Empresarios derivan material sanitario a otros países por su retención en la aduana por el Gobierno


«Hay mascarillas y otro tipo de material sanitario a disposición de España. Pero ninguno de nuestros clientes se atreve a comprarlos porque el Gobierno las requisa en la Aduana y se pierde el material y el dinero, que no es poco». Este es el sentir general entre los empresarios españoles que se dedican a comprar en el extranjero material sanitario para sus clientes españoles, ya sean comunidades autónomas, hospitales o laboratorios farmacéuticos.
Esta es la situación que refleja un empresario este miércoles, cuando el Gobierno ha anunciado hace días que era falso que estuviera requisando material sanitario en la Aduana y cuando ha anunciado una compra masiva de material sanitario a China por valor de 430 millones de euros.
«Estoy hablando de comunidades autónomas, laboratorios, farmacias que se ponen en contacto nosotros para comprar material a empresas extranjeras con las que solemos trabajar y, cuando lo hemos traído, se ha requisado y se ha perdido. Ahora ya no se quieren arriesgar», explica.
«¿Qué estamos haciendo? Pues ante lo que está pasando en España -y en Italia es similar- lo que estamos haciendo es ‘cuadrar’ operaciones y comprar y vender este material para otros países que no están requisando el material. Yo estoy cerrando operaciones de material sanitario para Portugal, para Sudamérica e incluso para Estados Unidos», señala este empresario que prefiere mantener el anonimato.
Díaz Ayuso
Este miércoles, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha denunciado de nuevo que ha recibido «cero» material sanitario del Gobierno central.
«Hay material en proveedores internacionales que no entendemos que no se pueda comprar, habiendo necesidad en España. Es cierto que el precio ha subido, pero es la ley de oferta y demanda. Una mascarilla de un solo uso ha pasado de 7 ó 10 céntimos a costar ahora 25 ó 35 céntimos, 45 céntimos con el transporte», explica. «Un millón de mascarillas puede costar medio millón de euros. Son cantidades importantes que nadie se atreve a pagar si luego se lo van a requisar en la aduana», señala.