Crisis empresarial

Gotham acusa a Grifols de regalar dinero a la familia mientras KPMG sigue sin firmar las cuentas

Gotham, Grifols
Daniel Yu, presidente de Gotham City Research.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El inversor bajista Gotham City acusa directamente a Grifols de «regalar» el dinero de sus accionistas a Scranton, el holding de la familia fundadora, mediante préstamos que no van a ser devueltos. El nuevo ataque de esta firma, sumado a la posible rebaja de rating anunciada por Moody’s, provocó un nuevo desplome del 11,27% de la farmacéutica en Bolsa este miércoles, mientras el auditor, KPMG, sigue sin firmar las cuentas.

En un informe titulado Cómo un pago adelantado se convierte en un préstamo, parte I, Gotham incide en los préstamos cruzados entre Grifols y Scranton y no consignados en las cuentas de la primera presentadas la semana pasada. Estas operaciones alcanzarían 319 o 321 millones de euros (hay diferencias según donde se contabilice) que Grifols denomina «acuerdo de financiación de caja compartida» (cash pooling financing arrangement) en 2023, pero que en 2022 incluía en sus cuentas «con la tortuosa denominación de «otros activos financieros con otras partes relacionadas»» (other financial assets with other related parties), según Gotham.

Dentro de esa financiación, el informe destaca un préstamo de la filial alemana Haema a Scranton por importe de 44,91 millones. Haema fue comprada por Grifols y se la revendió a Scranton en 2018, pese a lo cual Grifols la sigue consolidando al 100% (y Scranton también) porque tiene una opción de recompra y controla la gestión. Esta doble consolidación fue una de las principales críticas del primer informe de Gotham del 9 de enero.

En primer lugar, Gotham constata que Haema no tiene caja suficiente para prestar esa cantidad al holding familiar, ya que tiene un beneficio anual de unos 6 millones. Por tanto, deduce que ese dinero procede realmente de la caja de Grifols. Haema lo contabiliza en sus cuentas como «pagos adelantados» de Grifols, y Scranton consigna esa misma cantidad como «préstamo», «lo que cierra el círculo». Es decir, Gotham considera que Grifols dio ese dinero a Haema para que esta filial, a su vez, se lo prestase a Scranton.

Aparte de la opacidad de la operación, hay una cuestión de intereses de los préstamos: Scranton paga a Haema un tipo de interés que «parece de mercado» (2,12 millones), pero Haema apenas paga nada a Grifols. «Eso significa que los accionistas de Grifols no ven nada de estos ingresos por intereses ni en términos contables ni económicos. Los accionistas de Grifols están prestando fondos a una empresa propiedad de Scranton y recibiendo menos intereses de los que esa empresa demanda a la propia Scranton». «Los accionistas de Grifols están siendo engañados», sentencia.

Pero todavía hay más. Grifols ha contado al analista Kepler que pretende compensar ese crédito periódicamente con los «dividendos declarados» que pague Haema en el futuro. «En nuestra opinión, esto indica que Grifols ha enviado fondos a Scranton sin la intención de que devuelva el dinero en cash. Según nuestra interpretación, parece que la intención es que los préstamos de dinero real hechos por los accionistas de Grifols  se amorticen a cambio de «dividendos declarados», que se consideran capital en términos contables», según Gotham.

«Si estamos en lo cierto, ¡esto es amortizar préstamos de cash a cambio de no cash! ¿Es esto dinero por nada?», concluye. Es decir, Grifols estaría regalando el dinero de sus accionistas al vehículo de la familia, Scranton, puesto que no tiene intención de que se lo devuelva.

Cabe recordar a este respecto que la semana pasada, la otra filial que Grifols revendió a Scranton, la estadounidense BPC Plasma, pagó un dividendo de 266,4 millones de euros en 2023 a Scranton, no a Grifols.

KPMG aún no ha firmado

Por otro lado, KPMG sigue sin firmar la auditoría de las cuentas de Grifols de 2023 y el plazo para ello termina este viernes. Un portavoz de la firma no hizo comentarios sobre si se va a presentar antes de la fecha. Si no lo hace, el descrédito de la compañía catalana será total y la cotización se derrumbará todavía más, según fuentes del mercado.

Por si tuviera pocos frentes abiertos, la CNMV advirtió ayer de que su informe sobre la contabilidad de Grifols, muy esperado por analistas e inversores, todavía tardará semanas en ver la luz. Dicho informe podría exigir una ampliación de capital para deshacer las opacas relaciones entre Grifols y Scranton, y hay algunos grupos extranjeros interesados en entrar en el accionariado, como adelantó OKDIARIO. Una operación así supondría grandes pérdidas para los accionistas actuales.

Finalmente, Moody’s anunció el martes que ponía en revisión para una posible rebaja el rating de Grifols debido a la menor generación de caja para hacer frente a sus deudas, al citado retraso en publicar sus cuentas auditadas y a «la complejidad organizativa», es decir, de nuevo las relaciones con Scranton.

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