Un informe de Hacienda propone otro impuesto a los pisos vacíos y subir el numerito del coche
Pide que paguen más los coches más contaminantes y generalizar la tasa turística
La Ley de Vivienda impondrá recargos del 150% en el IBI a los pisos que estén vacíos dos años
Un informe de Hacienda cita a Irán como referente de igualdad de género en materia de impuestos
Un informe del Instituto de Estudios Fiscales, dependiente del Ministerio de Hacienda, realiza varias propuestas para mejorar la financiación de los Ayuntamientos. Entre ellas, un nuevo impuesto a los pisos vacíos y la subida del impuesto de vehículos de tracción mecánica, el numerito del coche, para los más contaminantes, es decir, aquellos que poseen las familias con rentas más bajas.
Este informe se titula Propuestas para una reforma integral del sistema tributario local y ha sido elaborado por el catedrático Pablo Chico de la Cámara, de la Universidad Rey Juan Carlos. Se encuentra dentro de los dentro de los «documentos de trabajo» para la reforma fiscal (es decir, subida de impuestos) que prepara la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, si finalmente gobierna Pedro Sánchez.
La Ley de Vivienda pactada por el PSOE con Bildu ya estableció un recargo del 150% en el IBI a los pisos que lleven vacíos más de dos años «sin causa justificada» y cuyo propietario posea cuatro o más inmuebles. Sin embargo, este profesor considera que este recargo » puede fácilmente salvarse con familiares directos del titular que fijen su residencia “fantasma” en dichos inmuebles». Además, requiere el cruce de datos entre los ayuntamientos y Hacienda, algo que hoy por hoy no ocurre.
Por ello, propone establecer otro impuesto que sustituya a este recargo y del que sea más difícil librarse: «En nuestra opinión, la reforma de la LRHL [Ley Reguladora de las Haciendas Locales] podría además habilitar a los Ayuntamientos para que puedan establecer un impuesto potestativo sobre las viviendas vacías quedando a la competencia de cada Corporación Local si lo impone o no a sus ciudadanos».
Y cita como ejemplo unos tributos parecidos que ya existen en Francia y Portugal: en el primer país, grava los inmuebles desocupados durante 90 días consecutivos en las «zonas tensionadas» y en el segundo, se establecen tipos incrementados en el IBI sobre aquellos inmuebles vacíos por más de dos años.
También propone actualizar el valor catastral de las viviendas para calcularlo como un porcentaje del «valor de referencia» que también calcula el Catastro y que pretende reflejar el valor de mercado de los inmuebles. De esta forma, el cálculo del IBI sería más realista, a juicio de Chico de la Cámara, ya que los valores catastrales no se modifican durante 10 años. En la práctica, eso implicaría una subida generalizada del IBI.
Numerito del coche
Aparte de gravar los pisos vacíos, el informe también pide que el impuesto sobre los vehículos, el popular numerito, grave «con mayor intensidad a los vehículos de naturaleza suntuaria (al tener un valor de adquisición más elevado) frente a los vehículos más económicos, junto con la necesidad de graduar la cuota tributaria a pagar en función de las externalidades negativas que produce el uso potencial del vehículo sobre el medio ambiente».
Esto implica, en teoría, unas cuotas mayores para los vehículos más contaminantes, es decir, los de combustión -en especial los más antiguos-, que son los que suelen utilizar los ciudadanos con rentas más bajas que no pueden acceder a un vehículo eléctrico. Por el contrario, propone una bonificación de hasta el 75% para estos últimos, que son los que sólo pueden disfrutar hoy por hoy las rentas más altas.
Por último, Chico de la Cámara propone generalizar la tasa turística que ya aplican algunas ciudades gobernadas por la izquierda, mediante»un nuevo impuesto potestativo sobre estancias turísticas con un importe máximo a exigir de pernoctación de 5 €/día, al objeto de cubrir una doble finalidad: coadyuvar a la financiación de determinados servicios públicos de los que se benefician los turistas cuando viajan (v.gr. seguridad ciudadana, limpieza viaria y de playas, transporte público); e internalizar en base al principio “quien contamina paga” los costes potenciales de los daños de contaminación sobre aquellos sujetos que más contribuyen a estos comportamientos menos respetuosos con el medio ambiente».