Eroski acepta vender activos pero pone a Caprabo como línea roja para evitar la quiebra
Caprabo es la línea roja que ha planteado Eroski a la hora de afrontar la venta de activos que le exige la banca para su refinanciación de deuda
Los supermercados catalanes fueron adquiridos por la cooperativa en 2008 con una valoración de 1.500 millones de euros
Caprabo es la línea roja que ha planteado Eroski a la hora de afrontar la venta de activos que le exige la banca para su refinanciación de deuda. La cooperativa presidida por Agustín Markaide se ha abierto por primera vez en las últimas semanas a vender activos para conseguir ingresos extraordinarios con los que amortizar esa deuda de 1.600 millones que aún atenaza a un grupo que tiene unos 240 millones de ebitda, más de 6 veces menos.
Los supermercados catalanes -que la cooperativa adquirió en 2008 con una valoración próxima a los 1.500 millones de euros- tienen actualmente 330 tiendas en Cataluña y Navarra, y han conseguido en 2017 volver a los beneficios con unos nimios 11 millones de euros. Según fuentes bancarias, los gestos que pedía la banca para que Eroski demostrara que está por la labor de llegar al acuerdo de refinanciación se han empezado a dar, y Eroski ha cambiado en las últimas semanas su postura.
Así, de pretender devolver los 1.600 millones de deuda tan sólo mediante la generación interna de recursos (algo imposible según los bancos, porque no se generan ingresos suficientes para ello), ha aceptado vender paquetes de activos, no sólo activos sueltos -como la reciente venta del centro comercial El Mirador, en Jinámar (Gran Canaria), por 45 millones cuando su valoración llegaba hasta los 100 millones- sino también paquetes por zonas que pueden tener mejor acomodo en la venta.
La depreciación de Caprabo no ha sido suficiente en estos años y la venta a los precios actuales generaría en Eroski una pérdida contable
Sin embargo, Caprabo es la línea roja. El equipo negociador de la cooperativa presidida por Agustín Markaide se planta con esta cadena. Y se mantienen inflexibles: «Caprabo no se venderá».
Precisamente una valoración desmesurada que los vascos realizaron de Caprabo hace 10 años es uno de los motivos por los que no se quiere vender ahora la sociedad, para no tener que anotarse unas gigantescas pérdidas contables respecto al valor en libros.
«Si tú tienes un patrimonio que compraste a 1.500 y no has conseguido depreciarlo tanto para venderlo a 500 tienes un problema de patrimonio neto de la sociedad, básicamente que la puedes poner en quiebra porque el patrimino neto es negativo», comenta a este diario un consultor del sector ‘retail’ de reconocido prestigio.
Este periódico se ha puesto en contacto con fuentes oficiales de Eroski, que han manifestado que la compañía no tiene sobre la mesa la venta de paquetes de activos más allá de las ventas localizadas que han realizado hasta ahora.
Urgencia de otros agentes
Fuentes financieras aseguran que se ha producido un avance con la confirmación de Eroski de que puede vender activos. En su cartera hay algunos que todavía pueden encontrar buen precio en el mercado como Vegalsa (Galicia) o los centros de Baleares, que están a precio de su adquisición en libros.
Desde fuentes bancarias se asegura que el ‘pool’ bancario no tiene especial urgencia en cerrar el acuerdo, pero que sí hay otros agentes (como sociedades que financian operaciones con proveedores) que ya han mostrado su inquietud ante la inseguridad que genera que la refinanciación no se cierre. «Si la compañía no avanza en el proceso de refinanciación y se crean más dudas, puede llegar un momento en que los que aseguran no aseguren las compras de los proveedores», aseguran fuentes próximas a la negociación a este periódico.
A finales de octubre, tras la presentación de resultados semestrales, KPMG publicó un párrafo de énfasis en las cuentas de los vascos donde explicaba que la supervivencia de la compañía estaba en juego por su enorme deuda bancaria. Sin embargo, expertos del sector consideran que Eroski sobrevivirá sin duda a este envite, aunque lo hará como un agente retail casi regional y centrado en el norte de España.