Los empresarios niegan que estén aumentando los márgenes empresariales

La inflación de España sin energía ni alimentos es la más alta de la UE: supera la media en 1,6 puntos

Pedro Sánchez aseguró que la inflación no superaría el 2% y los expertos auguran que llegaremos al 4% antes de final del presente año 2023

La tasa de inflación en España sin tener en cuenta el impacto de los alimentos no elaborados ni el coste de la energía -lo que se conoce como inflación subyacente- se situó en diciembre pasado en el 7%. Este es el nivel más alto jamás alcanzado por tal indicador desde noviembre de 1992, durante el mandato del socialista Felipe González en la Moncloa. También es la cota más elevada de toda la Unión Europea, en la que, actualmente, la inflación subyacente es del 5,4%, 1,6 puntos por debajo. E igualmente, es la primera vez que este indicador está por encima de la tasa de inflación general.

Según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística, la inflación se situó en diciembre en el 5,7%. Esta es la tasa más baja desde los máximos del 10,8% en el mes de julio pasado, pero el índice subyacente está ya 1,3 puntos por encima. Esta situación constituye una anomalía, según los expertos consultados por OKDIARIO, y tiene una trascendencia difícil de exagerar, pues la inflación subyacente refleja las tensiones de fondo de los precios, constituye la llamada inflación estructural y marca un suelo complicado de ser perforado por el indicador general. Esto significa que, a medio plazo, es difícil que veamos reducciones adicionales del índice general de precios, pues se trata de su componente más estable y permanente.

De acuerdo con dichos medios, la inflación subyacente se comporta con retraso en relación con el índice general, y ahora está recogiendo los efectos de las subidas de precios durante la primera parte del año, que se han transmitido a toda la cadena de producción, de manera que las alzas que se han producido en el vestido y el calzado -que han empujado decisivamente el índice general-, así como de otros bienes y servicios tiene que ver con los altos costes de la energía registrados hasta junio, que han repercutido gravemente sobre el transporte de mercancías, el precio de la luz o, por ejemplo, los plásticos necesarios para el envasado.

En estos momentos, la situación en España pinta aparentemente mejor que en Europa, donde la tasa de inflación media es del 9,2%, pero en cambio el índice subyacente es del 5,4%. A pesar de todo, es probable que esta situación sólo sea temporal, y que los precios vuelvan a acelerarse durante el mes de enero, según confirman fuentes de la Comisión de Bruselas. La causa es que las estadísticas sobre el comportamiento de los precios están distorsionadas por las medidas de apoyo adoptadas por los diferentes países para paliar los efectos de la crisis. Alemania, por ejemplo, pagó durante diciembre el coste del gas a todos sus ciudadanos, pero esta medida ya no está en vigor en enero, por lo que es probable que en este país -el más poblado de la UE, y el que pesa más en la elaboración del índice-, en el que la inflación se desaceleró en diciembre desde el 10% al 8,6%, ésta vuelva a crecer.

Aunque, aparentemente, el descenso de la inflación general ha sido recibido por el Gobierno como un alivio y una confirmación de los efectos favorables de sus políticas económicas, la subida de la inflación subyacente no ha sentado bien. Aunque no tiene responsabilidad sobre el conjunto de la estrategia económica, que corresponde a la vicepresidenta Nadia Calviño, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha declarado que el aumento de la inflación subyacente sólo es achacable al incremento de los beneficios de las empresas, «muchas de las cuales se están forrando».

Fuentes de la patronal CEOE consultadas por OKDIARIO niegan la mayor. «No hay noticia de que los márgenes empresariales estén aumentando, y si fuera así no estaríamos en una situación de estancamiento económico como la actual». «Lo que ha ocurrido, lo que demuestra la inflación subyacente, es que los costes se dispararon durante la primera mitad de 2022, que estos se han ido trasladando a los precios, aunque no del todo -porque no se ha producido una subida de los beneficios empresariales-, y esto es lo que se está reflejando actualmente en la inflación subyacente».

Los mismos medios aseguran que esta situación invita a ser muy prudente y  cauto sobre las políticas económicas de los próximos meses, evitando por todos los medios adoptar medidas que puedan contribuir a alimentar la espiral inflacionista como se ha hecho durante los pasados meses. «Nosotros hemos demostrado nuestra responsabilidad y hemos impedido que se produzca un encadenamiento de subidas de precios y de salarios que habría complicado aún más el escenario», añaden.

 

 

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