El desastre económico de las Olimpiadas de Río: deuda, inflación y quiebras empresariales
Organizar unos Juegos Olímpicos no es rentable y los que se celebran ahora en Río de Janeiro no van a ser una excepción. A pesar de que en el imaginario popular está instaurado el mito de que este tipo de eventos impulsan la actividad económica, la realidad es bien distinta. Una vez que desaparezca el efecto del empleo a corto plazo y el impulso de la obra pública, Brasil se enfrentará a un mayor endeudamiento, un incremento de la presión inflacionista y a un proceso de quiebras e insolvencias empresariales.
Así lo asegura un informe elaborado por la compañía de seguros de crédito Solunion en base a las previsiones de su accionista Euler Hermes. Su análisis indica que los crecientes proyectos de inversión pública (12.000 millones de dólares desde 2009) y el los ingresos por turismo (estimados en 400 millones de dólares) ligados a las Olimpiadas sólo aportarán un 0,05% al Producto Interior Bruto (PIB) brasileño, que caerá un 3,6% en el conjunto de 2016.
«Aunque estos incrementos en empleo y turismo parecen buenos a simple vista, son totalmente insuficientes para compensar la grave crisis económica que ha plagado Brasil desde antes de las Olimpiadas. Algunos temas como la inflación, podrían incluso verse significativamente ampliados por los Juegos», indica Daniela Ordóñez, Economista experta en Latinoamérica de Euler Hermes. La firma calcula que los Juegos y la Copa del Mundo de Fútbol, que también ha organizado Brasil, han elevado los precios un punto porcentual, situando la inflación en el 8,6%.
El informe también indica que se va a producir una oleada de quiebras. Durante la fase de inversión se produjo un aumento del número de nuevas compañías, especialmente de micro y pequeñas empresas, provocando una concentración de nuevos negocios en relativamente pocos sectores, que generará un «efecto de exclusión» entre recién llegados y compañías débiles ya existentes, incapaces de beneficiarse de los Juegos.
Además, muchos de los nuevos negocios tendrán una vida corta y se espera que cierren apenas terminadas de las Olimpiadas. Euler Hermes estima que los Juegos harán crecer las insolvencias en Río de Janeiro un 5% en 2016, cifra que se elevará al 12% en las pequeñas empresas.
El sector público también sufrirá en términos de riesgo soberano, ya que las Olimpiadas aumentarán la deuda pública del país en cuatro décimas respecto al PIB. Aunque esta cantidad es fácil de gestionar a nivel estatal, el estado de Rio de Janeiro se enfrenta a un importante estrangulamiento financiero, al haber disparado su gasto público destinado a los Juegos Olímpicos en un momento en el que es incapaz de prestar servicios básicos, ha retrasado el pago de las pensiones y los salarios de los funcionarios y ha incumplido el pago de intereses a la Agencia francesa de Desarrollo, que venció el pasado mes de mayo.
La ciudad de Río de Janeiro ya ha declarado el estado de emergencia financiera y ha solicitado el rescate por parte del gobierno federal para terminar las infraestructuras pendientes y hacer frente al coste de la seguridad ligado a las Olimpiadas.
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