselas llevan meses negociando, el problema es que la Directiva de Resolución Bancaria italiana obliga a los bonistas, accionistas y depósitos por encima de los 100.000 euros a absorber las pérdidas de los bancos quebrados si hay un chute de dinero público. Un escollo bastante peliagudo entre el Gobierno, la Comisión Europea y los accionistas que Renzi tiene intención de superar.

Sin ir más lejos, el Banco Monte dei Paschi di Siena (BMPS) suspendía de manera clamorosa los test de estrés de la EBA en el mes de julio. El mismo día de la embestida de la autoridad bancaría, el BMPS anuncia un plan de recapitalización con el que pretendía deshacerse de su cartera de créditos dudosos y ampliar su capital en 5.000 millones de euros.

No es de extrañar que los italianos tiren de cash en los bolsillos y de mucha imaginación a la hora de mover su dinero o esconderlo en cantidades, en ocasiones, ingentes en lugares recónditos. Cerca de Bérgamo las autoridades fiscales de Italia encontraron un millón de euros en un gallinero, en Monza un empresario industrial guardaba 1,4 millones de euros en el hueco del ascensor y un hombre ha sido detenido en la frontera de Suiza con más de 60 mil euros escondidos en los zapatos. Genio y figura.

Además, la semana pasada cazaron a Fabrizio Corona, un fotógrafo muy conocido en el país, con casi 2 millones de euros escondidos en un falso techo de la casa de una de sus amantes. Lo curioso de este asunto es que Corona acaba de salir de prisión por falsedad documental y se había declarado insolvente.  

Aun así, el Gobierno de Matteo Renzi no está preocupado a juzgar por la medida de 2015 en la que elevaba el límite de los pagos en efectivo de 1.000 a 3.000 euros con el objetivo de elevar el consumo. En otras palabras, el ejecutivo italiano hace la vista gorda con tal de animar una economía estancada como la suya, uno (de los múltiples) quebraderos de cabeza del gobernante italiano.

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