El euro seguirá bajo presión por la crisis energética más allá de las subidas de tipos de la Fed y el BCE
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) tomó la decisión de subir los tipos de interés en 75 puntos básicos, hasta el rango del 2,25%-2,5%. La subida amplía aún más la diferencia entre el precio del dólar y el euro, pues la política monetaria de la Fed cuenta con ventaja respecto a la del Banco Central Europeo (BCE) en lo que a proteger a su divisa se refiere.
El organismo presidido por Jerome Powell tomó la delantera al banco central comandado por Chrsitine Lagarde al anunciar la primera subida de tipos de este año en marzo. Desde entonces, son cuatro subidas en el precio del dinero en Estados Unidos, frente a una en la zona del euro. Además, el curso ya arrancó con una diferencia de 75 puntos básicos, puesto que la facilidad de depósito en los países del euro estaba en el -0,5%.
La brecha entre ambas divisas alcanzará los 260 puntos básicos tras las reuniones de septiembre, según las estimaciones del mercado. Desde ese momento, los expertos consideran que se irá reduciendo pues la Fed bajará el ritmo de subidas para, incluso, comenzar a recortar los tipos entre finales del primer trimestre e inicios del segundo en 2023. Por su parte, el BCE continuará con la normalización monetaria el año que viene.
La tesitura, entienden los analistas, favorecerá al euro, el cual acumula una caída de más del 10% en lo que va de año frente al dólar hasta tocar la paridad este mes por primera vez en 22 años. En cambio, el consenso cree que la crisis energética por la que atraviesa Europa, y que empeora por momentos, tiene más peso en el par euro/dólar que las decisiones que tomen la Fed y el BCE.
Rusia ha vuelto a reducir el envío de gas a través del gasoducto Nord Stream 1, lo que apremia a la Unión Europea a comprar energía de otros países como Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos o Azerbaiyán. De este modo, de forma directa, el dólar se fortalece al pagarse la gran parte de la energía en divisa estadounidense. Lo mismo ocurre con las materias primas dado que Europa es importadora neta de ellas. Al cóctel se le añade la inflación en máximos históricos, en el 8,6%. Desde Mutuactivos señalan que por cada 10% de depreciación del euro frente al dólar, se agregan 0,2 puntos porcentuales adicionales a la inflación de la eurozona en 2023.
“Europa se enfrenta a una crisis energética estructural por la fragilidad del suministro de gas. Tendrá un impacto estructural en el crecimiento y aumentará sustancialmente la divergencia entre el PIB de EEUU y la zona euro. De ahí la enorme incidencia en la ratio euro/dólar”, exponen desde la gestora de Mutua Madrileña, sin olvidar que EEUU puede ser autosuficiente en materia energética.
A cada noticia de interrupción de suministro de gas le sigue un incremento de los índices del gas hasta los máximos del inicio de la invasión a Ucrania, por lo que se fuerza a los precios de la electricidad también a máximos y el euro cae acercándose a la paridad. Bruselas instó a los Estados miembros a llegar al invierno con unas reservas de gas del 80%, pero las proyecciones muestran que el cumplimiento del objetivo está descartado.
Las estimaciones de consultoras especializadas como Wood Mackenzei o Rystad Energy señalaban que, si los gasoductos continuaban al 40% de capacidad, algo que ya no sucede con el Nord Stream 1, o si se detienen por completo, solo se podrá rellenar el almacenamiento hasta el 60%-69% de capacidad.
Los expertos de Nomura entienden que son “buenas razones” para ver al euro en 0,95 dólares el mes que viene, también ven el mismo precio en Deutsche Bank, si Rusia vuelve a cerrar el flujo. La caída puede extenderse hasta 0,90 unidades de dólar en invierno por la falta de reservas.