Diferencias sobre el crecimiento y la inflación

La Comisión Europea ve algo de luz en la economía española mientras el BCE insiste en los graves riesgos

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Discrepancias sobre la economía española. Las instituciones europeas no contemplan de la misma manera la evolución de la coyuntura en nuestro país. Mientras la Comisión Europea ve algo de luz de cara al futuro y ha modificado ligeramente al alza su previsión de crecimiento  del PIB así como recortado la de la inflación para 2023, el discurso del Banco Central Europeo es notablemente más duro -para el conjunto de los estados pero singularmente España-, e insiste en los riesgos que afronta y que ya se están percibiendo desde hace meses con una intensa desaceleración del crecimiento y una inflación subyacente -que descuenta los precios de la energía y de los alimentos no elaborados- que marca el récord de la Unión Europea, alcanzando un nivel del 7,5% y estableciendo una fuerte resistencia a la baja del índice general.

El Ejecutivo de Bruselas calcula que la economía española crecerá un 1,4% durante el presente ejercicio, cuatro décimas por encima del 1% que auguraba el pronóstico de otoño, mientras que la previsión de crecimiento repunta hasta el 2% para 2024. En comparación con las estimaciones anteriores, el crecimiento para 2022 fue superior en 1 punto porcentual, situándose en el 5,5%, lo que la Comisión achaca a un primer semestre más fuerte de lo previsto, así como a la desaceleración menos pronunciada del último trimestre del año pasado.

Asimismo, reduce la previsión de la inflación española hasta el 4,4% para el presente ejercicio, cuatro décimas por debajo del descenso que Bruselas auguraban en noviembre para 2023, mientras que la cifra mantiene una previsión de reducción del 2,3% para 2024. Este dato se sitúa, además, por debajo del pronóstico comunitario de inflación, que se prevé que descienda hasta el 6,4% en toda la Unión Europea para 2023 -frente a la anterior previsión del 7%- y hasta el 2,8% en 2024, también dos décimas por debajo de las previsiones de noviembre.

El Banco Central Europeo no realiza previsiones económicas, se basa en las de la propia Comisión Europea, pero su percepción sobre la evolución tanto del crecimiento como de la inflación en la Eurozona son sensiblemente más negativas en relación con el mandato que le corresponde de acuerdo con el Tratado de la UE y que no es otro que tratar de reconducir los precios hasta una senda de aumento del 2% como máximo. En opinión de la institución que preside Christine Lagarde, la inflación sigue muy alta «se mire por donde se mire» y los tipos de interés deben continuar subiendo hasta que se compruebe fehacientemente que están siendo efectivos para su control. De momento, el precio del dinero está situado en el 3%, después de la subida de medio punto aprobada en la última reunión del consejo de gobierno celebrada a primeros de febrero, ya está anunciado otro incremento de medio punto en el próximo cónclave de marzo y el ala dura del BCE presiona para que el endurecimiento monetario prosiga hasta mediados de año para cortar de raíz la amenaza inflacionista.

El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE)Luis de Guindos, ha destacado esta mañana en una entrevista en ONDA CERO  que la economía española registrará este año una desaceleración del crecimiento y del empleo que ya comenzó a notarse desde el pasado verano. «2023 será un año complejo para el conjunto de la eurozona», ha resumido el vicepresidente del BCE, aunque ha destacado que en los dos últimos meses se ha modificado la percepción de la evolución de la economía: «somos algo más positivos». En cuanto a la inflación, Guindos ha señalado que la reducción registrada en los últimos meses se ha producido desde niveles muy elevados, por lo que la referencia sigue claramente por encima del objetivo del banco central. De este modo, ha insistido en que el Consejo de Gobierno del BCE irá «partido a partido» en sus decisiones, que adoptará en función de los datos. «La inflación es el principal problema económico de la zona euro en los últimos meses y si queremos una recuperación sana es importantísimo que se reduzca», ha sentenciado.

La Comisión Europea es un organismo político, y se encarga entre otras cosas de vigilar la política fiscal de los países miembros, en tanto que el BCE es una institución técnica cuyo cometido es desplegar la política monetaria más conveniente para controla la inflación. Las últimas y reiteradas manifestaciones de numerosos responsables del BCE, entre ellos también su vicepresidente Guindos, es que sería muy contraproducente que se produjera un choque entre las estrategias de los gobiernos y la de la autoridad monetaria. Esta inquietud está directamente relacionada con la tentación de los ejecutivos nacionales de aumentar el gasto público, aprobar subvenciones y ayudas de manera indiscriminada -y no a los colectivos más vulnerables- y utilizar de manera inapropiada los fondos europeos inyectados para paliar la pandemia.

«Esta clase de contradicción nos obligaría a subir más intensamente, y de manera más prolongada los tipos de interés», ha asegurado esta mañana en la entrevista el señor de Guindos. Aunque los ejecutivos del banco central se abstienen de criticar las políticas de los estados miembros, no es un secreto que en la institución con sede en Fráncfort no han sentado bien algunas decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez como la de elevar las pensiones un 8,5% para todos los jubilados, aumentar desproporcionadamente el salario de los funcionarios, indiciar las ayudas públicas según la inflación o, últimamente, incrementar el salario mínimo un 8% -una decisión que será aprobada mañana en el Consejo de Ministros-.  «Todas estas iniciativas van en sentido contrario a la política monetaria del BCE y dificultan de manera extraordinaria el control de la inflación», aseguran a OKDIARIO las fuentes consultadas.

 

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